LA SEGUNDA FUNDACIÓN
Los Fir Bolg desesperaron, y dejaron la tierra en barbecho. Se deslizaron hasta lugares escondidos en las colinas, los pantanos y las grutas salvajes. Una gran tristeza cayó sobre Goria, y la luz del sol se apagó, y las fuerzas de la noche caminaron durante el día, haciendo las sombras aún mas grandes. Ya que Anu los había maldecido y repudiado, los Fir Bolg se volvieron hacia Cernunnos y su nueva concubina para guiarlos. Durante mucho tiempo, Cernunnos no sabía qué les pasaba a él y a su gente. Trató de hablar nuevamente con Crom Cruich, pero no pudo hallarlo. Los Fir Bolg comenzaron a cambiar. Se marchitaron y deterioraron de muchas formas, cada una acorde al espíritu del condenado.
La demencia de Ceridwenn se tornó sutil y extraña, y era capaz de viajar espiritualmente sin ayuda del Trigo Negro. Los viles espíritus de Anwyn eran atraídos por ella como polillas por un faro, y ella encontró un siniestro placer en sus atenciones, por lo que fue conocida como la Madre de las Abominaciones. Fue en sus visiones cuando halló de nuevo Anwyn, y en Anwyn encontró de nuevo a Crom Cruich. Crom habló a Ceridwenn, contándola cómo podía llevarlo de nuevo a Goria, para salvar a los Fir Bolg de la maldición de Anu. Gracias a su astuta lengua, Crom logró que Cernunnos guiase los Fir Bolg a la Llanura de Anu. Este era un lugar sagrado, por donde Anu caminó por primera vez por Goria., y su ganado había pastado allí. En el centro de la Llanura de Anu había un gran monte. EN los buenos tiempos, los sacerdotes hacían allí sus ofrendas ceremoniales, y habían erigido doce ídolos de piedra. Cernunnos levantó un ídolo de oro al Dios Gusano en el monte, e invocó su nombre.
Nada sucedió, así que Cernunnos mandó a una partida de caza traer una de las bestias que pastaban en la llanura. Cortó a la mitad el corazón del ternero, e invocó el nombre de Crom Cruich por segunda vez. Relámpagos púrpura surcaron el cielo, y un terrible trueno lanzó a los Fir Bolg al suelo. Mientras rodaban por el monte, los negros pilares de un portal al infierno surgieron del suelo. Los pilares estaban inscritos con brillantes runas ogham de perdición, y ríos de sangre brotaron del portal y empaparon a los Fir Bolg. Crom surgió del portal, y los Fir Bolg le juraron que le trerían más sangre si los ayudaba a tomar la Tierra Eterna. La Llanura de Anu fue renombrada como Mag Sletch, la Llanura de la Adoración en la lengua de los Fir Bolg.
Crom enseñó a los Fir Bolg los secretos de los portales, y aprendió los rituales apropiados para invocar fuerzas de Anwyn. Cernunnos trató de crear una cadena de portales desde Anwyn a través de Goria, hasta la Tierra Eterna, para poder batallar contra Anu. Los hechizos de Anu socavaron el poder del ritual, y este fracasó. Los poderes de Anwyn que Cernunnos había llamado colocaron un vínculo en él, de modo que no podría intentar el ritual durante mil años. El fallo tuvo otro efecto. Las criaturas que vivían en el corazón de Goria eran serpientes durmientes que mantenían el mundo unido. La alteración en los mundos que había provocado el el Gran Ritual de Unificación de Cernunnos despertó a las serpientes, que se filtraron a través de la tierra, emergiendo en los montes sagrados de todo Goria. Llegaron como relámpagos azules que brotaban del suelo, como fragmentos de hielo, como pilares vivientes de obsidiana. Fueron llamados los Aes Sidhe, la gente de los montes. Tras su despertar, los Sidhe asumieron formas que eran más apropiadas para el mundo de la superficie. Los más poderosos tomaron cuerpos que se asemejaban a los de los antiguos Fir Bolg, creados a imagen de Anu. Otros tomaron formas serpentinas similares a las que tenían cuando dormían bajo tierra, y se convirtieron en los sirvientes de los otros Sidhe.
Los Sidhe eran guerreros sombríos y orgullosos, y desearon la tierra en la que habían despertado. Al no querer compartir el destino de los Fir Bolg y aislarse de estos, los Fir Bolg vieron en los Sidhe una nueva fuente de poder para sus sangrientos ritos. Los Fir Bolg trajeron de nuevo con ellos terribles poderes de Anwyn, y construyeron en Goria malvadas efigies. Cientos de Sidhe capturados fueron quemados vivos para alimentar con sus almas a Crom Cruich. A pesar de su inmortalidad, los despertados estaban hechos de carne, sangre y huesos. La guerra estalló y se propagó por todo Goria, y Anu brindó su apoyo a los Sidhe. Pero los Sidhe eran salvajes y desconfiados, y no desearon una alianza, pues no adoraban a ningún dios, así que Anu retiró su apoyo. Incluso sin la Diosa de su lado, el pueblo de los montes era potente y terrible, y finalmente su acero y su magia elemental expulsaron a los Fir Bolg de Goria. Los Fir Bolg renunciaron a la tierra y regresaron a Anwyn, donde los Aes Sidhe no podían perseguirlos.
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