miércoles, 29 de febrero de 2012

Ratchitt, Ingeniero-Brujo del clan Skryre

Hoy traigo otro personaje especial, esta vez de los skaven. Se trata de Ratchitt, Ingeniero-Brujo del clan Skryre. Quienes habéis leído la novela "La Isla de Sangre" (que podéis leer entera traducida al español en este mismo blog: la tenéis en 21 partes en la sección "Relatos y Trasfondo"). Mi amigo y general skaven U.R.R.Esti ha escrito su trasfondo y ha diseñado su perfil y reglas especiales. Aquí os lo dejo. ¿Qué os parece?




Hacía largo tiempo que los señores de la guerra de Plagaskaven se habían percatado del notable vacío dejado por los integrantes del recientemente dividido Clan Klaw, uno de los más numerosos clanes. Las normas del Consejo de los Trece obligaban a los señores regentes a esperar trece días y trece noches a que los líderes de los grandes clanes se pronunciasen sobre el futuro dueño de sus intraestructuras, derechos y recursos. Esta norma se impuso, en teoría, para dar tiempo suficiente a los legítimos dueños de reclamar lo que les pertenece y así evitar guerras internas que no beneficiasen a nadie. Sin embargo, se rumorea que en realidad se debe a que los miembros del Consejo de los Trece precisan de todo ese tiempo para desacreditar a los dirigentes de los demás clanes y exponer los motivos por las cuales se creen merecedores de heredar las posesiones, derechos y recursos del desaparecido clan. Por supuesto, en el caso de que sea un único skaven el que desaparece de sus dominios, esa decisión es tomada mucho antes y sin tanta burocrácia.

La intensa disputa que los ingenieros brujos del clan Skryre mantenían sobre cual de ellos sería el próximo ocupante de los deshabitados talleres cercanos a las madrigueras del clan Klaw finalizó de forma sangrienta en el momento en el que Ratchitt hizo sonar varias veces la pistola bruja de reserva que había dejado guardada en el pasadizo secreto que conducía a su laboratorio. Ratchitt comenzó a reunir los instrumentales quirurgicos tan rápido como pudo, mientras comenzaba a sentir cada vez más intensamente las emanaciones del fragmento de la bala de disformidad en la sanguinolenta cuenca de su ojo convertido en papilla. Mientras apilaba los arcaicos instrumentos de corte y sutura sobre la polvorienta mesa de operaciones, tropezó con el pequeño armario en el que guardaba el arsenal de destrucción que había estado fabricando de forma paralela en interés del clan Skryre a la Cámara de Escape de Difusión de Disformidad Discontinua.

Cuando el parcialmente robótico Ratchitt salió de la sala de operaciones, se dirigió al exterior de su guarida para poder contemplar Plagaskaven con la detallada visión que le proporcionaba su nueva optometría bruja. Rápidamente apareció ante el un grupo de alimañas albinas que no pudieron contenener en sus rostros la impresión y el respeto que imponía el arma que sostenía y que llevaba conectada a un generador de energía que la hacía relucir con un verdor enfermizo. Le hicieron dirigirse al Consejo de los Trece a que diese explicaciones sobre la desaparición del clan Klaw. Pero esa es otra historia, y será contada en otra ocasión...




M
HA
HP
F
R
H
I
A
L
Ratchitt
5
3
3+1
3+1
3
2
4
1+1
6

Coste: 165 puntos

Tipo de unidad: infantería

Armas: Arma de ingeniero (+1F, +1A, ver libro de ejército skaven) y Pistola Bruja Mejorada (ver más abajo)

Armadura: Armadura chirriante (ver más abajo)

Equipo: Optometría bruja (+1 HP e ignora penalizadores por cobertura al disparar, ver libro de ejército skaven)

Magia: El maltrecho ingeniero brujo había conseguido sobrevivir a la caída del angosto cuello de la Isla de Sangre de puro favor de la Gran Cornuda. Mientras observaba con su ojo sano el mar y las rocas aproximándose, su excitación le hizo recorrer en segundos cada rincón de su mente en búsca de una salvación, repasando velozmente todos los conocimientos que tenía sobre la magia que le habían permitido construir la Cámara de Escape de Difusión de Disformidad Discontinua. Sin poder explicarse del todo cómo lo logró, en el momento de mayor tensión se convirtió en un estallido de humo y apareció jadeando junto a las barcazas de transporte que el clan Klaw utilizó para su incursión en la Isla de Sangre. Ratchitt es un hechicero de nivel 1 que conoce el Salto Fugaz.

Reglas especiales: ¡Por patas!, La fuerza del número, Coraje mezquino

Ingeniero consumado: El talento que demostró tener Ratchitt para crear máquinas de guerra para el clan Skryre solo ha sido superado por su capacidad de dirigir a los desdichados esclavos encargados de manejarlas. Todas las máquinas de guerra del Clan Skryre a 6UM o menos de Ratchitt pueden repetir el resultado de su respectiva tabla de problemas.



Objetos Mágicos:

Armadura Chirriante: La armadura mecánica de Ratchitt es impulsada por el generador de energía de disformidad de su espalda. Una ruleta reguladora alojada en su costado permite que una serie de complejos engranajes comiencen a girar de forma chirriante, permitiendo que la energía de la piedra de disformidad se canalice por el metal, dándole a ésta un aura mágica que le permite canalizar sus capacidades mágicas de forma normal. Armadura mágica. La Armadura Chirriante es una armadura pesada que le proporciona a Ratchitt una salvación especial de 5+, y no interfiere con su capacidad para lanzar hechizos.

Pistola Bruja Mejorada: La pistola bruja de Ratchitt está equipada con un catalejo de lentes de piedra de disformidad que le permite apuntar mejor a las zonas más vulnerables de sus enemigos. Arma mágica. La pistola Bruja Mejorada está sujeta a las reglas de pistolas, con la diferencia de que tiene un alcance de 12UM. Utiliza Munición Inestable, y tiene las reglas especiales Poder de Penetración, Francotirador y Heridas múltiples (1D3).

martes, 28 de febrero de 2012

Nombrad a los muertos (relato clásico, y 6)

(Ir a la parte anterior)

Hubo una pausa momentánea en la batalla. Desde su posición en el Trono, Thorgrim contempló toda la línea de batalla. Sabía que la escena de pesadilla que estaba viendo le perseguiría durante el resto de sus días. Los gemidos de los moribundos y los gritos de guerra de los vivos se mezclaban y llenaban la sala subterránea con una cacofonía infernal. Las antinaturales y oscilantes llamaradas de los lanzallamas de disformidad iluminaban la terrible escena. Incontables muertos y moribundos yacían por todas partes. Los heridos yacían amontonados mientras la vida se les escapaba por cada una de sus terribles heridas. A cierta altura sobre las cabezas de los combatientes, los girocópteros zumbaban como insectos gigantes, y el siseo de sus rotores se añadía al estruendo del campo de batalla.

Una enorme y chillona masa de cientos de mugrientos skaven se había estrellado contra la línea enana y amenazaba con hacerla retroceder. A la derecha, los atronadores habían sufrido grandes bajas por causa de los lanzallamas de disformidad. Los enanos armados con arcabuces se habían retirado y habían huido indignamente ante el acoso de las sobrenaturales llamas. Algunos hombres rata habían sobrepasado la posición de los cañones y lanzaban golpes contra los pies de Kragg, mientras éste seguía erguido sobre su yunque. Thorgrim vio como el herrero rúnico liberaba de nuevo los rayos de su yunque y enviaba a sus atacantes skaven, chamuscados y retorciéndose, rodando lejos de su artefacto sagrado.



Los matadores habían atravesado las filas de los hombres rata, dejando un rastro de cadáveres destrozados y ensangrentados tras ellos. Skalli luchaba con fuerza irresistible mientras se abría paso hacia el Vidente Gris. Sus compañeros matadores insultaban y se burlaban de los skaven que se retiraban. En todo el campo de batalla, nada parecía capaz de enfrentarse a la enfermiza ferocidad de los matadores enanos.

La Implacable Hermandad y los monjes de plaga luchaban cuerpo a cuerpo. Era una escena de horror. Ambos bandos luchaban como poseídos, consumidos por un odio insensato. Era difícil saber quién iba ganando. Ninguna de las dos fuerzas quería ceder terreno. Los monjes de plaga desgarraban los cuellos de los guerreros enanos con sus dientes. Incluso mientras morían, los enanos golpeaban una vez más con sus hachas. Alrededor de los pies de Harek podían verse los cadáveres descuartizados de todos los portadores de los incensarios de plaga. Las runas del arma del de Zhufbar les habían matado instantáneamente, antes de que pudieran usar sus mortíferas armas.

Desde detrás de la línea de la Implacable Hermandad surgieron nubes de vapor de un color verde enfermizo. Thorgrim pudo ver a los enanos envenenados trastabillar y caer, vomitando una espuma sanguinolenta por sus bocas y narices. Una anotación más para el Dammaz-Kron.

A la izquierda, los martilladores habían hecho retroceder a los guerreros alimaña. Rabiosos por la pérdida de su líder, los veteranos luchaban como demonios enfurecidos, aplastando las cabezas de los skaven como si fueran huevos con sus poderosos martillos. El asesino que había matado a Guttri había quedado reducido a una pulpa sanguinolenta por los compañeros de Guttri. Thorgrim sabía que la muerte de doscientas de esas alimañas no serían suficientes para compensar una sola gota de la sangre de Guttri. Thorgrim juró que los skaven pagarían. Él se encargaría de ello.

