Ha sido gracias a un comentario del Facebook que en mi mente se encendió una luz. No una luz cualquiera, no, sino esa luz que debe de emanar del retrete del todopoderoso Dios, nuestro señor, después de luchar durante horas para expulsar una barra entera de pan con manteca de chocolate que se comiera el día anterior. Y es que este "IDI" procede desde el culo del mundo. Desde mi perspectiva, claro. ¡Ah!, antes de empezar os aseguro que lo he buscado en la Wikipedia y Paul Hogan -todavía- no está muerto. Hoy os hablaré de las dos películas que interpretó bajo el nombre de "Cocodrilo Dundee"... y digo dos, porque todos y todas estaremos de acuerdo en que esa basura que realizó en 2001 jamás existió. ¡Jamás! Y como voy a hablar de dos películas y como la mayor parte son un coñazo, voy a ir variando de estilos según me venga en gana. Para no aburriros ni aburrirme yo.
¡Uy! Esta no era la foto...
¡Ésta era!
Os pondré en situación. Mick "Cocodrilo" Dundee (Paul Hogan) es un aborigen al que le atacó un cocodrilo en Australia, pero cuando la historia llegó a Estados Unidos había adoptado proporciones épicas. No sé si esto fue por la teoría de la radio escacharrada o porque por aquel entonces los estadounidenses pensaban que de Australia no podía salir nada fuera de lo común, pero la periodista neoyorquina Sue Charlton (Linda Kozlowski) fue para allá en busca de una historia llena de aventuras. Sue y Mick deciden irse a pasar unos días a la selva, que es el equivalente australiano de irte a una casa rural solo que con animales que te comen y todo eso.
Dundee es un héroe procedente de otra época, de los que fuman cigarrillos, estrangula serpientes con sus manos y se pelea en la tasca cuando le acusan de ser un cazador furtivo. También hace una cosa muy chula como de magia negra; resulta que si a un animal cualquiera le haces el saludo ese de los canis pero al revés, lo puedes hipnotizar y hacer que sea tu amigo o que se calme. ¡Vamos, niños! ¡Probadlo la próxima vez que vayáis a Cabárceno!
R.J. Dio ya hacía algo muy parecido en sus conciertos.
Pero Sue también los tiene bien puestos, por lo que a la primera discusión en la que Dundee le dice que no duraría en ese país de hombres ni una semana, p'allá que fue. Dundee, que en el fondo tiene su corazoncito la sigue desde lejos cual acosador protector. E hizo bien; Sue fue atacada por un cocodrilo que le mordió la cantimplora que llevaba colgada al cuello. Podía haber agachado la cabeza para librarse de la presa, pero se ve que Sue tenía mucho cariño a la cantimplora o algo pues de nuevo hizo alarde de huevos toreros y retuvo al reptil durante doce segundos. Ojo al dato, ¿eh? Que ya cuesta que un perro labrador se esté quieto durante cinco. Y lo buena que es esa marca de cinturones para cantimploras. Total, que Dundee la salva y la relación entre ellos pasa a un mejor grado. Por cierto, este me parece un momento tan bueno como cualquier otro para mencionar que el guión de la película pertenece al propio Sr Hogan, y que tras conocerse en esta película Hogan se divorció de su mujer y se acabó casando con Kozlowski en el '90.
Durante el viaje, Mick presenta a Sue a su amigo Ned. Un tipo un tanto peculiar, hombre de ciudad cuyo padre es el líder de la tribu de los Tinpilharras. No me lo estoy inventando, y si no me creéis observad sus pantalones vaqueros y su peluco de oro. También son caníbales, pero por lo menos Ned consiguió civilizar a su pueblo hasta el punto de hacerles llevar también pantalones vaqueros. De este modo por lo menos no tienen quejas por tener un especto desaliñado cuando van a cenar.
El lío llega cuando sue convence a Mick de viajar a Nueva York porque comienza a alucinar con cada detalle. También se lleva un pequeño chasco al conocer que Sue tenía novio esperándola en casa. Ains, el amor... o algo. Richard, el novio de Sue, comienza a tomarle el pelo a Dundee con las típicas bromas que le hacen los primos de ciudad cuando les venían a visitar los de pueblo a mediados del siglo pasado. Pero Dundee es un tipo elegante y con recursos, como aquel gitano que escribió un tweet diciendo algo así como "mucho estudiar pero te pego una mojada y el título universitario no te sirve de nada". ¿Que el novio de Sue se pone a hacerse el chulo? Pues le deja inconsciente de una leche cuando Sue no está mirando y luego le acusa de no saber beber. ¿Que no sabe situarse en la ciudad? Pues se sube a una farola para orientarse. ¿Que le "sopla" un colega que la "churri" que le hace ojitos es un "travelo"? Pues le mete mano a la "huevera" para comprobar qué hay de cierto en sus palabras. ¿Que un chulo se pasa de modales con unas inocentes señoritas que están tomando el aire tranquilamente en una esquina cualquiera a las tres de la mañana? Pues a hostias otra vez, que la inteligencia se demuestra zurrando primero. 40% Fred Astaire, 40% John Wayne (el 40% que se veía en las pantallas), 40% Alfredo Landa.
