VISIÓN COMÚN
"He oído historias de su belleza cautivadora. ¿Qué marinero no lo ha hecho? Danzan entre los vientos que surgen de extrañas islas que no aparecen en los mapas, sus bellas voces hacen que los marineros honestos dejen a sus camaradas y naden para reunirse con ellas. Se unen a ellas, desde luego, cuando se ahogan o se hacen pedazos contra las afiladas rocas que les aguardan. De cualquier modo, son carne para las arpías. Compañero, cuando escuches extraños sonidos en el mar, llena tus oídos con algodón o cera y no atiendas a la canción de las arpías, porque no hay nada en ella excepto la muerte."
EDGAR, PRIMER OFICIAL
"Existe una antigua canción del amanecer del mundo que todavía se canta entre los míos: se llama Lay de Nashara, la Señora de las Alas. Como la mayoría de nuestras canciones más antiguas, es triste aunque bella. Nashara fue una sacerdotisa que cuidaba de un templo al lado del mar, donde alimentó a los grandes pájaros marinos que su señor amaba. Aunque vagó por el océano en más de un viaje, y a veces se iba para no regresar en años, siempre le fue fiel. Después de largos años de esperar su vuelta, cuando su barco finalmente regresó a puerto, fue corriendo a reunirse con su amor. Pero en sus viajes había encontrado a otra, y desdeñó a Nashara. Ella escondió su dolor, regresó a su templo y comenzó a instruir a los pájaros según su voluntad. Con sutiles encantamientos, los unió a ella, y ella a ellos, mezclando su sangre con la de las aves. Cuando estuvo lista hizo venir a su señor con bonitas palabras, diciendo que no le deseaba ningún mal, y que le daría nuevas muestras de su afecto. Sin comprender el peligro en el que estaba, fue hasta el templo. Allí, al borde del mar, fue hecho pedazos por las aves. Pero viendo a su señor, a quien aún amaba, asesinado delante de ella por su propia voluntad, Nashara se volvió loca por la culpa. Gritando y sollozando como los pájaros que había encadenado a su voluntad, se lanzó al océano. Las arpías son las descendientes de la Señora de las Alas, y comparten los sentimientos de su ancestro hacia los marineros."
THENUROUS, JUGLAR ELFO
EL OJO DEL SABIO
"Son bestias, nada más y nada menos. La aparente similitud con las doncellas elfas es un bulo cruel, perpetuado sin duda por uno de los retorcidos Dioses del Caos, o quizás el Señor del Asesinato. Las arpías no tienen la capacidad de razonar ni la habilidad de iniciar cualquier tipo de táctica de batalla. Simplemente descienden sobre sus presas y las hacen pedazos. Su ocasional recolección de tesoros de los cuerpos de sus víctimas son como la fascinación de una urraca por los objetos brillantes. Siguen a los barcos de los Oscuros porque saben que las capturas serán buenas; no es algo distinto a las grandes gaviotas que siguen a los barcos de Marienburgo. Que no te confunda su apariencia; mátalas mientras puedas, ya que tienen una naturaleza voraz que hará que acosen un barco durante días. "
WOLFGANG ALDHELMSON, CAZADOR DE BRUJAS
Las otras historias de arpías tienen una naturaleza por completo distinta. Hay marineros que juran que las arpías pueden cantar con bellas voces, acabando con la idea de que no son más que bestias. Sus canciones pueden, en teoría, volver loco a un hombre por el deseo, lo bastante como para arriesgar su vida para llegar hasta ellas. Los elfos de Ulthuan no hablan de las arpías, a veces rechazan con cuidado mencionarlas siquiera, aunque esto podría ser debido al número de nobles guerreros elfos que fueron hechos pedazos por las bestias. Otros elfos no son siempre tan reticentes.
"Son hermosas, ¿verdad? Sospecho que, de hecho, son las hijas favoritas de Khaine. Respecto a mí, no puedo hablar de su conexión con los cultos de brujas, pero puedo decirte con seguridad que no son meras bestias. Una vez pude ver una bandada de arpías atormentar a un marinero durante varias horas, saboreando su terror y dolor antes de por fin hacerlo pedazos en una orgía de sangre. Una bestia no puede retrasar sus placeres de tal forma."
LAKROTH MAHL, CORSARIO DRUCHII
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