En el flanco izquierdo, los ballesteros habían comenzado a reorganizarse en una formación más profunda, preparándose para el furioso cuerpo a cuerpo.

Thorgrim se dio cuenta de que ya no había razón para retrasarlo más.

-¡Avanzad, hermanos!-gritó. Lenta, inexorablemente, los porteadores del Trono empezaron a avanzar sobre los cadáveres de las ratas ogro hacia el flanco de la unidad de monjes de plaga. El hacha de Grimnir cantaba una canción de muerte y destrucción en sus manos. Nada que se pusiera a su alcance seguía viviendo. Las leprosas formas de los monjes de plaga se desplomaban sin vida con cada uno de sus golpes. Uno de ellos se lanzó directamente contra Thorgrim. El rey enano le agarró por su pegajoso y sucio cuello, deteniendo su salto a medio camino; tras ello, obligó al ahogado monje a arrodillarse ante él antes de cortarle el cuello de un golpe. Sus porteadores seguían abriéndose paso, descargando un torbellino de muerte sobre los monjes del clan Pestilens.

Alentados por la presencia del rey, los guerreros enanos de la Implacable Hermandad avanzaron con renovada ferocidad, degollando hasta al último de los monjes de plaga. No dejaron ni a uno de los infecciosos skaven con vida. Sus apestosos cadáveres caían en montones, contaminando el buen aire alrededor de su horrendo estandarte. Los martilladores acabaron con los restantes guerreros alimaña y empezaron a avanzar contra los skaven supervivientes, que dieron media vuelta y huyeron.

Tan repentinamente como una tormenta de verano, la batalla se había convertido en una desbandada. Viendo a Skalli y a sus chicos abriéndose paso hacia él, el Vidente Gris se desvaneció en un destello de luz y polvo de azufre. Los atronadores se reagrupaban al fin para enfrentarse a los lanzallamas de disformidad. Contemplando el muro de cañones de armas de fuego de los enanos y lo aislados que estaban, los skaven de los lanzallamas se lo pensaron mejor y huyeron por donde habían venido. Los asesinos de los alrededores de los cañones desaparecieron antes de que Thorgrim pudiera dar la orden de darles caza, dispersándose en todas direcciones y desapareciendo entre las sombras como si todos los demonios del Caos les pisasen los talones.

Desde el aire los girocópteros perseguían a los skaven que se retiraban, haciéndoles huir más deprisa; picaban sobre sus aterrorizados enemigos y les rociaban a conciencia con chorros de vapor. De repente, los enanos se habían quedado solos y dueños de un campo de batalla cubierto de cadáveres. Thorgrim contempló el escenario de la carnicería; los cadáveres destrozados y otros restos irreconocibles de la batalla se extendían hasta donde llegaba la vista. Observó el campo y se sintió inundado por una mezcla de orgullo y tristeza. Uno por uno, los capitanes de los regimientos enanos se aproximaron. Uno por uno, se arrodillaron ante el Trono. Entonces, Thorgrim abrió el Dammaz-Kron, el Gran Libro de los Agravios.

-¡Nombrad a los muertos!-ordenó.

lunes, 27 de febrero de 2012

Nombrad a los muertos (relato clásico, 5)

(Ir a la cuarta parte)

Los girocópteros picaron desde las alturas. Un chorro de vapor hirviente diezmó a las dotaciones de los mosquetes jezzail y envió a los superviviente de regreso a las profundidades de las que no debían haber salido. El piloto del segundo girocóptero llevó su aparato alrededor de la línea y sobrevoló el ejército skaven de lado a lado, recorriendo la línea de batalla del flanco derecho al izquierdo. Su bomba rebotó, fallando por poco en alcanzar al Vidente Gris, explotando entre las compactas masas de guerreros rata y causando grandes bajas. El último girocóptero, que había bombardeado el centro de la línea de batalla de los skaven, giró y se lanzó en vuelo rasante hacia la retaguardia del ejército skaven. Con un siseo, una gran nube de vapor llenó el aire. Los gritos de las ratas quemadas por el calor retumbaron en el techo abovedado.

Los hechizos ensuciaron el aire entre los dos ejércitos; el Vidente Gris intentaba frenéticamente recuperar el control sobre sus ratas ogro. Cuando la nube de energía descendió una vez más sobre las criaturas del clan Moulder, la Runa Magistral de Valaya brilló de nuevo, neutralizando las energías malignas. Los rayos del yunque de Kragg atravesaron entonces a la dotación del lanzallamas de disformidad y a otro de los escasos lanzadores de viento envenenado supervivientes. La distancia era ya tan corta entre ambas vanguardias que la barba de Thorgrim se erizó, y parecía como si los pelos de su barba fuesen a ponerse tiesos como los de los matatrolls.



Había llegado el punto crítico de la batalla. Los veloces skaven habían llegado a distancia de carga. El general de los hombres rata aullaba sus órdenes. Los desesperados skaven se lanzaron hacia adelante.

Thorgrim cerró de un golpe el Dammaz-Kron. El momento de recordar el pasado ya había pasado. Ahora era el momento de saldar con sangre viejas deudas. La visión de la gran oleada de ratas de tamaño humano que cargaban hacia él, con las fauces abiertas para morder mientras agitaban sus colas, era de pesadilla. La fuerza de la primera oleada de guerreros skaven se estrelló contra el muro de acero de los enanos y estuvo a punto de romper su línea. Pero no lo consiguió. Los enanos se mantuvieron firmes como rocas contra las que había chocado una marea de muerte de pelaje negro.

Un vil y terrible olor llenó el aire. Thorgrim gritó a sus tropas que contuvieran la respiración. Se trataba del terrible viento envenenado por el que sus lanzadores eran justamente temidos y odiados. Hubo un destello de fuego en el flanco derecho. Al principio Thorgrim pensó que el cañón lanzallamas había explotado, pero pronto se dio cuenta de que el fuego era de distinto color, teñido de púrpura y de un color casi negro nada natural. El olor a carne quemada y a grasa hirviendo inundó el aire. No había duda de que la descarga de un lanzallamas de disformidad había alcanzado a los atronadores.

La lucha se resolvía ahora en un despiadado combate cuerpo a cuerpo en el que los guerreros skaven de músculos de acero golpeaban con sus espadas curvas a los guerreros enanos. Para hacer las cosas peores, los mortíferos asesinos skaven armados con armas ponzoñosas surgían de repente de entre las filas de los guerreros skaven y mataban a los oficiales enanos. Thorgrim vio al propio Guttri caer: su arma rúnica se desprendió de sus dedos sin vida. Otra anotación para el libro, pensó. mientras se enfrentaba a la gran rata ogro y al general skaven. El impacto de la lanza del general casi le clavó en el Trono, pero la antigua armadura de sus antepasados desvió el golpe. Ignorando las motas de colores que saltaban ante sus ojos, el rey enano se preparó para responder al ataque.

Azuzadas por sus amos, las mortíferas bestias se abalanzaron sobre los porteadores del trono de Thorgrim. Las poderosas garras golpearon, abriendo las armaduras de gromril como si fueran de papel y provocando profundas heridas en los costados de los enanos. Thorgrim vio por un instante un destello blanco de puro hueso a través de la rosada carne de las costillas de Grimli, que habían sido desgarradas por el ataque. Entonces, el Trono liberó todo su poder y Thorgrim se estremeció. La carne de Grimli cicatrizó y una nueva piel sonrosada reemplazó a la que había sido arrancada.

Una salvaje exultación inundó a Thorgrim. El Hacha de Grimnir vibró inquieta en sus manos. Se sintió invencible como un dios, mortífero. Un guerrero menor se habría acobardado al ver a una máquina de matar viviente como esa rata ogro. Sin embargo, Thorgrim juró que el monstruo no escaparía con vida. Abriendo las piernas para afianzarse sobre el Trono, atacó con el hacha. Las ancestrales runas del arma liberaron destellos como llamas al hundirse en el costado de la rata ogro, partiendo sus costillas como si fueran de madera podrida. Su segundo golpe de hacha partió la espina dorsal del monstruo y lo envió volando al suelo en dos mitades separadas. Un choro de sangre y entrañas procedente de su montura llovió sobre el general skaven, cegándole momentáneamente. Thorgrim aprovecho esta distracción para enterrar su hacha en la cabeza del hombre rata, partiéndola prácticamente en dos.

Grimli y los demás porteadores del Trono golpeaban con sus hachas, empujando y abriéndose camino entre las ratas ogro. Las bestias gigantes gruñían ferozmente al desplomarse heridas de muerte. Ni la muerte parecía extinguir su irracional odio contra todos los seres vivos.

