Me llena de melancolía y vejera tener que hacer este Internet Destruye Infancias. Hoy, 21 de octubre del año 2015, a las 4:29 de la tarde costa-oeste , se cumple el plazo que todos aquellos seguidores de la trilogía de Regreso al Futuro tenemos marcado en nuestros calendarios desde hace veintiseis años (para los puntillosos, pese a que la película está situada en 1985 salió a la gran pantalla en 1989, que nos conocemos...). Hoy, agitamos nuestros puños hacia el cielo, indignados por las promesas incumplidas de un futuro que Robert Zemeckis nos vaticinó como el marco de las aventuras de Marty McFly y el Doctor Emmet Brown. Por otro lado, poco falta para que nuestro presente se parezca más al universo alternativo de la era Tannen de 1985, con sus tanquetas por las plazas y los juzgados convertidos en casinos.
Todos y todas nos preguntamos, ¿dónde están los cordones autoajustables, las cazadoras con secador incorporado, los generadores de ondas somníferas alfa, las pantallas de ventana con vistas de lujo, los reactores de fusión que funcionan con pieles de plátano y cerveza, las otras quince secuelas de "Tiburón" que faltan, los cubos de basura ambulantes, el papel repelente al polvo, las gorras con ziritione, las pizzas que se hidratan en cuatro segundos, los transplantes biónicos (sea lo que sean) y aún más importante, los bares a pedales con camareros muertos, los policías que te llevan a casa cuando estás pedo, los aeropatines y los coches voladores que nos fueron prometidos y con los que todos soñábamos volar por las aeropistas y morir alcanzados por un rayo para acabar envueltos en una bola de fuego por los cielos?
Pero lo cierto es que si obviamos esos pequeños detalles de la primera mitad de la segunda película en el presente que nos toca, el resto de cosas sí se han cumplido, como las televisiones con cientos de canales, las videoconferencias y vías de comunicación que recopilan los datos de hasta con qué regularidad vas al baño, las clínicas de rejuvenecimiento a las que van los ricos, formas de despedir a la gente con sólo pulsar un botón, las modas horteras... y que Miami consiguiera un equipo de Baseball... y... ¡jo, menuda mierda! ¡Incluso siguen existiendo los abogados! Mejor pasar a otra cosa...
Elijah Wood, saltando a la fama por usar una espumadera como visera.
También he de confesar que es mi trilogía favorita de cuando era niño, y por eso me resulta especialmente duro hacer mofa de ella pero aquí no hay piedad para nadie. Por aquel entonces veía mucha televisión y conocía varias de las sagas más populares del cine comercial de la época (Star Wars, Indiana Jones, Gremlings, Cazafantasmas, Robo-Cop, Tortugas Mutantes Ninja Adolescentes [por ese orden], Cariño he encogido a los niños...) todas ellas merecedoras de su propio Internet Destruye Infancias, pero ésta se trataba de una historia que lo tenía prácticamente todo; acción, humor, indios y vaqueros, relaciones incestuosas y las paranoias varias sobre las que reflexionar largo y tendido con las posibilidades que abrían los viajes en el tiempo y las paradojas temporales... algo así como lo de atar una tostada con mantequilla al lomo de un gato y lanzarlo al aire, podría explotar el universo.
Ahora creo que para hablar de este tema me vendría bien realizar alguna comparación como ejemplo. Porque sinceramente, de todas las máquinas para viajar en el tiempo que ha dado la imaginación humana, dudo mucho sobre qué máquina del tiempo mola más; si la T.A.R.D.I.S. de el Doctor Who o el DeLorean de Doc Brown. ¡Qué bien, dos doctores a la palestra!
Tratando de ser objetivo, es posible que la primera tenga un equipamiento de muerte, viaje por el espacio y lo que haga falta, pero a la vista... no hay parangón. La nave del Doctor se materializa de poco en poco en forma de cabina de policía a la par que toca el theremín, como pidiendo disculpas por aparecer, muy británico todo ello, mientras que Doc Brown aparece en un coche "t'ó tuneao" a 140 Km/h tras varias explosiones de luz de aviso mientras deja tras de sí un par de surcos de fuego, abre la puerta de gaviota y aparece con unas gafas de espejo. ¡Los americanos sí que saben, cagüen la leche! Aunque fuesen películas para todos los públicos, podría salir del coche agarrándose el paquete y a nadie le parecería raro.
