Hace ya un mes que me dio por escribir sobre mis recuerdos en esto del hobby, como si fuese un abuelo cebolleta xD. Dije que otro día seguiría hablando de ello. Pues ha llegado ese día xD
Tras un año plagado de partidas de Warhammer nos había llamado la atención el 40K, que acababa de aparecer sólo unos meses antes (la segunda edición), pero aunque teníamos algunas miniaturas (sobre todo del Cruzada Estelar) y algunas reglas en la White Dwarf, no nos animábamos a echar una partida. Por aquellas fechas me enteré de que se celebraban en mi localidad unas jornadas, las ECARES (Encuentros Cántabros Anuales de Rol, Estrategia y Simulación), y me animé a ir. Recuerdo que fueron en la Casa de Cultura, y por llegar ya me quedé sorprendido al ver las ya conocidas mesas de la biblioteca llenas de gente jugando a rol y a Magic. Tras hablar con uno de los chavales que estaban en el mostrador de recepción me convenció para apuntarme a una partida de rol. ¿El juego? ¡Fanhunter!
Pues sí, mi primera partida de rol fue a Fanhunter, el juego de rol epicodecadente. Fue el módulo de "El macute degenerado", en el que los jugadores tienen que dar caza a esta aberración genética por las alcantarillas de Barnacity. Aquello me fascinó, el hecho de ir narrando una historia con las acciones de los personajes y el hilo conductor que marca el máster. Recuerdo que mi personaje murió en un tiroteo, pero aquella partida dejó una huella indeleble en mí.
Aquel mismo día, en la planta de arriba de la Casa de Cultura, estuve viendo algunas partidas a Warhammer y a Blood Bowl, e incluso me dejaron el "Black Codex" de 40K, en el que venían las listas de ejército provisionales de la 2ª edición, del cual hice una fotocopia. En la última planta había también una zona de pintura (con pinturas y pinceles, e incluso algunas miniaturas de plástico para que los chavales pintásemos), e incluso había moldes para hacer miniaturas de plomo. Los moldes estaban ya gastados en aquella época (¿finales del 94?), y aunque fue la primera vez que vi aquellos moldes, no iba a ser la última. Había un molde con un guerrero del Caos de Heroquest, un Gimli, unos cuantos Mechas... Todos los asistentes podían elegir una miniatura, pintarla y llevársela a casa, lo que era todo un detalle.
Cuando regresé con la fotocopia del Black Codex organizamos rápidamente una partida "improvisada" de 40K, usando las reglas de Fantasy (que no eran tan diferentes) y las listas del Black Codex. Todavía recuerdo las miradas de terror de los otros jugadores al ver que los Genestealers tenían 4 ataques de Fuerza 6...
La batalla fue entretenida, y con el tiempo jugamos otras, pero el descubrimiento que más nos cautivó fue el del rol. De manera completamente improvisada (como sólo unos chavales de 14-15 años de la época anterior a la generalización de internet podían hacerlo xD) organizamos nuestras propias partidas de rol, con una extraña amalgama de reglas, pero mucha ilusión. Recuerdo que por aquel entonces me compré mis primeros dados poliédricos, la mayoría de los cuales todavía conservo.
Aquellas partidillas de rol, algunas ambientadas en el mundo de Fanhunter (lo poco que había aprendido de él en mi primera partida) y otras en mundos de fantasía de nuestra invención, con fichas hechas sobre la marcha en hojas de cuaderno, nos encantaron a todos. Tanto que uno de mis colegas llegó a contactar con los tipos que habían organizado las jornadas. Y nos apuntamos al "Club de Rol".
Allí se abrió ante nosotros un nuevo mundo de posibilidades. Pese a que eramos muy jóvenes, y muchos nos trataban de forma paternalista (cuando no nos miraban con desprecio diciendo "¡críos!"), aprendimos a jugar a muchos juegos allí. Fue cuando me envicié a eso del Magic (¡¡Malditos cartoncitos!), y allí también jugué mi primera partida de rol "seria": a AD&D, Ravenloft para ser más exactos. Mi personaje fue un ladrón halfling al que recuerdo con mucho cariño. La partida la organizó ni más ni menos que el presidente del club de rol, y todos los jugadores éramos novatos. La idea era que nos soltásemos y nos fuésemos conociendo.
Recuerdo la primera vez que entré en el local del club de rol, para apuntarme. Allí estaban disputando una batalla de Warhammer, la final de un torneo. Se enfrentaban los altos elfos contra los no muertos. Recuerdo que el jugador de los No muertos había elegido como general a Settra y lo había metido en medio de una enorme unidad de esqueletos (en medio quiere decir en medio... en 4ª no era obligatorio para un personaje estar en la fila frontal)... Ese jugador ganó el torneo con sus tácticas más que dudosas. En aquella época eran muy comunes, lamentablemente. Estoy hablando de la 4ª edición, la más salvaje de todas cuantas se hayan escrito. Proliferaban los ejércitos raros de "combo", y este sujeto era uno de los jugadores más taimados y retorcidos que jamás haya conocido.
Pero eso ya lo narraré otro día: los ejércitos extraños de aquella época merecen una entrada aparte.
Muy interesante tus inicios la verdad, me han recordado a ciertas partes mi adolescencia cuando fui tambien a jugar mis primeras partidas a la casa de la juventud de mi pueblo. Tuve la suerte en mi caso, de tener un grupo de frikis bastante grande y algunos ya algo expertos en la materia.
ResponderEliminarPero lo que mas me gustaba era juntarme en los recreos del instituto a releer la WD que habian sacado ese mes y comentarlo con los amigos. Todo era utopico hasta que empezamos a fijarnos en el genero femenino...XD.