(mañana la conclusión)

domingo, 26 de febrero de 2012

Bestiario del Viejo Mundo: Hombres bestia y mutantes (y 4)

(Ir a la parte anterior)

NUESTRAS PROPIAS PALABRAS

"Tienes que recordar que yo no escogí esto. Nunca habría escogido esto. No es mi culpa que tenga cascos en lugar de pies, y eso no me convierte en una mala persona. Fuiste tú; tú y los tuyos; vosotros me convertisteis en una mala persona. Teméis todo lo que es diferente. Mi propio pueblo me temió cuando lo descubrieron, me dijeron que estaba corrompido por el Caos, me expulsaron del lugar con antorchas y hoces, vaya si lo hicieron. Bien. No soy de los que discute con mis antiguos vecinos, sobre todo cuando me superan cincuenta a uno. Si pensaron que era algún tipo de bestia del Caos, también lo acepto, pensé que era justo que viviera para cumplir sus miedos. Huí a los bosques y allí me encontré con más mutantes, más de los míos. Sobrevivimos de rapiñar y hacer incursiones, hasta que acabamos luchando contra los hombres bestia. Sí, mataron a la mayoría de mis compañeros, pero me tomaron entre los suyos al ver que yo mismo era bestia en parte y lo bien que luchaba. Entonces fue cuando tuve que tomar la decisión. Estaba claro que nunca me iba a labrar un nombre entre ellos por lo que era (la falta de cuernos acabó con cualquier ilusión que pudiera haber tenido al respecto) . Por tanto, el mejor modo en que podía ser útil para ellos y asegurarme de que no acababa en un espetón, era llevarles hasta el poblado y decirles lo que había en cuestión de defensas y botín. Después de todo es juego limpio el cambiar de rumbo. Se me había dejado claro que ya no era bienvenido allí, luego ¿qué significaban ellos para mí? Nada. Nada excepto carne sabrosa y un buen botín. Sí, correcto, me comí a mis antiguos vecinos cuando acabó la lucha, más bien trocitos de ellas... EL hombro de Bov el carnicero fue particularmente bueno, gordo y suculento. Sí, soy un monstruo. Un monstruo creado por ti. Por ti y los tuyos."
KARL SCHULMAN, MUTANTE, ANTIGUO MAESTRO DE ESCUELA DEL POBLADO DE DANNENBERG



"Caos fuerte. Gors fuertes. Humanos, elfos, enanos, débiles, débiles, débiles. Nosotros ganamos. Luchamos, matamos, un día ganamos. Un día cercano. Tú, si tienes suerte, te comemos, te hacemos parte de nosotros, te hacemos mejor de lo que eres ahora. Más fuerte que tú, más fuerte que ninguno de vosotros, más fuerte que todos vosotros. Una vez este brazo débil, como vosotros. Me como a muchos de los tuyos, ahora fuerte, fuerte, fuerte."
KARZOG, ÁURIGA DESTIGOR

"Sí, parecemos bestias. Sí, somos salvajes. Ninguna de esas cosas nos hace estúpidos. Eso suele ser una sorpresa para los humanos. Eso siempre es la última cosa que les sorprende."
SEÑOR DE LAS BESTIAS GRAKKLE, TAL Y COMO SE TRADUCE DE LA LENGUA DE LAS BESTIAS POR KELDAR-BOCA-DE-CHEN

"¡Grrrrrrrrrrrrrrrrraaaaaaaaaaaaaaaaaaooooooooooooorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!"
HOMBRE BESTIA SIN IDENTIFICAR

sábado, 25 de febrero de 2012

Primer aniversario de la Biblioteca del Gran Nigromante

Tal y como reza el título de esta entrada, la Biblioteca cumple un año. El veinticinco de febrero del año pasado decidí, tras un tiempo pensándolo, abrir un blog. Hoy, un año después, aún me sorprendo día a día de que tanta gente lo visite. En un año, he publicado 495 entradas (esta será la 496), y el blog ha tenido casi 170.000 visitas, una cifra que me hace sentirme en cierto modo orgulloso, que me hace pensar que todavía queda gente en el hobby que comparte mis poco ortodoxas opiniones.

Y es que ni por asomo me imaginaba, cuando empecé, que esto iba a tomar estas dimensiones. ¿Y cómo empezó todo? Bueno, creo que ha llegado la hora de contar qué fue lo que me llevó a abrir la Biblioteca, y repartir los laureles a los que me inspiraron, que bien merecidos los tienen.



Hace algo más de un año, después de una temporada sin apenas tocar los juegos de GW en la que me dedicaba, fundamentalmente, a juegos clásicos como Celtos y Warzone (os recomiendo echar un vistazo a las etiquetas "Celtos" y "Warzone" del lado izquierdo de la pantalla) y a dirigir partidas de rol de Mutant Chronicles y D&D, por fin salió la octava edición de Warhammer Fantasy. Mis amigos y yo desempolvamos nuestros ejércitos y volvimos a jugar, primero encantados por la mayoría de los cambios, y al poco tiempo introduciendo nuestras reglas de la casa.

Y entonces, por estos parajes digitales de internet en los que me había vuelto a sumergir en busca de material del "mundillo", descubrí algunos lugares muy interesantes. Bueno, la verdad es que en principio no muchos xD

Leía a la gente gritar su descontento en muchos foros sobre la octava edición, y no acababa de entender la mayoría de sus argumentos. Incluso cuando hice un tímido acercamiento al nuevo Warhammer 40K (tened en cuenta que para mí "nuevo 40K" equivale a cualquier edición posterior a la 2ª xD). Pero lo que me encontré fueron miles de listas de ejército, a cual más bruta. El oscuro trasfondo del cuadragésimo primer milenio que tanto me había enganchado (y que incluso durante años me había hecho comprar miniaturas de 40K pese a que ya no jugaba) parecía ahora una parte secundaria del hobby. Bueno, había excepciones. Por aquel entonces descubrí que había un tipo que se hacía llamar Agramar, al que le encantaba el trasfondo, y escribía sobre él, primero en La Biblioteca Negra, y luego en su propio blog, El Descanso del Escriba, del que pronto me hice seguidor (y que os recomiendo encarecidamente ¿Es que todavía no seguís El Descanso del Escriba? ¿Y a qué estáis esperando? ¡Vamos, corriendo! ¡Y a leerlo a diario, que os estoy vigilando! xD)



Durante días me leí el blog de Agramar de arriba a abajo, y me encantó. Pero lo que me decidió finalmente a abrir un blog fue una entrada de Espía Disforme, el autor de la Tabla de Lavar Wargames (que también os recomiendo encarecidamente ¡Vamos, todos a seguirlo! ;)). Podéis ver la entrada AQUÍ. Me hizo reflexionar, mucho. El Espía Disforme me llegó con sus palabras. Me constató completamente que el mundillo del hobby había cambiado, y mucho. Y que el cambio era, en muchos aspectos, a peor (dentro de los productos GW, se entiende, aunque se empiezan a ver jugones incluso en FoW). Pero también vi un rayo de esperanza: que todavía quedaba gente que pensaba como yo, y que aún predicaban en el desierto los antiguos modos de hacer las cosas. Le escribí un e-mail a Espía Disforme, y su contestación me decidió del todo a abrir el blog (nuestros Mil Hijos seguirán acumulando polvo en sus cajas y estantes, pero nunca cederemos).



Y así comenzó todo. Me decidí a ocuparme fundamentalmente del trasfondo de Warhammer Fantasy (comparado con el trasfondo de 40K, el de Fantasy está bastante manido; y personalmente me gusta más el trasfondo del 40K, pero para eso ya tenéis al Escriba, que lo hace mucho mejor de lo que yo podría llegar a soñar) trayendo de vuelta relatos e historias de ediciones anteriores, tratando de evocar ese mundo a los nuevos jugadores. Y, por lo que parece, a la gente le gusta el trasfondo. Y le gusta mucho. Las cifras cantan. Los señores de GW deberían tomar nota de eso: más Nagash y menos Kaldor Draigo.

Esa es la historia. Pocos días después descubrí La Forja de Marte (también quiero aprovechar para agradecer a Hofferber y Makura, los fundadores de la Forja, su gran labor), y lo demás es historia. Ya sólo resta agradecer a todos los seguidores y visitantes del blog por este magnífico año, y prometer que este año que comienza continuaré al pie del cañón, con un libro impreso y encuadernado en espiral lleno de reglas de la casa y relatos en una mano y un látigo para mantener a raya a los jugones y fustigar a GW y sus fanboys en la otra.

¡¡¡MUCHAS GRACIAS A TODOS!!!

viernes, 24 de febrero de 2012

Nombrad a los muertos (relato clásico, 4)

(Ir a la tercera parte)


(Nota preliminar: con esta entrega llegamos al ecuador del relato. Este relato, del maestro Bill King, apareció en el libro de ejército de enanos de 4ª edición, y siempre me resultó muy interesante porque presenta pruebas de que Kragg sigue siendo el Señor de las Runas de Karaz-a-Karak, y, exceptuando quizá a Grombrindal, el enano blanco, es el enano más anciano, con más de 1600 años a sus espaldas.)

Impasibles, los skaven siguieron avanzando: era una babeante y gritona horda, demasiado numerosa como para contarse. Thorgrim pudo ver los malvados ojos inyectados en sangre y las colas rosadas parecidas a gusanos. Parecían una indisciplinada masa sin liderazgo, pero Thorgrim sabía por el Gran Libro de los Agravios que aquella marea de guerreros rata había aniquilado a más de un ejército, y que las terribles máquinas de guerra skaven podían matar a muchos si se les daba la oportunidad. Los skaven ya estaban casi a su alcance. Las ratas ogro se aproximaban cada vez más al estandarte enano; cuando estuvieron cerca, la Runa Magistral de Valaya brilló y latió. La furia homicida pareció abandonar a los monstruos cuando el símbolo de la diosa ancestral dispersó la maligna magia del Vidente Gris.

