lunes, 7 de octubre de 2019

Tras el evento de las Freak Wars (sí, ya tocaba)

Lo sé. Lo seeeeé, lo sé. Que ya han pasado tres semanas desde que se celebraran las Jornadas Freak Wars Madrid y yo me pongo a hablar de ello ahora. Que tengo los cojones negros, como diría Juan Abarca. Así que os pido que me disculpéis por adelantado. Entre la semana de resaca, que unas veces me faltaba el tiempo y otras veces el ánimo no he encontrado un momentito para hablar del tema. Así que vengo a quitármelo de encima con un breve resumen de lo que supuso esa experiencia para mí -puesto que no puedo hablar del todo por los demás- dividido en tres partes: las impresiones que tengo sobre las Freak Wars en general, sobre el encuentro de Warhammer Reforged que organizamos y mis conclusiones personales que a pocos o nadie deberían importar.


Comenzaré fuerte diciendo que el ambiente es tan absorbente que si te paras a sacar la cámara de fotos del móvil, ya te lo has perdido. Así que no esperes muchas más fotos. El ambiente y variedad que ofrecen estas jornadas anuales es digno de admirarse, y tengo entendido que otras diez mil personas que pasaron por el recinto a lo largo del fin de semana pueden confirmarlo. Diría que la oferta que ofrecieron entre todos los puestos abarcaba cualquier cosa que te apeteciera conocer o disfrutar del mundo que nos gusta. Desde sesiones de pintura y ludoteca abierta a los puestos de marcas de miniaturas y modelismo, pasando por una multitud de colegas del mundillo que también tuvieron su lugar allí. Los pocos disfrazados (o como los llamaban los índios, "cosplayers") que pude ver en aquel rato pululaban por el recinto como si les gustara que los observasen o que incluso les hiciera felices que la gente interactuase con ellos. ¿Os lo podéis creer? -Sarcasm-

Pese a que tuve el tiempo justo para darme una vuelta a echar un vistazo a la hora del bocadillo tuve la ocasión de conocer algunas cosas interesantes. Porque seamos sinceros, aquello es como un centro comercial para frikis. Hasta la hidromiel cerveza era de sangre de unicornio. Pero dentro de toda esa vorágine de consumismo frenético que nos caracteriza a la gente de clase baja hay un espacio para la solidaridad en forma de bancos de alimentos y apoyo a otras causas sociales. Las jornadas Freak Wars te ponen la mirada en el cielo del "fetikismo" a la vez que te mantien los pies en la tierra, recordándote que en la vida hay muchas otras cosas además del plástico que te puedas permitir.

Sobre el encuentro de Reforged, quizá debería decir las cosas malas antes que las buenas. Así, a lo loco, que nadie se lo espera, ¡muahahaha! Para empezar, debo asumir el fallo organizativo que supuso quedarnos sin tapetes para las mesas de juego. Sí, no hubo tapetes y fue culpa mía. Durante las decenas de mensajes que tuve con Nico y Ross -organizadores de las jornadas, entre muchos otros- hicieron mucho hincapié en que debíamos aportar la escenografía para el evento, puesto que el apoyo que podían conseguir por parte de Games Workshop solo podía destinarse a otros eventos oficiales. Aceptamos ese reto y pudimos fabricar escenografía suficiente para cubrir todas las mesas de juego, y de haber sido consciente de que debíamos haber aportado también los tapetes lo hubiéramos logrado gracias a nuestros compañeros de La Leyenda de los 9 Jugadores.






La otra anécdota que casi hace que se me pare el corazón es que la caja que contenía gran parte de los premios para los jugadores desapareció durante un buen rato. Sobre esto hay que explicar para el que no lo sepa ya, que en los encuentros de Warhammer Reforged (o al menos aquellos en los que he estado involucrado, o aquellos de los que he tenido constancia) no existen premios a los ganadores, sino a la participación. Es nuestro modo de decir "suelta el hacha y ven a divertirte con nosotros", y quien diga a día de hoy que hacemos torneos lo hace porque no tiene ni idea de lo que habla. Pero volviendo al tema, el importe íntegro de la entrada -descontando el alquiler de las mesas- revertía en el jugador en forma de diversos premios y la manutención. La propia organización de las Freak Wars se encargaba de gestionar todo este asunto.

Por nuestra parte, y como no sabíamos lo que íbamos a aportarles a los jugadores que vinieran a jugar con nosotros, nos encargamos de aportar un pequeño extra en forma de copias de algunos de los documentos de Reforged y Biblioteca del Viejo Mundo; los tres Annual, un par de copias de la recopilación de relatos "Cuentos de Carroburgo" y algunos ejemplares de los cómics que traduje hace ya tiempo. Incluso había preparado varios diplomas conmemorativos del evento como ya viene siendo tracidión. Sin embargo la caja que contenía los premios que había aportado la organización se traspapeló y no apareció hasta el último momento. Y es de entender. La organización trabajaba a marchas forzadas entre los que tenían que recoger todo y los que todavía andábamos disfrutando como si no hubiera un mañana. Y es que al final hubo un final feliz para todos, pues los compañeros se desvivieron por remover el recinto hasta que apareció y aquel trágico momento se convirtió de repente en la mañana de Navidad para los presentes.


En cuanto a las partidas y a los jugadores... pues lo podéis imaginar, ya podrían ser todos los eventos así. A mí me dio un gusto enorme. No, no es verdad, os estoy mintiendo. Me fastidió mucho no poder haber disfrutado más de aquel día, que hubiese sido más largo o que hubiese sido sábado para no tener que recoger tan pronto. Porque supo a poco. Yibrael preparó dos escenarios para la ocasión, y por fortuna las partidas se desarrollaron muy parejas (solo una de las partidas duró media hora o tres cuartos más que el resto).

