viernes, 24 de junio de 2011

El Pozo Maldito


Hoy sólo un breve extracto de mis notas para un futuro "Gran atlas de Warhammer" xD, que tengo un dungeon que preparar para mis pobres jugadores.

En las costas del Mar Sulfuroso y rodeada por la Desolación de Nagash se encuentra Nagashizzar, el Pozo Maldito, guarida del Gran Nigromante Nagash y la fortaleza más poderosa que nunca ha visto este mundo. Construido a lo largo de siglos por el infatigable trabajo de incontables seres No Muertos, el castillo se levanta casi medio kilómetro por encima del desierto. Fue esculpido y excavado en la roca viva de Pico Tullido; el pico de la montaña es la torre más alta de la fortaleza. Hay cientos de torres más que cubren la ladera de la montaña. Durante la noche, pueden verse fantasmagóricas y terribles luces verdes tras los ventanales.

Nagashizzar es una montaña fortificada repleta de incontables kilómetros de túneles. En el interior de sus miles de salas, cientos de seres No Muertos esperan, listos para responder a las órdenes de su
señor. Pese a lo grande que es este ejército, es tan solo una pequeña fracción de las legiones que antaño sirvieron al Gran Nigromante. Cuatro grandes puertas protegen el acceso a Nagashizzar. En cada una hay máquinas de guerra muy peligrosas; golems de hueso animados, lanzadores de virotes que disparan huesos de gigantes con runas inscritas, catapultas que lanzan cráneos que gritan, y cosas peores. Las propias puertas están construidas con un metal negro desconocido que brilla como obsidiana bruñida y es diez veces más duro que el acero.

Bajo Nagashizzar, los pozos llegan a una profundidad doble de la altura de la montaña, formando un hormiguero de galerías y minas donde antaño tanto los Skavens como los No Muertos trabajaron duramente para extraer la piedra de disformidad. Estos corredores están patrullados por los infatigables centinelas de las legiones No Muertas de Nagash, que vigilan continuamente por si los Skavens deciden regresar alguna vez.

Dentro de su gran sala de audiencias en lo más alto de la fortaleza, el esqueleto de Nagash, el Gran Nigromante, permanece sentado en su trono de cráneos. Ha meditado en él durante más de mil años, esperando, planeando y guiando a sus numerosos espías con el poder de sus pensamientos. Actualmente, revitalizado por la energía de la Magia Oscura que ha soplado sobre el mundo desde la gran incursión del Caos, está ya casi preparado para extender sus dominios una vez más.

Los únicos seres vivos en el interior de esta gran fortaleza son los discípulos de Nagash. Estos enloquecidos aprendices adoran al Gran Nigromante como a un dios y dirigen su culto esperando el día en que abandone su salón de audiencias para conquistar el mundo. A veces llegan forasteros buscando su guía y sus enseñanzas en las oscuras artes de la Nigromancia. La mayor parte de estos visitantes son sacrificados, y sus cadáveres pasan a engrosar las filas de sirvientes No Muertos de Nagash. Los más malignos y peligrosos consiguen lo buscaban y regresan al mundo para cumplir la voluntad de Nagash.

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