De repente, de detrás de una de las estatuas caídas, surgió un grupo de asesinos skaven vestidos de negro. Rápidamente se lanzaron sobre la dotación del cañón lanzallamas. Los escasamente armados artilleros no pudieron presentar una gran resistencia a los altamente entrenados asesinos skaven. Se produjo una furiosa lucha alrededor del arma; los enanos vendieron caras sus vidas. Un skaven murió con las manos de un agonizante enano rodeando con fuerza su cuello roto aún con el arma envenenada profundamente clavada en su vientre. Thorgrim maldijo por hallarse demasiado lejos para intervenir. Una cosa más que tendría que anotar en el Gran Libro de los Agravios.

Una vez más, los mosquetes jezzail abrieron fuego. Los artilleros skaven habían decidido que Thorgrim era inmune a sus disparos y concentraron su fuego en las dotaciones de los cañones enanos. Algunos bravos artilleros enanos se desplomaron con sus cuerpos perforados por los viles proyectiles que lanzaba el enemigo. Thorgrim vio como uno de los enanos alcanzados por uno de los disparos empezaba a caer mientras su cuerpo se sacudía en espasmos. Un segundo proyectil le atravesó, lanzándole hacia atrás antes de desplomarse.



Una vez más el Vidente Gris cantó, y para horror de Thorgrim, miles de pequeños ojos rojos brillaron en la oscuridad. Parecía como si todas las ratas que jamás habían infestado los túneles bajo el Pico Eterno se hubieran reunido allí, formando una gran manada. El Vidente Gris gesticuló y la oleada de alimañas avanzó hacia el ejército enano, con sus mandíbulas de rata brillando.

Kragg invocó las energías rúnicas de su yunque con su martillo y envió un rayo de energía mágica hacia las ratas que se aproximaban. La maligna inteligencia que las había controlado se desvaneció y huyeron por donde habían venido. En medio del ejército skaven, el Vidente Gris agitaba su cola con frustración. Una vez más, el martillo golpeó el yunque. Una vez más, los titánicos rayos de brillante energía se dirigieron hacia los lanzadores de viento envenenado. Esta vez, el frenético contrahechizo del Vidente Gris fracasó; tres grupos de las asquerosas y mortíferas alimañas se desplomaron con sus cerebros fritos mientras sus ojos se salían se sus órbitas y estallaban, manchando el interior de los cristales de sus gafas de protección.

Thorgrim se dirigió a la Implacable Hermandad y empezó a incitar a sus guerreros. Escuchando la antigua letanía de muerte y lamento, la Hermandad cayó en un estado de rabia enloquecida. Cada mandíbula se apretaba por el ansia irrefrenable de matar skavens. Cada ojo tenía la mirada fija por el odio hacia el enemigo. Aullidos de frustrada angustia y sed de sangre surgían de cada guerrero de la Implacable Hermandad mientras Thorgrim recitaba incansable cada uno de los actos de vileza cometidos por los skaven contra la fortaleza de Zhufbar.

La voz de Thorgrim fue engullida por el rugir de los cañones mientras lanzaban su carga de muerte. Los matatrolls casi avanzaron hacia el interior de la zona de muerte barrida por los cañones enanos; sólo las órdenes que gritaba Skalli les mantuvieron en su lugar. Ignorando a los asesinos que estaban junto al cañón lanzallamas, las dotaciones de los cañones seguían cargando y disparando frenéticamente sus piezas de artillería. Las balas de cañón al rojo vivo llovían sobre los repugnantes skaven. Más ratas ogro cayeron en la carnicería causada por las mortíferas máquinas de guerra. Los virotes de ballesta volaban desde las formaciones enanas, cayendo como lluvia sobre los monjes de plaga: una densa lluvia de muerte que erosionaba hasta a los insensibles hombres rata del estandarte del cadáver putrefacto. Un flanco entero del ejército skaven parecía estar a punto de hundirse bajo el fuego constante de los atronadores.

(El lunes continúa)

jueves, 23 de febrero de 2012

El Trono Dorado

Bueno, esto puede que hiera la sensibilidad de algunos fascistas y nostálgicos de la tiranía, pero nunca me preocupó herir la sensibilidad de esa gentuza xD. Se me ocurrió viendo las fotos del tirano fascista que mantuvo este país en su mano de hierro durante 36 años, y la verdad es que la idea salió sola xD

Nombrad a los muertos (relato clásico, 3)

(ir a la segunda parte)

Como respondiendo a una señal invisible, los hombres rata empezaron a avanzar, parloteando y agitando sus armas. La velocidad de su avance era escalofriante. Una oleada negra de miles de cuerpos flacos y peludos fluía sobre el irregular suelo. Dientes amarillos brillaban con maldad en la penumbra. Las ratas ogro emitían sus guturales retos. La línea de ratas gigantes avanzaba en vanguardia, grandes y hambrientas como lobos sedientos de sangre. El crujir de los mosquetes jezzail skaven llenó el aire. Brillantes proyectiles rebotaron en el trono alrededor de Thorgrim. Este se puso de pie y se mantuvo orgullosamente erguido, mostrando desafiante el hacha de Grimnir a los lejanos francotiradores.

Un fantasmagórico aura se formó alrededor del Vidente Gris al atraer hacia él la energía mágica. Esta se convirtió en una nube de vapor gaseoso brillante que rodeó a todas las ratas ogro, una tras otra. Babas sangrientas aparecieron en la boca de los monstruos, y estos lanzaron gritos entremezclados de ansia y dolor.

-¡Esperad, hermanos, esperad!-gritó Thorgrim, conteniendo el deseo natural de avanzar de los suyos. Abrió el Gran Libro de los Agravios y se dirigió a los guerreros de Guttri. Con palabras lentas y profundas recitó los ancestrales e infames agravios, recordando a cada enano presente el legado de eones de odio y enemistad con los skaven. Mientras la voz de Thorgrim retumbaba sobre el ejército, las caras de los martilladores palidecieron y empezaron a temblar de rabia. Unos cuantos sufrieron algunos arranques de odio apasionado. Algunos se tiraron de las barbas y dijeron maldiciones impronunciables a los hombres rata.

Los guerreros de la Implacable Hermandad agacharon las cabezas cuando los girocópteros pasaron por encima de ellos. Una de las máquinas voladoras se dirigió al flanco derecho y la otra se dirigió al centro del ejército skaven. El piloto prendió la mecha de una de sus bombas con su cigarrillo y la soltó sobre la masa que avanzaba. La bomba rebotó, haciendo que su mecha silbara y chisporroteara, y tras ello explotó en el centro de la masa de skavens, haciendo saltar por los aires cuerpos destrozados y ensangrentados.



A continuación hablaron los cañones con sus atronadoras voces. El olor acre del humo de la pólvora llenó el aire. Los ensordecedores disparos retumbaron por toda la sala. Los proyectiles atravesaron las filas de las ratas ogro, destrozando sus cuerpos como si fueran de papel. Thorgrim lanzó un grito de triunfo al ver cómo la cabeza de una de las bestias estallaba y dejaba el resto del cuerpo lanzando un chorro de sangre por los aires que cubrió a las ratas a su alrededor.

El cañón lanzallamas disparó un chorro de fuego químico incandescente hacia el enemigo. Alcanzó a una formación de guerreros alimaña y los envolvió en una formidable llamarada. Sus pieles prendieron, y el olor de pelo quemado y carne chamuscada llenó el aire. Los skaven quemados aullaban de dolor; los hombres rata envueltos en llamas corrían por todas partes, algunos revolcándose frenéticamente por el suelo mientras intentaban apagar las llamas. Otros murieron instantáneamente, al fundirse su carne como brea ardiendo. Los escasos guerreros alimaña supervivientes del disparo del cañón lanzallamas dieron media vuelta y huyeron, ignorando las chillonas órdenes de su general montado en una rata ogro.

Fue entonces el turno de los atronadores y ballesteros, que abrieron fuego contra la horda que se aproximaba. Desde su posición elevada, los arcabuceros podían ver claramente al enemigo. Los proyectiles de las armas de fuego atravesaron a los primeros skaven. Los cuerpos destrozados de los hombres rata caían desangrándose al suelo. Nubes de virotes de ballesta se enterraban en las ratas gigantes. Los grandes roedores murieron a montones, y también éstas dieron media vuelta y huyeron, más como bestias estúpidas que como los monstruos endemoniados que habían parecido ser a simple vista.

Kragg golpeó su yunque. La barba de Thorgrim se erizó. Los relámpagos azules chisporrotearon alrededor del martillo. El olor del ozono llenó la garganta de Thorgrim, mezclándose con el gusto a pólvora. Los relámpagos se dirigieron hacia los portadores de los incensarios de plaga. El Vidente Gris gritó frenéticamente un contrahechizo, y el gran rayo se disolvió en unas cuantas chispas.

(mañana la cuarta parte)

miércoles, 22 de febrero de 2012

Nombrad a los muertos (relato clásico, 2)

(ir a la primera parte)

Thorgrim supo entonces que se trataba de vencer o morir. No era una mera fuerza expedicionaria, sino un ejército skaven entero, como nunca se había visto en las salas subterráneas durante generaciones. Sabía que los skaven tenían que ser rechazados allí y en aquel momento. También sabía que, sucediera lo que sucediera, se escribirían nuevas páginas en el Libro de los Agravios.