Y es que no pasaba un momento en el que estuviera hablando con alguna persona sin que me requirieran por otra parte. Porque he conocido en persona a gente que de otro modo quizás no hubiera conocido. Me hubiera gustado haber podido dedicarle más tiempo a todos los que se tomaron la molestia de venir a pasar el día con nosotros, o a conocernos, o a jugar contra el Gran Nigromante y su esbirro. Como anécdota, decir que el "Diploma especial al más Perro de la Guerra" se quedó una vez más sin dueño, y no sabéis la alegría que me da poder decir eso. Solo ha habido que entregarlo en una o dos ocasiones, y por pura insistencia (les gustó tanto el diploma que se lo quisieron llevar para casa.






Este diploma especial se pensó originalmente para aquellos jugadores cuya única intención sea la de ir a 
un encuentro a llevarse un premio. Entrega por votación popular, invalida la entrega de otros premios que pudiera haber.

Prometí ser breve pero llevo ya unos cuantos párrafos, y como no quiero olvidarme de nadie -ni delatar a nadie, que a lo mejor hay quien no quiere que lo relacionen conmigo de la vergüenza que le doy- prefiero no empezar a hablar de anécdotas ni nombres concretos. Así que si te cruzaste conmigo a lo largo de ese fin de semana, esta carta es para ti:

Igual tuviste o no la oportunidad de jugar una partida conmigo. Quizás ya jugases hace mucho y quedamos medio empatados, o que llegaras de otro entorno pero que me reventaras el ojal como un caballero, hasta me dio gustito. Igual tuviste que preguntarme cómo se ejecutaba correctamente una regla mientras yo jugaba y te tuve que hacer esperar un minuto. A lo mejor ya había coincidido contigo en alguna otra ocasión, y en ese caso me alegré muchísimo de volver a verte. O puede que llegaras de nuevas al mundillo y te acabases de hacer el ejército motivado por lo que ofrecemos en Reforged, por lo que no lo tenías pintado; y ya ves que fue una alegría.

Hasta puede que tuvieras que soportarnos a Yibrael y a mí durmiendo en tu casa, un detalle sin el cual no nos hubiéramos podido permitir el lujo de ir. O que cenáramos juntos el sábado, charlando de nuestro hobby como amigos de toda la vida. Y puede que yo flipara un poco cuando me enseñaste el trabajo que Reforged te había motivado a hacer. Tal vez te comiste un viaje de cientos de kilómetros con tus amigos y no para jugar, sino para compartir ese día con todos nosotros. E incluso es posible que te quedaras con las ganas de decirme algo por falta de tiempo; si es así, ya lo siento.

Tal vez no era mi turno y tuviste la ocasión de charlar un poco más conmigo mientras mi oponente tiraba dados y mataba a mis Orcos. Incluso tal vez ya nos seguías antes en Twitter - a Yibrael, o a mí o a la iniciativa Warhammer Reforged- y que te pasaras por allí solo a conocernos y contemplar las partidas; y que al alabar mis miniaturas a mis espaldas, puede que yo hiciera como que no te escuchaba porque me dejaste sin palabras en aquel momento. O cabe la posibilidad de que formaras parte de la gente que fue a la demostración de MdNR y te pasaras a echar un vistazo, lo cual fue todo un detalle. Igual eres el tipo que encontró la miniatura de enano al recoger (y si es así, ¡sigo buscando al dueño!).


No sé si igual tuviste que aguantarme mientras buscaba angustiado la caja con los premios, cuando era evidente que tú tenías otros asuntos que atender; y aún así la encontrásteis, ¡gracias! A lo mejor te acercaste a grabar por las mesas o sencillamente a ver lo que se cocía y yo casi no pude hacerte caso. O tal vez eras un reportero que conozco pero que no encontraba muy bien dónde estaba su sitio, como tocando la corneta de retirada. Incluso puede que finalmente no lograras enseñarme tu disfraz con el patito de goma por el contínuo ir y venir, ojalá te hubiera visto babear al ver mis orcos en la mesa. 

Es probable que en aquel momento le estuviera dando un poco la brasa a un pintor como la copa de un pino mientras pintaba las miniaturas de sus increíbles dioramas (¡madre!) y él, de tan humilde que es, hasta me aceptó un truquito de pintura que me enseñó Yibrael. También es probable que me dejara el poco dinero que llevé a Madrid en tu chusta de mercadillo, pero sarna con gusto no pica. O es posible que solo pudiera pasarme a saludarte y a contemplar tu trabajo como un elfo que va a visitar un hermoso roble roto. Y tal vez, solo tal vez, yo llevara muchísimo tiempo deseando conocerte en persona y tuviera la fortuna de compartir contigo aquella bebida asquerosa, antes de que intentaras venderme como a un niño esclavo pero después de que te sorprendiera por la espalda cantándote "The wind beneath my wings". 

A ti y a todos... gracias por haber hecho de esta experiencia algo inolvidable.

Conclusiones personales: ¿Sabéis esos momentos en los que se te enraman un poco los ojos mientras estás recordando algo enormemente emotivo y bonito que te ocurriera en el pasado? ¡PUES NO ES ESO! ¡ES LA ALERGIA PRIMAVERAL, DEJADME EN PAZ!

¡Hasta la próxima! ;-)
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