miércoles, 5 de febrero de 2014

40K Revolution: Informe de batalla (Lobos espaciales vs. Tiránidos, parte 2)

Continúo con el informe de batalla de 40K Revolution que comencé  narrar ayer.

Los exploradores lobo entran por el flanco

El Capitán Seyabet de los Mil Hijos se concentró para ampliar su visión bruja y permitirle ver por encima de la lluvia de esporas micéticas que las gigantescas astronaves tiránidas arrojaban incesantemente sobre el planeta Ilgnus VI. El campo de batalla en el que sus ancestrales enemigos, los Lobos espaciales, batallaban contra los tiránidos, se hizo claro de nuevo. Observó cómo los exploradores lobo se acercaban hacia el flanco izquierdo, tratando de asegurar el templo contra las crecientes hordas tiránidas. Los fenrisianos escucharon la orden del sacerdote lobo por sus intercomunicadores: "¡Disparad!", y descargaron una lluvia de muerte sobre los alienígenas. Los cazadores grises abrieron fuego al mismo tiempo que el bólter de asalto del rhino, barriendo a un buen número de gantes. El lanzallamas del dreadnought descargó una lengua de fuego sobre los gantes que se hallaban cerca del objetivo (la PCE enterrada en las ruinas del centro del campo), pero las pequeñas bestias eran muy rápidas, y sólo una pereció. Más letales para los xenos fueron los cohetes disparados por el whirlwind, que abrieron grandes agujeros en las líneas de los tiránidos.

Los Lobos espaciales disparan contra la marea tiránida que se aproxima
mientras el dreadnought toma posiciones en el objetivo.

Los exploradores lobo, con fría eficiencia, se acercaron al templo, infestado de hormagantes, y lanzaron granadas de fragmentación sobre las bestias. El espacio cerrado y el gran número de hormagantes sellaron el destino de los alienígenas, y siete de ellos saltaron en pedazos. Tras diez milenios, los Lobos espaciales seguían siendo fríamente eficientes, pensó Seyabet. Los colmillos largos abrieron fuego, descargando una lluvia de proyectiles contra los gantes y los guerreros tiránidos que se acercaban por el flanco derecho. Cuando el humo se disipó, los cadáveres de algunos gantes estaban esparcidos por el terreno, pero las bestias de mayor tamaño habían salido incólumes de la tormenta de fuego. El colmillo largo armado con cañón láser apuntó contra el monstruoso carnifex, hiriendo de gravedad a la bestia.

Los guardias del lobo y los cazadores grises disparan a los genestealers.

Los exterminadores de la guardia del lobo se giraron y abrieron fuego contra la mermada progenie de genestealers que se acercaba a ellos, acabando con una de las criaturas. Los colmillos largos bajo el mando del sacerdote rúnico también se giraron para apoyar a sus hermanos, y acabaron con la bestia que lideraba la progenie con sus rifles de fusión.

El dreadnought abre fuego con su cañón de asalto...

En el centro, junto al principal objetivo de los Lobos espaciales, el dreadnought se encaró contra el monstruoso tirano de enjambre, que se acababa de levantar, gravemente herido. El cañón de asalto escupió una lluvia de plomo que ni la robusta constitución del xenos ni su escudo de energía psíquica pudieron detener. El tirano de enjambre cayó de nuevo.

...¡y el Tirano de enjambre cae de nuevo!

En el flanco derecho, los garras sangrientas continuaron luchando contra el líctor, tratando de ganar la gloria, pero sólo hallaron muerte. Otro de los garras sangrientas pereció, aunque continuaron luchando. Repentinamente, el cielo se oscureció cuando una gigantesca bioforma tiránida voladora pasó sobre el campo de batalla, descargando una progenie de gárgolas sobre los colmillos largos. El sacerdote rúnico y sus cazadores grises se apartaron cuando el suelo estalló frente a ellos, y tres criaturas serpentiformes surgieron de la tierra, agitando sus brazos como cuchillas. Una inagotable marea de gantes surgió de la retaguardia de los tiránidos, lista para masacrar. Parecía que los alienígenas no se terminaban nunca: por cada uno que los fenrisianos mataban, dos más ocupaban su lugar.

Las gárgolas descienden sobre los colmillos largos

Los mantifexes surgen del suelo frente a los cazadores grises

¡La marea de gantes es inagotable! ¡Buajajajaja!

Las gárgolas abrieron fuego con sus armas simbióticas, pero no lograron perforar las servoarmaduras de los colmillos largos. Los termagantes dispararon inútilmente sus perforacarnes y lanzadardos contra los exterminadores de la guardia del lobo. Incluso el zoántropo fue incapaz de canalizar la energía necesaria para descargar una ráfaga de disformidad sobre los guardianes del lobo.

¡A la carga!

La marea tiránida se lanzó al asalto, pero los fenrisianos estaban preparados, y también eran letales en combate cuerpo a cuerpo, como dolorosamente sabía Seyabet. Los guardianes del lobo se enfrentaron contra una marea inagotable de gantes, aguantando la posición y aplastando a ocho de ellos, así como al genestealer restante. El carnifex se lanzó con furia contra el dreadnought, pero no fue capaz de perforar el blindaje de este (¡¡doble uno!!). Las gárgolas recibieron un severo castigo y huyeron del campo de batalla. Ni siquiera los mantifexes lograron hacer retroceder a los cazadores grises, y sólo acabaron con uno de ellos. Tan sólo el líctor prosiguió con su metódica matanza de garras sangrientas, acabando con dos más de ellos.
(Mañana la emocionante conclusión)

4 comentarios:

  1. Esto... ¿modificación a segunda edición? ¿Cuándo se podrá leer tal cosa? ^_^

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    1. Espero que pronto, ya sólo queda maquetarlo y arreglar un par de detalles...

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  2. Que siestas se está pegando el tirano en enjambre, la partida entera tirado a la bartola.
    Deseando estoy de conocer el desenlace y el balance de la partida.

    Salud!

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    Respuestas
    1. El pobre no hace más que recibir cañonazos, y ni el Campo Voltaico ayuda...

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