-¡Formad la cadena de la hermandad!-ordenó.

Dio media vuelta para contemplar a sus valientes guerreros enanos. Cada enano miró a su derecha y a su izquierda, memorizando las caras de los guerreros que se encontraban a su lado. Un murmullo suave llenó la sala mientras cada enano decía a sus compañeros su nombre. De esta forma los muertos podían ser recordados por sus camaradas, y los nombres de los muertos se anotarían en el Gran Libro de los Agravios. Se trataba simplemente de un ritual. Todos los enanos de cada regimiento sabían ya los nombres de todos sus compañeros. Sólo si la totalidad del regimiento era eliminado se perderían sus nombres.

Y ni tan sólo en ese caso, si Thorgrim podía evitarlo. Había memorizado el nombre y el rostro de cada uno de los enanos de su ejército. No era un simple humano, apenas capaz de recordar los nombres y las caras de un centenar de individuos. Thorgrim observó con orgullo a su ejército. La visión era capaz de animar el corazón y erizar la barba de cualquier enano verdadero.

A cada lado de su trono se hallaban dos regimientos de veteranos barbaslargas, los más viejos y más feroces de sus soldados. A su izquierda estaban los martilladores de Guttri al mando de Guttri Garikssen, su viejo camarada de cientos de escaramuzas. A su derecha estaba la Implacable Hermandad al mando de Harek Harekssen, que había venido desde Zhufbar para presentar sus respetos a Thorgrim y visitar el Gran Templo de Grimnir. Estos se habían presentado voluntarios para acompañar al ejército desde el mismo momento en que se tuvo noticia de la incursión de los skaven. En la penumbra de esta parte de la sala sus armas rúnicas brillaban con frialdad.



A la izquierda de los martilladores, el herrero rúnico Kragg estaba en lo alto de su poderoso y sagrado Yunque Rúnico, sosteniendo su enorme martillo en una mano. Thorgrim sabía que pronto invocaría rayos para atacar al enemigo. A su izquierda se encontraban dos regimientos enteros de enanos armados con ballestas. En ese momento, todos aquellos bravos guerreros estaban cargando sus armas, incrementando la tensión de las cuerdas, dispuestos para poner el virote en posición de disparo.

A la derecha de la Implacable Hermandad se encontraban los matadores, al mando de su capitán Skalli Matademonios, el más poderoso de los matadores de Karak-a-Karaz. Las canciones de muerte de los tatuados enanos de vistosas crestas retumbaban por al campo de batalla mientras se preparaban para enfrentarse a su destino. De hecho, Thorgrim pudo ver que estaban quedando presos de un estado de furia homicida.

A su lado, en una ligera elevación del terreno, las sudorosas dotaciones de los cañones colocaban en posición sus piezas de artillería. Snorri Gunaimer sacaba brillo con extremo cuidado a las runas de su cañón, mientras Grunni Hellheimer supervisaba la disposición de los barriles de pólvora. A la derecha se encontraba el nuevo cañón lanzallamas experimental, recién salido de las forjas del gremio de ingenieros.  A su derecha formaban las numerosas filas de los atronadores, con sus arcabuces listos para disparar. Desde su elevada posición podían abrir fuego sin dificultad sobre cualquier punto del campo de batalla.

Desde detrás del ejército enano llegaba el sonido de aspas girando y de los motores de vapor aumentando la presión: los pilotos de los girocópteros se preparaban para el despegue. Thorgrim dio la señal de hacer ondear el estandarte. Todo el ejército enano lanzó un grito de ánimo cuando la Runa Magistral de Valaya quedó al descubierto. Los guerreros enanos estaban dispuestos a enfrentarse cara a cara a los hombres rata. Estaban preparados para hacer entrechocar el acero puro forjado de los enanos contra las herrumbrosas armas skaven. Estaban ansiosos de poner a prueba su lealtad y de emplear las creaciones del gremio de ingenieros contra el enloquecido ingenio constructor de los hombres rata. Después de aquel día, los enanos saldrían triunfantes o los carroñeros skaven se alimentarían de los últimos huesos de su antiguo imperio.

(mañana la tercera parte)

martes, 21 de febrero de 2012

Nombrad a los muertos (relato clásico, 1)

Descendiendo por la larga rampa, el ejército enano penetró en la gran sala subterránea. La sala tenía quizás diez tiros de flecha de longitud y lo mismo de ancho; su techo parecía estar tan alto por encima de las cabezas de los enanos que igualmente podría haberse tratado del cielo. De hecho, sus antiguos constructores habían colocado joyas en él que brillaban como estrellas. Constelaciones de diamantes y brazos espirales de turquesas observaban fríamente el lugar donde iba a desarrollarse en breve una batalla. Por cuatro enormes ventanales con arcadas situados en el lejano techo entraban cuatro columnas de luz que caían iluminando la gigantesca sala abovedada.

Una gran grieta se abrió en el lado izquierdo del suelo de la cámara. Un aire frío surgía de sus oscuras profundidades: traía olores de corrupción y de cosas que hacía mucho tiempo que se estaban descomponiendo en la oscuridad. El frío aire atravesó la capa de Thorgrim y le llegó a los huesos, tocándole con los gélidos dedos de un cadáver.

En diversos puntos se habían formado charcas estancadas que cubrían las depresiones de la roca y el irregular suelo. Cada diez latidos de corazón caían gotas condensadas del techo a cientos de metros de distancia, agitando el agua con cada impacto. Una espuma de algas fosforescentes brillaba en la oleosa superficie. Se habían formado enormes montículos de cascotes donde habían caído toneladas de rocas. Las estatuas caídas de antiguos reyes enanos yacían como dioses de piedra desplomados por el agrietado suelo de los bordes de la cámara. Bosques de hongos altos hasta la cabeza, luminiscentes e insalubres, surgían del suelo de la sala en una docena de puntos. Varios túneles y escaleras desembocaban en la gran sala: antiguas rutas de acceso que llevaban por caminos olvidados a lugares legendarios.



Thorgrim sabía que esa era una de las partes de la ciudad más viejas y profundas, remontándose su construcción a justo después de la primera Gran Invasión del Caos. La gigantesca cámara formaba parte de la Gran Carretera Subterránea, y, como gran parte de Karaz-a-Karak, había tenido que ser abandonada. Simplemente no habían tenido suficientes enanos para ocupar toda la ciudad. Pico Eterno se construyó para albergar a cien veces más enanos de los que vivían en ella actualmente. La mayor parte de la población prefería habitar cerca de los demás, en el barrio oeste de la ciudad. Unos pocos guerreros y centinelas eran todo lo que quedaba para vigilar ante la aparición de intrusos. Y al final habían llegado intrusos.

En la distancia, Thorgrim podía ver sin dificultad a la horda skaven que los centinelas habían descubierto. Los hombres rata parecían estar más en su ambiente entre las ruinas del ancestral reino enano que los propios enanos. Este sentimiento preocupó a Thorgrim. Era como si los skaven hubieran evolucionado para vivir entre las ruinas y los restos de las civilizaciones muertas o agonizantes. Parecían destinados a agarrarse a los deshechos de la historia  y sobrevivir mientras otras razas mejores y más sabias se hundían en el olvido.

Desde lo alto de su trono llevado a hombros de cuatro robustos camaradas, Thorgrim observó cómo las fuerzas enemigas se desplegaban. El ejército skaven era un hirviente mar negro de sucios pellejos y agitadas colas rosadas; había miles de guerreros hombres rata. A medida que los enanos entraban en la sala, la marea de criaturas tomaba forma y se organizaba como si estuviera guiada por una inteligencia superior. Entre la gran masa se percibía un cierto orden, una inteligencia visible.

Una oleada de grandes ratas avanzó adelantándose al ejército skaven, formando una pantalla de hostigadores que se extendía ante todo el ejército. Sus parientes bípedos se amontonaban tras ellas. En el centro había una unidad de criaturas gigantes, medio ogros y medio ratas. A la espalda de una de ellas había montado un enorme guerrero skaven, quizás el general del ejército. A su lado, las infames filas de los repugnantes monjes de plaga formaban tras su estandarte de pesadilla: el cadáver medio descompuesto de un hombre bestia empalado como un cerdo asado en una pica.

Cerca de ellos, los portadores de los incensarios de plaga hacían oscilar esferas que contenían la muerte por contagio. Enmascarados y enguantados, los lanzadores de viento envenenado tomaban posiciones entre los diversos regimientos de guerreros alimaña y de guerreros de los clanes, sujetando cuidadosamente sus esferas de cristal cargadas con viento envenenado. Detrás de las filas delanteras avanzaban enormes regimientos de terribles guerreros skaven. En el centro de todo el ejército, de pie sobre la estatua caída de un rey enano, se encontraba un Vidente Gris, controlando toda la hirviente masa infernal de sus seguidores ratunos. Levantó una zarpa gris para atraer la atención y parloteó a los skaven reunidos, azuzándoles hasta que estos parecieron quedar presos de un estado de odio enloquecido hacia sus enemigos.

(mañana la segunda parte)

lunes, 20 de febrero de 2012

Pensar no cuesta tanto...

Tal y como reza el título y la mayoría de la gente habrá constatado con su experiencia vital, pensar no cuesta tanto. Sólo es un momentito de reflexión antes de soltar una burrada, para que no retumben los ecos del rebuzno.

