domingo, 22 de enero de 2012

Bestiario del Viejo Mundo: Minotauros (2)


EL OJO DEL SABIO

"He visto cómo sucedían cosas muy malas en la guerra, pero así es como funciona el mundo, ¿verdad? Los fuertes atacan a los débiles, y los débiles deben ser astutos o no sobrevivirán. Pero la batalla en el campo helado de Dregden Mort fue distinta a cualquiera que hubiera visto antes. Yo era parte de un gran grupo incursor, el cual quería probar nuestras espadas contra los Garhars, uno de nuestros enemigos tradicionales. Había sido hace mucho tiempo, y los Garhars habían cambiado. Creo que se dedicaron demasiado a los dioses. Sus campeones tenían todos las marcas de los Cambiaformas, y una fila completa de Toros de la Tormenta. Los llamáis minotauros, ¿verdad? Llegaron rugiendo y bufando contra nosotros, pero los orgullosos hikos del norte no corren tan fácilmente y los contuvimos. ¡Grande fue el derramamiento de sangre ese día! El hielo se convirtió en barro rojo hasta a una milla de distancia o más. Los Toros de la Tormenta se volvieron locos, gritando al cielo. Algunos de ellos soltaron sus hachas y saltaron sobre mis compañeros, arrancando miembros y cabezas a bocados con sus dientes. Les cortamos bien, los abrimos, y aún así no pararon de comerse las vísceras derramadas. No hay cerebro en sus cabezas cuando suena la canción de la muerte, sólo el deseo de mutilar y matar. Varios de mis primos y uno de mis hermanos murieron así. Murieron gritando. No fue una buena muerte."
HOLGER ALGERSSON, MERCENARIO NÓRDICO

Los minotauros suelen ser los guardianes de los altares del Caos y las tumbas de los Paladines caídos. Apilan todos sus trofeos, armamento y calaveras incluidos, en enormes montones que pueden llegar a ocultar el verdadero sitio que están protegiendo. No se sabe por qué los dioses del Caos les otorgan tal favor o los marcan con tal tarea.

"Allí había una señal que no podía discernir, no lo haría. Se escurría más allá de la visión, intentando salirse de donde había sido excavada en la superficie de la roca, aunque desde otro ángulo no se movía en absoluto. El guardián de la señal, su guardián y esclavo, era un hombre toro, un minotauro que intentaba evitar que los indignos cruzaran más allá del límite. La razón de que hubiera sido escogido para la tarea no puedo decirla. Quizás su fervor. Aunque me pareciera correcto que un minotauro debiera proteger la entrada de ese retorcido laberinto, era algo que surgía de algo que sabía o que había aprendido, que había una conexión entre esos dos elementos. De todos modos, dejó que mi forma incorpórea lo pasara sin encontrar resistencia, pero sólo cuando olfateó el aire a mi paso y no encontró rastro de sangre."
MARIUS HOLLESTER, LIBER MALÉFICUS

No todo minotauro está destinado a una vida de protección. Los mayores de entre ellos atraen la atención de los poderes del Caos. Son tan favorecidos como los campeones humanos del Caos, exaltados a los ojos de sus compañeros, y reciben una de las grandes marcas del Caos. Estos minotauros se llaman Minotauros de la Condenación, y son extremadamente peligrosos.

NUESTRAS PROPIAS PALABRAS

"Somos fuertes. Fuertes como las montañas. Fuertes como las mareas. Los grandes saben esto, les gusta tanto nuestra fuerza que nos destinan a proteger lugares especiales. Lugares sagrados. Allí la presa viene hacia nosotros. La mayoría no valen la pena, pero saben bien. Los pequeños nos llaman para hacer la guerra por ellos, y a veces lo hacemos. Pero también nos temen, y eso es bueno. Deberían temernos. Su sangre también huele bien."
KARTUSH, MINOTAURO

"Siempre la oigo. La dulce, dulce canción de la sangre. A veces debo usar los dones de Tchar para calcinar la carne, lo cual acaba con parte del sabor. De todos modos siempre hay más. EL banquete nunca termina."
LILIOG, TORO DE TZAAN

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