Otra de las cosas que me ha hecho sentirme viejo y me ha torcido el culo a la vez es recordar el hecho de que el "Cómo se hizo" lo presentaba ni más ni menos que... ¡Kirk Cameron! Efectivamente, el adorable y políticamente correcto rebelde de "Los Problemas Crecen" a quien con la llegada de Leonardo Davin* digooo DiCaprio a la serie abandonó la televisión comercial para dedicarse a la televisión comercial evangélico-apostólica, respondía a ciertas incógnitas sobre la trilogía utilizando una serie de cartas que daba bastante vergüenza escuchar. Probablemente fuese el primer "making-off" que viera en mi vida, y por eso mismo es probable que nunca le haga caso a los extras que vienen en los DVD. Pero es que yo no tengo la culpa de que ese señor haya quedado traumatizado por vete tú a saber qué razón.
"Amigos de Regreso al Futuro, soy un guionista al que han pagado cuatro duros por hacer unas frases de relleno mientras tú, Kirk Cameron, que estás podrido de pasta, miras este papel y asientes como si te importara. Tón-totón-totón-to. Tonto. Ya puedes mirar a cámara, roñes im se sánataS."
Y no se vosotros, pero yo recuerdo la existencia de los dibujos animados que salieron a los pocos años de salir las películas. Dado que aquellos episodios no eran "canon", Marty, Doc, Clara, Julio y
Verne, ese niño tan gracioso al que todos recordaremos por aquella manera chulesca que tuvo de decir a cámara "mirad, mirad, aquí está guardado mi pito", se tomaban las libertades que hicieran falta para burlarse de ciertos eventos históricos al más puro estilo de "Las Mil y Una Américas", mientras que al final de cada programa, Christopher Lloyd encarnaba una vez más a Doc Brown para realizar sencillos experimentos caseros como hacer funcionar despertadores con limones, y otros más peligrosos con un ayudante al que ya nadie recuerda como tirar de una bola de bolos atada al techo con una cuerda hasta dejarla a la altura de la pelvis para luego soltarla (efecto péndulo) y preguntarnos si creíamos que el ayudante iba a perder sus genitales a la vuelta de los anuncios. ¿Sí? ¿No? La respuesta es no.
- Hey Doc, ¿te has fijado en mi cuerpo deforme de dibujo coreano?
- No tengo tiempo Marty, y eso que tengo dos relojes.
Para terminar, me gustaría añadir cuatro cosas:
La primera, hacer una mención de honor a la característica música de Alan Silvestri, y decir en favor de las películas que me hicieron reflexionar mucho sobre las personas y nuestras acciones de cara a lo que nos vendrá dependiendo de las decisiones que tomemos en nuestra vida... esto puede considerarse como una lección o como un trauma, allá cada cual.
La segunda, confesar también que hace ya más de una década pude viajar a los Estudios Universal y conocer de primera mano el escenario del reloj de Hill Valley y montar en la atracción "El viaje de Regreso al Futuro" dos años antes de que la cerraran, por lo que me considero uno de los fans o simpatizantes de esta saga más privilegiados de fuera de Florida y de Japón, donde sigue abierta.
La tercera, que como siempre los comentarios y opiniones sobre las películas, sus fallos y teorías son bienvenidos... aunque ahora que lo pienso me siento un poco mal. Porque sinceramente, a no ser que vengas a decir que tienes una réplica del DeLorean a tamaño real es muy posible que cualquier otra cosa va a quedar ensombrecida por lo mencionado anteriormente... pero como comprenderá cualquier friki no iba a dejar de fardar del tema; es como pedirle a un fan de Star Wars que quite de la balda que hay en la entrada de su casa el fotograma del Episodio IV numerado y escupido por George Lucas que compró por eBay y que resultó ser el de Chewbacca en lugar del de Han Solo, pero que ahí lo tiene para que lo veas...
Y cuarta, que ésta será la única vez que haga un I.D.I. con una historia de las mismas características, porque ya sólo podría hacerlo con Futurama y lo llevamos todos claro (salvo por lo de que Conan O'Brien perdiera las piernas en la guerra de 2012). En resumidas cuentas y para hacer honor este día, hoy llevaré por fuera los bolsillos de los pantalones. Paz y humor. ;-)