No, no voy a hacer ninguna diatriba sobre competición versus trasfondo (ya sabéis lo que pienso), ni sobre ninguno de los "temas candentes" que recorren la blogosfera wargamera. Sólo quiero comentar un pequeño detalle que parece que a muchos se les ha pasado por alto. Ya se sabe, "Una mentira repetida mil veces se convierte en realidad", como dijo Goebbels. Pero resulta que no: que por mucho que te creas que puedes volar, si te tiras por la ventana te vas a dar un hostiazo de espanto xD

El tema que quiero tratar es muy sencillo, pero antes de exponerlo me gustaría explicar un poco los antecedentes. Hace ya más de un año que tenemos la 8ª edición de Warhammer, una edición que ha traído muchos cambios. Los cambios, como todo, han sido para bien y para mal, y el resultado final, obviamente, está sujeto a opiniones. Lo que a mí me parece (aún con sus fallos) la mejor edición de Warhammer, a otra persona le puede parecer malo. No lo discuto. Yo no quiero hablar hoy de opiniones, sino de hechos.

Y es que uno de los cambios del nuevo Warhammer es que hay que meter mucha más tropa. Se acabaron esas unidades miserables de quince tipos: ahora, los regimientos son regimientos de verdad. Es un hecho, y eso puede gustarte o no gustarte, pero ahora hay que meter unidades más grandes. Por lo visto, en el 40K pasa algo parecido (si me equivoco corregidme; estoy muy desvinculado de las cosas actuales del 40K, pero la impresión que me da es que se usan también muchas más figuras que antes).

Y vamos llegando al asunto central: hay más miniaturas, ergo se tiran más dados. Hasta ahí bien, ¿no?

Pues empieza el problema: mucha, mucha gente en muchos, muchos lugares (blogs, foros, tiendas, eventos, lo que sea) suelta lo siguiente:

"ES QUE EN OCTAVA SE TIRAN MÁS DADOS; ASÍ QUE DEPENDE MÁS DEL AZAR."

Toma burrada. Pero... ¿Qué se puede esperar?

Señoras y señores, CUANTOS MÁS DADOS SE TIREN, MENOS SE DISPERSARÁN LA MEDIA, LA MEDIANA Y LA MODA. Es decir, QUE CUANTOS MÁS DADOS, MÁS PROMEDIADOS LOS RESULTADOS Y MENOS AZAR.

Así que, a quien no le guste la 8ª, que critique los numerosos fallos que tiene. Que no salte burradas como esa, porque puede que el comentario quede muy bonito, y otras personas igual de irreflexivas lo aplaudan, pero es una falacia que cae por su propio peso.

La octava edición tiene muchas cosas malas, sí. Es un sacacuartos, sí (¿es que alguna vez algo que haya sacado GW no es un sacacuartos?). Han hecho muchas reglas con la intención de vender más; sí. Pero lo de los dados es una estupidez, una necedad de tal calibre que pone de manifiesto la estulticia de aquel que la ha proferido.

Pues eso, que pensar no cuesta tanto...

domingo, 19 de febrero de 2012

Bestiario del Viejo Mundo: Hombres bestia y mutantes (3)

(Ir a la parte anterior)

Los niños nacidos con mutaciones obvias o bien son escondidos por sus padres, son abandonados en los bosques (donde muchos de ellos atraen la atención de clanes de hombres bestia, bien como presa o como hermanos), o son asesinados por los supersticiosos o divinos. Mucha gente desarrolla mutaciones con mayor edad, quizás porque siempre llevaron la corrupción con ellos, quizás porque se expusieron a la piedra de disformidad o alguna otra fuente de energía caótica. Si son capaces de ocultar sus mutaciones, sin duda lo harán, permitiéndoles actuar casi como si fueran miembros normales de la sociedad. Los que tengan cambios físicos obvios y no mueran de inmediato acabarán uniéndose en la mayoría de los casos a otros grupos de mutantes, o a veces a una partida de guerra de indulgentes hombres bestia.

"He perdido un ojo y media vida luchando contra esas cosas. Son criaturas temibles y poderosas, más terribles aún porque algunas tienen inteligencia humana además de su astucia animal y salvajismo caótico. Lo peor no es que algunos de ellos solían ser humanos; lo peor es no saber nunca si un humano aparentemente normal y pío es un mutante disfrazado. Estos actúan como espías de los hombres bestia, y a veces también como asesinos."
BORIS TODBRINGER, CONDE ELECTOR DE MIDDENHEIM Y MIDDENLAND

"Los engendros del Caos son los más horribles de los humanos corrompidos por el Caos, ya que en apariencia al menos están a la altura de su nombre, pareciendo haber sido engendrados de una erupción de la materia en bruto del Caos en este mundo. Aunque, como digo, también fueron humanos una vez, desmintiendo su actual forma vil y demente. Para muchos la transformación podría haber comenzado con el crecimiento de un único dedo adicional en una mano, o un trozo de piel entre los hombros. De esta forma es como el Caos consigue iniciar su conquista sobre los hombres mortales. Si abraza su nueva mutación, buscando la oscura corrupción de los Dioses del Caos de un modo u otro, ganará más mutaciones, y así continúa el camino para convertirse en un engendro del Caos. El Caos puro es la droga más adictiva y malvada imaginable, mucho más que ninguna poción o hierba del Innombrable, ya que el Caos puro promete vida prolongada, poder personal y dominio sobre otros. Cada una de las emociones humanas más básicas también son atendidas. Muchos piensan que al pedir a sus maestros oscuros mutación tras mutación, ellos mismos serán algún día como los dioses, y quizá es cierto para una pequeña minoría. Para la mayoría de los que intentan alcanzar tal destino, sin embargo, la corrupción del Caos aplastará no sólo sus voluntades, sino también sus propios cuerpos, transformándolos en esas masas balbuceantes, hinchadas y amorfas conocidas como engendros del Caos. No sólo dejan de parecer humanos, sino que da la impresión de que nunca hubieran sido humanos, como les pasa a la mayoría de los hombres bestia y otros mutantes."
VORSTER PIKE, CAZADOR DE BRUJAS


De esos mutantes que siguen siendo una parte normal de la vida del Viejo Mundo, escondiendo su verdadera naturaleza de sus amigos, familia y vecinos por igual, muchos están aterrorizados por lo que son, o por lo que se han convertido. A veces hacen todo lo que pueden para llevar vidas normales, negando la corrupción del Caos, convencidos de que son normales en todos los aspectos excepto en su peculiaridad física. Otros, en cambio, se regocijan en su nuevo estado de mutante, buscando y uniéndose a los cultos del Caos y luego trabajando desde el interior del Imperio para corromperlo. En número de mutantes entre las filas de los principales nobles, jefes de casas de mercaderes y gremios, e incluso sacerdotes de los dioses aprobados, se desconoce; pero no sería ninguna sorpresa encontrar cultistas del Caos en las mayores cámaras del poder Imperial.

(concluye el próximo domingo)

sábado, 18 de febrero de 2012

Leyendas Warhammer: Mazdamundi

"Las leyendas dicen que se trata del más poderoso hechicero del mundo, un mago de tal poder que, en comparación, poderosos magos como Teclis y Finreir son meros aprendices. Es el más antiguo de los siervos de los míticos Ancestrales. No, no son una leyenda. Los elfos de Ulthuan aún guardan registros escritos de aquella época anterior al Caos. Como todos los de su especie, velan para proteger al mundo de las influencias malignas del Portal del Norte, y Mazdamundi es uno de los caciques más activos de los Hombres Lagarto, pese a su longevidad. Misteriosos guardianes del mundo."
BALTHAZAR GELT, PATRIARCA SUPREMO DE LOS COLEGIOS DE LA MAGIA

"Malditas cosas-lagarto. Su brujería es muy potente, y su cosa-cornuda pisotea sin piedad a mis monjes de plaga. Extrañas guardas mágicas lo protegen a él y a sus cosas-lagarto de las bendiciones de la Gran Cornuda."
SEÑOR SKROLK DEL CLAN PESTILENS

"El ancestral Mazdamundi fue uno de los que enseñaron los rudimentos de la magia a los nuestros, y es un aliado implacable en la lucha eterna contra la corrupción del Caos. Pero sus motivos son indiscernibles, y no concibe el mundo del mismo modo que lo hace un elfo, o incluso un hombre o un enano. Una de las primeras normas inquebrantables que se aprenden en la Torre Blanca es a no interferir nunca con los Slann, porque es preferible la destrucción de un ejército elfo o el hundimiento de una de nuestras flotas a que el Caos apriete más su garra contra el mundo."
TECLIS



"Un atavismo. Una reliquia de tiempos pasados que, misteriosamente, ha logrado sobrevivir mucho después de que su tiempo llegase a su fin. Él y su raza luchan desde hace milenios una batalla perdida de antemano para defender una creación que dejó de ser suya hace mucho tiempo. Trata de imponer su voluntad sobre algo que claramente ha escapado a su control, y se niega a aceptar el cambio. Y el cambio es Tzeentch, que regirá el mundo tarde o temprano, pues sólo él es el Señor del Destino y el mutable flujo del tiempo. El Caos ha lanzado su negra mano sobre el mundo, y no es posible desterrarla ni derrotarla. Pronto las estrellas caerán del cielo, y no quedará esperanza para los mortales. Entonces sabréis que el Reino del Caos ha comenzado."
EGRIMM VAN HORSTMANN