Pese a que se sigue adaptando a la vida en la gran ciudad, ésta no deja de sorprenderle. Y no me extraña. Sue le lleva a una fiesta en la que la más normal era como Cindy Lauper. Mirad, qué tendencias, qué bailoteos y qué despiporre de drogas pululando por doquier.
¡Sí! ¡Es el Amo del Calabozo saliendo de fiesta!
Aquí no se aprecia, pero el Amo del Calabozo tiene esa cara porque la chica con la que intentaba ligar está dándole la chapa fuera de plano con lo mucho que echa de menos a su exnovio.
Además, Dundee no deja de impresionar a Sue a cada paso que dan por la ciudad. A fin de cuentas, Nueva York es una selva de asfalto, y a fin de cuentas Sue no puede evitar sentirse como la Jane de un Tarzán cualquiera. Pese a todos estos inesperados devenires de la vida, ella piensa sacar adelante el artículo de una forma objetiva y profesional.
De tanto hacer el bien es normal que te salgan enemigos, y en este caso
el tipejo que se propasó con aquellas doncellas esquineras nocturnas
volvió a aparecer junto con dos amigos dispuestos a pegarle una pequeña
paliza a Mick. Por otra parte, Dundee no pierde la ocasión de presumir
delante de Sue lo que haga falta con tal de llamar su atención.
Pero todo héroe tiene un compañero que le ayude cuando se encuentra en apuros, y en este caso se trata no más ni menos que de... ¡Carl Winslow! El
mal padre y peor policía de "Cosas de casa" aparece haciendo horas extras como chófer de limusina para demostrarnos lo que todos y todas pensábamos cuando éramos jóvenes: que los adornos aquellos de los maleteros podían desengancharse y utilizarse como bumerang.
Final almibarado. El novio pide a Sue en matrimonio. Mick se enfada y se larga -normal por otro lado, no ha hecho más que ponérsela como una morcilla en estos meses a la vez que estaba con el otro-, pero en el último momento se da cuenta de que quiere a Mick y lo persigue hasta el metro. Como a estas alturas ya todo Nueva York conoce a Mick, a nadie le importa que les pise la cabeza con tal de que pueda llegar hacia su amada treinta segundos antes que si esperara quieto a que llegase el metro y se fueran todos. Que la vida es corta.
Foto de prueba para D. Azofra.
Ahora hagamos un paréntesis para
ir al baño.
Hola otra vez. Ahora que he vuelto, hablaré de ciertos personajes. Es que no sabía como encajarlos antes, porque en la primera película tenían tan poca relevancia que me parecía triste gastar unas líneas en ellos.
Wally: Es el socio de Mick Dundee, su contacto con el mundo civilizado y un mentiroso compulsivo. Da bastante asquete.
Doris, la tabernera: Tiene la enfermedad esa rara que te hace envejecer muy deprisa. Y ya no engaña a nadie con las botellas que tiene tras la barra; todas tienen Foster.
Donk: El equivalente al Barney de la Taberna de Moe, pero más duro. Con
los beneficios de la primera película se pagó una dentadura nueva, pero
la empeñó antes de terminar la segunda para poder seguir bebiendo
Foster.
Nugget: No necesita armas porque es amigo de Donk.
Vayamos ahora con la segunda película, que podría haber pasado perfectamente como el guión de un episodio del "Equipo A" cambiando cuatro cosas. Como era de esperar, Mick lleva ya tiempo con Sue pero pocas cosas han cambiado para nuestro ya entrañable explorador con niveles de guerrero.