"Hemos luchado contra los hombres lagarto en la antigüedad, y de vez en cuando lo seguimos haciendo. Somos una raza orgullosa, y no agachamos fácilmente la cerviz. Pero sabemos que esos actos son blasfemos, aunque no podamos evitarlos. Tienen extraños motivos para hacer la guerra, pero siempre son motivos buenos a largo plazo. Hace casi un milenio, cuando sólo era un joven ancestro de seis siglos de edad, hablé con el Señor Mazdamundi, y aunque ya había sido escogido con el honor de los Ancestros, que el Slann hablase directamente a mi cabeza me hizo sentir que tenía una misión en el mundo, una misión que cumplir. Son eternos vigilantes contra el Caos, tan eternos que incluso Karaz-a-Karak y nuestros propios Dioses son jóvenes en comparación. Y eso ya merece un gran respeto."
KRAGG EL GRUÑÓN, GRAN SEÑOR DE LAS RUNAS DE KARAZ-A-KARAK

"Puez por muy verdez ke zean, no zon de loz nueztroz. Komo loz hobgoblinz. ¡Malditoz hobgoblinz!. Pero ya me han kontao doz o trez chamanez ke loz mizmoz Gorko y Morko fueron doz de ezoz zapoz gordoz mágikoz haze muchoz, muchoz añoz. Eran loz máz guerreroz de entre loz zapoz, y kuando un enemigo muy ozkuro atakó, loz otroz zapoz y zuz humanitoz, zuz damizelaz, zuz taponez y zuz lagartijaz ze ezkondieron, pero Gorko y Morko zalieron a luchar kontra loz ozkuroz, y noz llevaron a nozotroz loz pielezverdez a la batalla. Y dezde entonzez dejaron de zer zapoz y ze konvirtieron en... bueno, en Gorko y Morko. No zé, kizá zólo zean hiztoriaz de chamanez ke ze lez okurren en medio de zuz delirioz, pero dezde entonzez ezaz kozaz me dan zierto rezpeto. Azí ke kuando maté uno, miz chikoz y yo lo kozinamoz bien kozinado, para ke zu ezpítitu no pudieze volver de entre loz muertoz. Kreo ke ezo bazta. Ezo zí: eztaba deliziozo."
SKIGGIT, EL GOBLIN NEGRO

"El más antiguo de la Segunda Generación, y el más sabio. El Cacique Kroak habla directamente a Mazdamundi, y su conocimiento de los vectores es inmenso. Algún día verá que Sotek es un símbolo del regreso de los Antiguos Tiempos, y quizá podrá culminarse la Gran Obra. Quizá."
TENEHUINI, PROFETA DE SOTEK

Basilisco de ForgeWorld

Al llegar a casa me he encontrado con una curiosa sorpresa: los chicos de ForgeWorld han sacado una nueva miniatura. Esta vez se trata de un monstruoso Basilisco, un viejo conocido de los veteranos. La figura está esculpida en resina por Edgar Skomorowsky, y la verdad es que me gusta bastante. Os traduzco el trasfondo y reglas de este bicho, que veremos en el libro Monstruous Arcana de Warhammer Forge, de próxima aparición.


Estas criaturas pueden hallarse en los más inhóspitos lugares del  Mundo de Warhammer, como las Montañas del Espinazo del Dragón en el lejano sur o las Montañas Grises del Imperio. Son una maldición viviente que aflige la vida y envenena incluso el mismo suelo por el que camina. El veneno que supura su cuerpo escamoso y su espíritu corrupto es capaz de reducir un vergel a un páramo desolado.


Sus enormes cuerpos están cubiertos de brillantes escamas coloreadas desde las membranas de su cabeza a la punta de su musculosa cola: una advertencia de su naturaleza tóxica. Su cuerpo se sostiene sobre ocho patas, y es capaz de moverse a gran velocidad cuando caza una presa. El más potente arma en el arsenal de un basilisco es, sin embargo, su mirada. De gran renombre en el folklore del Viejo Mundo por su potencia letal, los brillantes ojos del basilisco pueden canalizar el veneno de sus cuerpos y espíritus para corromper la carne y las almas.





BASILISCO.................................................................325 puntos



M
HA
HP
F
R
H
I
A
L
Basilisco
8
44566556


Tipo de unidad: Monstruo

Tamaño de la unidad: 1

Reglas especiales: Piel escamosa (4+), Terror, Veloz, Ataques envenenados, Cruzar bosques

Sangre fría: Un basilisco efectúa todos sus chequeos de Liderazgo tirando un dado adicional y descartando el resultado mayor.

Aura vitriólica (nota: vitriolo era uno de los nombres antiguos que se le daba al ácido sulfúrico): El aura del basilisco corrompe y hace enfermar a todo lo que se encuentre cerca, y su efecto aumenta con el tiempo de exposición. Al comienzo de cualquier fase de combate cuerpo a cuerpo, todas las unidades (amigas y enemigas, pero no el propio basilisco) que se encuentren involucradas en el mismo combate que un basilisco deben tirar 1D6 por cada miniatura de la unidad, sufriendo una herida con cada resultado de 6+. Suma +1 a esta tirada por cada ronda de combate después de la primera. Estas heridas no permiten tiradas de salvación por armadura ni Regeneración aunque pueden usarse las tiradas de salvación especiales y la Resistencia Mágica.

Mirada maligna: El basilisco puede enfocar su mirada a un objetivo, una mirada capaz de descoyuntar el metal y corromper la carne. Una vez por fase de disparo, el basilisco puede elegir una única miniatura enemiga a 18 UM o menos hacia la que tenga línea de visión y que no se encuentre en combate. Puede seleccionarse, si se desea, un personaje en una unidad. Efectúa la tirada para impactar usando la HP del basilisco, y aplica los modificadores pertinentes. Si impacta, tira 1D6 para determinar el efecto:

1-: El objetivo es capaz de evitar la mirada del basilisco y no sufre daños.
2-3-: La piel del objetivo arde. Su atributo de Iniciativa se ve reducido permanentemente en un punto.
4-5-: El objetivo sufre una herida sin tirada de salvación por armadura.
6-: El cuerpo del objetivo se transforma en una pila de carne abrasada. Es retirado como baja sin tiradas de salvación de ningún tipo. SI se encontraba e una unidad, esta deberá efectuar inmediatamente un chequeo de Pánico.

viernes, 17 de febrero de 2012

Diario de campaña: Skavens (Semana 3)

¡Panda de ineptos y sucios traidores! ¡Inútiles-inútiles! Estoy exhausto de tanto limpiar las boñigas  que sueltan esos cobardes cada vez que se enfrentan a un nuevo enemigo. Solo gracias a mis hábiles dotes de mando he sido capaz de mantener unidos a esos indeseables ingratos que tienen la fortuna de capitanear mi portentoso clan. Y por si no fuera poco, me he visto obligado a permanecer postrado en mi asentamiento en Foso Umbrío mientras ellos se dedicaban a dar vueltas por esta infecta isla plagada de monstruos, perder a sus tropas y malgastar los escasos recursos de que dispongo.

Además las cosas no están saliendo tan mal como esperaba. Ese despojo corrupto y cada vez mas fondón de Frinkch Roetuercas está descubriendo que no es buena idea hacer sus propios planes a expensas de los intereses del clan. Aún no se ha repuesto de las heridas de guerra sufridas a manos de esos escuchimizados de las cosas-elfo de los bosques. ¡Sucio-repugnante cuentista! Manda luchar a mis guerreros y en el momento de empezar la batalla decide que le duele la cola y se esconde. Como castigo le he confinado esta semana en la fortaleza, donde puedo tenerle bien vigilado. Tiene suerte de que no entienda bien el funcionamiento de esos cachivaches suyos. No puedo demostrar sus intentos de sabotaje ante todo el clan pese a que ese cacharro escupe-fuego verde del que tanto se enorgullece explotase dos veces seguidas ro, me resulta imposible demostrar su sabotaje ante todo el clan. Si comienzo a disciplinar a mis lugartenientes sin ton ni son, me arriesgo a una posible revuelta.

Aunque tampoco me he olvidado Colmillosarna y Garrarrabiosa. Por lo visto están mejorando continuamente sus habilidades, y lo están haciendo a costa de enviar a mis tropas a la perdición. quizás haya llegado el momento de reclamarle a Garrarrabiosa lo que me pertenece. Puede que haya aprendido a matar de maneras más eficaces, pero su manada de ratas-ogro ha sido prácticamente exterminada y no podría hacerme frente aunque quisiera. Si se le pasara por la cabeza la idea de disputarme el liderato de la expedición con esa armadura mágica de las cosas-lagarto que tuve la inmensa bondad de prestarle, encontraría su final. Apuesto a que ese descerebrado de Azotacosas no le haría ningún caso de no ser por ese influjo mágico. Bastante benevolente me he mostrado con Colmillosarna, su maldito-maldito y putrefacto compañero al permitirle recomponer su pestilente avanzada, que fue totalmente aplastada bajo una avanzadilla de esas cosas venidas de los desiertos del norte (que por cierto, ¿qué harían aquí, buscar una señal de la que sería su propia deidad tal vez?). Ni siquiera pudieron cargar con todo el botín por los pocos guerreros que quedaron para transportarlo. Por esa inutilidad que han demostrado tener les dejaré elegir: o bien se enfrentan a los peligros de la isla, o se enfrentarán a la ira del más ferviente servidor de la Gran Cornuda que ha pisado estas islas.

Por su culpa, incluso me vi obligado a principios de semana a enviar un doble parte informativo a esos apestados y corruptos jefes de Plagaskaven, con el fin de que despertar su interés de invertir más recursos en esta expedición. Claro está, el primero de ellos fue dirigido a Lord Sneek, para notificarle que Stabb Zich-Zach es el único de estos despojos que aún no me ha fallado, alabando de manera exagerada los beneficios que me ha aportado nuestra alianza y aparentando una confianza total en su lacayo. Por fortuna conseguí despertar su avaricia y convertí al Señor de la Noche en un peón bajo mi influencia en Plagaskaven que presionaría a los demás miembros del consejo. Bajo la promesa de iniciar la construcción de una pagoda en su honor, a finales de semana llegó un transporte con unos emolumentos diez veces superiores a los que me enviaron las semanas anteriores. me hubiese complacido enormemente poder observar por un agujero las caras que pondrían los señores del consejo al enterarse de tengo en mi poder varios artefactos mágicos de esas cosas-lagarto; el cebo perfecto para que se vieran tentados en ceder a las sugerencias de prestar más atención a mis exigencias.
Y seguramente, Sneek se llevó una sorpresa similar cuando le informé de que Zich-Zach ha sido el único que ha logrado encontrar Piedra de Disformidad en esta isla dejada de la mano de la Gran Cornuda. Y no solo un par de piedras sueltas, ¡sino un meteorito entero! Probablemente ese pedrusco sea fruto de la ironía del destino, un pequeño regalo de la Gran Cornuda en honor a aquel legendario experimento que llevó a cabo el clan Skryre cuando construyeron aquel gigantesco cañón que dispararon a Morrslieb con la intención de que cayese sobre el mundo. Locos-locos...

Tal hallazgo solo ha supuesto un ligero empujón a mi campaña de conquista. Bajo el pretexto de la construcción de la pagoda que le prometí al Señor de la noche Sneek, he iniciado de forma paralela la construcción de un Centro de Observación de Emanaciones Disformes. Según Frankch Roetuercas, esa maquinaria es capaz de detectar hasta los más leves efluvios de la energía que desprende la piedra de disformidad en kilómetros a la redonda. Espero que sepa lo que le conviene mejor que su hermano y construya esos artilugios de detección de la disformidad con más maña que la que ha demostrado su hermano en la reparación de sus artefactos de guerra.

Ahora debo centrar mis pensamientos y vigilar más de cerca que nunca a todos esos asquerosos- asquerosos gusanos de larva. Como me dijo una vez mi maestro justo antes de tropezar frente a un precipicio: ten cerca a tus aliados, para poder apuñalarles antes de que se les ocurra hacerte lo mismo. Quizá si presto un poco de atención a ese grupo de tarados que dicen haber visto una especie de cosa-gorrino descomunal mejore un poco mi imagen y distraiga su atención de la daga que se cierne a sus espaldas...

jueves, 16 de febrero de 2012

Un nuevo Milenio Siniestro (relato de creación propia)

Maynard Rugolo apuró su quinta copa de licor de saurio e indicó al cantinero que le sirviese otra. Mientras el obeso tabernero descorchaba otra botella y vertía su contenido grisáceo en la copa, Rugolo reflexionó sobre los últimos meses. Su mente, nublada por el alcohol, se perdió pensando en la cadena de acontecimientos que lo había llevado a quedar encallado en Cretus VI, aquel planeta dejado de la mano del Emperador en el borde norte del Segmentum Ultima.

Le traía malos recuerdos el Segmentum Ultima. La última vez que había estado en él tuvo una desagradable peripecia que todavía lo atormentaba en sus más profundos pensamientos y en sus pesadillas más terribles. De nuevo, años después, se encontraba aquí. Había llegado a Cretus VI con el que había sido su Navegante durante más de dos décadas, Pelor Calliden, al que conoció precisamente en su infernal aventura años atrás. Es curioso, pero antes de conocer a Calliden y de sobrevivir contra todo pronóstico al encuentro con demonios y a las siniestras conspiraciones del Caos, nunca pensó que viviría para conocer un nuevo milenio. El nuevo milenio había llegado mientras él bebía licor barato en una taberna lúgubre e infecta, y Calliden gemía incoherencias encerrado en el camarote de la nave, negándose a adentrarse de nuevo en la disformidad.

Habían llegado a Cretus VI cuatro meses atrás, y Rugolo no hubiese parado en el planeta si no fuese, como siempre, por la idea de enriquecerse un poco más. Llevaba un cargamento de rifles láser y cargadores para el teatro de guerra de Vanksmor, donde la Guardia Imperial y los Lobos Espaciales luchaban codo con codo contra una invasión orka a gran escala en todo el sistema. Había conseguido el trabajo gracias a un viejo amigo en el Administratum, y el pago era muy suculento. Pero pensó que podía ganar algo más si paraba en Cretus VI a recoger una buena cantidad de Hierba del Diablo y luego se la vendía a los soldados de la Guardia Imperial.

Y entonces fue cuando a Calliden le dio el ataque. Ya se encontraban en órbita, bastante lejos del oscuro y pequeño sol del sistema Cretus. Al iniciar la transición a la disformidad, Calliden se quedó súbitamente blanco y paralizó la operación. El Navegante mismo tomó los controles y regresaron a Cretus VI. No dijo una palabra: se encerró en su camarote, soltando de vez en cuando unos gemidos lastimeros. Se negó a abrir la puerta y a responder sus las preguntas y ruegos.

Al principio, Rugolo gastó varios días en tratar de averiguar qué había pasado preguntando al tozudo navegante, que permanecía en silencio al otro lado de la puerta del camarote. Después, intentó conseguir otro Navegante, pese al aprecio que sentía por Pelor Calliden y sus muchos años juntos. Pero no consiguió ninguno. Los pocos con los que pudo hablar se negaron a adentrarse en el Espacio Disforme, incluso a cambio de elevadas sumas de dinero. Consiguió contratar los servicios de un astrópata por un precio enorme, y mandó un mensaje a la Hermandad de los Navegantes, solicitando uno nuevo. Pero habían transcurrido ya más de tres meses, y no había respuesta. Sus días se habían convertido en una tediosa rutina que consistía en levantarse cuando el sol ya estaba en lo alto, usar unos minutos en tratar de hablar con Calliden, siempre infructuosamente, salir hacia la mansión del astrópata para ver si había alguna novedad, siempre infructuosamente, y continuar hasta la taberna, en la que vaciaba una o dos botellas de licor de saurio todos los días; la única acción exitosa que llevaba a cabo cada día.

Aquella noche regresó a la nave tambaleándose y apestando a licor, como cada noche. Pero al llegar y escuchar por enésima vez los monótonos gemidos lastimeros de Pelor Calliden, su paciencia se terminó. Sin mediar palabra, tomó la girosierra de plastiacero de la caja de herramientas de la nave y cortó las bisagras de la puerta con suma facilidad. Se apartó para dejar caer la mole de metal que le impedía el paso el camarote, y entró en la oscuridad del interior.

Lo que vio dentro dejó a Rugolo sorprendido. La única fuente de luz provenía de un brasero de hierro en el centro de la habitación en el que ardían plásticos malolientes. Calliden se encontraba sentado en el suelo con las piernas cruzadas y una gruesa manta echada por encima de los hombros. La manta era lo único que todavía no había ardido en el brasero: todos los efectos personales del navegante, su ropa, e incluso el mobiliario, habían ardido en el brasero. Incluso los propios paneles plásticos que recubrían las paredes habían ardido, y el lugar parecía más un hangar de carga que un camarote. El Navegante alzó la vista hacia Rugolo, y sonrió con expresión beatífica.

-¡Por todos los demonios del espacio disforme, Pelor!-gritó Rugolo, visiblemente sorprendido- ¿Qué significa esto?

El Navegante extendió las palmas de las manos para calentarse en el brasero, pese a que la temperatura era cálida, y miró a Rugolo.

-No lo sé-respondió Calliden-. Pensé que quizá podía llegar a comprenderlo, pero no lo sé. Sólo sé que este brasero calienta e ilumina, pero su luz y su calor, por agradables que puedan ser, no pueden compararse al brillo de un sol.

Maynard miró a su amigo extrañado, sin comprender muy bien qué quería decir. ¿Acaso un demonio había anidado en su cuerpo?

-Él no está, Maynard. No es Su luz. Tengo ya muchos años y sé distinguirlo, Maynard. No es el sol; sólo es una pobre imitación. Pobre, pero terrible. Porque para que un brasero brille de forma parecida a un sol hay que alimentarlo con almas.

-¿Qué quieres decir?-respondió Rugolo tras unos segundos de silencio.

-El Emperador. No es Su luz, Maynard. Esta luz brilla con un resplandor siniestro, aunque provenga de la Sagrada Terra, del lugar donde antes brillaba la luz del Emperador.

La cabeza comenzó a darle vueltas por el efecto de las palabras de Calliden y el alcohol. No era un hombre devoto, pero aquello tenía unas implicaciones terribles. Por eso los Navegantes no querían viajar por la disformidad. Por eso no llegaba la respuesta al mensaje que mandó.

De modo que así comenzaba el nuevo milenio. Un nuevo Milenio Siniestro.
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