El tema es que ahora Sue tiene no ya un novio sino un exmarido que anda todo el día por Colombia haciendo reportajes y buscando aventuras. Tanto es así que consigue el reportaje del siglo: fotografía a un capo de la droga (este no es el mérito, que en los 80's había muchísimos) asesinando a uno de sus trabajadores por estar en desacuerdo con el convenio. Ya se sabe, si le hubieran fotografiado en un yate de relax con el presidente de algún país cuasi-tercermundista no le hubiera pasado nada ni a él ni al susodicho presidente. Pero en el vicio de matar se sabe cuándo se empieza aunque no cuándo se acaba. Consigue enviarle a Sue el carrete (jejej carrete... ¿Os acordábais? Para los milennials, antes de los años '90 la información no viajaba a millones de "chupibytes" por segundo. Por eso Leia tuvo que facturar a R2-D2 para enviarlo a Tatooine con el mensaje para Kenobi), pero los narcos le dan caza y tras esto viajan a Nueva York para secuestrar a Sue y hacerse con las pruebas.
Mientras tanto, Mick continúa sumergiéndose en la cultura de la ciudad, pero le es imposible dejar atrás ciertos hábitos por lo que hace cosas como enseñar a los niños que le caen bien cómo seguir las huellas de otros niños para darles caza en el caso de que necesiten comida. Tras la típica llamada de secuestro exprés, Mick comienza a esquivar a la policía al mismo tiempo que amedrenta a los más incompetentes de todos ellos (narcos y policía) para sacar información sobre el paradero de Sue. Mención especial al topicazo de la escena del metro en la que Dundee se esconde de un esbirro del narco y es salvado por dos japoneses, uno que sabía artes marciales y otro que sabía hacer fotos.
En cuanto Dundee averigua la dirección de la casa del narco no duda en ir a por él, pero le guste o no sabe que en esta ocasión necesitará ayuda. Es cuando consigue contactar Rata, el líder de quienes son supuestamente la banda de punkis con más pelotas de todo Nueva York. Por supuesto esto no significa para nada que tengan tantas pelotas como Dundee, pero tendrá que apañarse con lo que hay. Como son perros ladradores y poco mordedores, les pone a hacer eso mismo; ladrar con el fin de distraer a los esbirros del narco y dejar a Dundee vía libre para entrar y rescatar a Sue. Al entrar en el caserón del narco se queda un poco desorientado porque como todo narco que se precie debe tener todo aquello cuanto posea pintado de blanco. Las paredes, los coches, los trajes, las estatuas... es como otro tipo de camuflaje a la vez que fardas de vender cocaína. Mick consigue dejar inconsciente a todo aquel que se encuentra, y por poco no noquea a Sue al abrazarla.
Dado que la justicia es igual de rápida y efectiva para todo el mundo en todas partes, Mick y Sue se ven encerrados en su domicilio mientras Rico reune a sus legiones de abogados por un lado (para denunciar a Mick por allanamiento de morada) y a sus matones por el otro (con el fin de limpiarles el forro). Es entonces cuando Mick decide llevarse a Sue de vuelta a Australia; en su entorno natural, Dundee es como un ninja pero en australiano. Además su renombre hace que ningún rastreador que aprecie su vida está dispuesto a perseguirle. Es por esto que Rico decide secuestrar a Wally, porque él sí que aprecia su vida y mucho. Por desgracia para Rico, sus secuaces van cayendo uno por uno hasta que solo quedan él y Miguel, su lugarteniente. Es entonces cuando Wally escapa, se reune con Sue y ésta decide ir en su ayuda. Mick captura a Rico e intercambian sus ropas para despistar al que queda. Pero entonces Sue dispara a Mick, Miguel dispara a Rico, Sue vuelve a disparar a Miguel y por último Sue se pega un tiro al darse cuenta de lo que ha hecho. Bueno, esto último me lo he inventado, pero hubiese estado bien.
Y como lo hice al final de la primera parte, describiré un poco más a ciertos personajes de la segunda parte.
Leroy Brown: Un tipo muy honrado y trabajador, pero le gusta la "mala fama" que genera un nombre como el suyo en Nueva York. Vamos, que haces correr el rumor de que pega palizas por encargo y le encanta, pero vas a agradecerle que dedique su tiempo libre a alimentar a los huerfanitos en un comedor social y se enfada.
Miguel:
Mano derecha del capo de la droga. Entre sus aficiones se encuentran los secuestros, las mujeres de alquiler, crear incendios para cazar serpientes y hacer que su melena parezca un perro mojado incluso estando seca. ¡Y sin aniño de compromiso, chicas! ¡Wow! ;)
Luis Rico: El malo maloso,
el rufián de la película, aquel que aspira a retirarse comprando una
islita como Hawái. No está mal... es megalómano, muy presumido y todo eso, pero ya
sabéis cuál es el
narcotraficante de ficción favorito del Niño Borracho.