VISIÓN COMÚN
"Cuando era más joven tuve un amigo llamado Hugo que se comportaba como un forestal. Hugo no era la flecha más afilada del carcaj, pero tenía un buen corazón. A menudo se acercaba demasiado a los bosques, mucho más allá de los límites que los ancianos del poblado nos habían puesto, y no tenía miedo de las piedras con marcas extrañas que las hadas protegen con tanta fiereza. Una noche de primavera estábamos volviendo a casa después de pescar cuando una bella muchacha salió de las sombras de los árboles y nos saludó. Yo estaba asustado, pero Hugo fue hacia ella sin dudarlo. Cuando Hugo no volvió al día siguiente, los ancianos me preguntaron qué había sucedido, pero les dije que no lo sabía. Al final dieron a Hugo por muerto. No volví a ver a mi amigo hasta casi tres décadas después, hasta cierta noche de primavera, cuando por casualidad estaba cerca de los árboles donde vi a Hugo por última vez. Un hombre joven salió de los bosques y, ante mi asombro, comprendí que era él, pero no había envejecido ni un solo día. Empezó a hablarme, pero luego sus ojos se abrieron como platos, como si tuviera miedo. Fueran cuales fueran sus palabras finales, se perdieron conforme se convirtió en polvo ante mis ojos. Desde los oscuros árboles me hizo señas una bella muchacha, y huí mientras su risa burlona me daba alas."
ANTON, CAMPESINO BRETONIANO
"Estúpidas rameras. Tentadoras demoníacas. Que su bella apariencia no os engañe, ni sus intentos de ocultarse con los adornos del mundo natural para eliminar la sospecha de su verdadera naturaleza. Conozco a lo siervos del Caos cuando los veo, y las dríades son uno de los juguetes más exclusivos del Señor del Placer, pero no pueden condenar el alma de un hombre tan bien como cualquier otro demonio. El Despojador las creó para ocultarse, y eso es lo que hacen. Por suerte su elección de forma las hace bastante susceptibles al fuego, una debilidad que he tenido el privilegio de explotar en alguna ocasión."
VORSTER PIKE, CAZADOR DE BRUJAS
"Mi madre siempre me dijo que mi extraño sentido del humor me metería en problemas algún día. Como siempre, tenía razón, pero sabía que no me sorprendería al oír que también salvó mi vida una vez. Hace algunos años mi unidad estaba sirviendo con uno de los señores de la parte oeste del Imperio, completando sus filas mientras realizaba una pequeña expedición al interior de Bretonia. El rumor de nuestra llegada precedió a nuestras fuerzas, ya que un grupo de caballeros nos estaba esperando en un bonito campo verde mientras descendíamos por un paso de las montañas Grises. Los bosques de Athel Loren se encontraban justo al sur de nosotros, y alguien tuvo la brillante idea de que algunos muchachos atravesaran un núcleo de árboles para flanquear a los bretonianos. Como siempre, fuimos nosotros los mercenarios los que sacamos la pajita más corta, y allí fuimos. Pues bien, no habíamos ido más allá de un centenar de pasos o así cuando esas bellas mujeres salieron de los árboles justo delante de nosotros. Algunas de ellas estaban vestidas con las ropas más escasas que jamás haya visto, tanto que bien podían haber ido desnudas. Ahora no puedo decir realmente por qué, pero algo de su apariencia o el modo en que avanzaron sonriendo, o quizás las reacciones de mis compañeros me alertaron, y comencé a reír, razón por la que estoy vivo contando esta historia. Cuando las dríades, ya que más tarde descubrí que lo eran, estuvieron a unos diez pasos de nosotros, sus bellos rasgos cambiaron a unos terribles rostros y procedieron a aniquilar a algunos de los soldados más duros con los que he tenido el placer de servir. Sus miembros crecieron y desarrollaron espinas como dagas, luego cargaron. Una de ellas me apartó con un golpe que me dejó inconsciente. Me desperté varias horas más tarde, rodeado por los cadáveres de mis compañeros y con una de esas mujeres hada sonriéndome de forma encantadora. Cuando vio que estb despierto se inclinó hacia mí y pasó un dedo por mi mandíbula. 'Di a los tuyos, risueño' susurró con voz ronca 'que sería mejor que os apartéis de los bosques, ¿hmmm?' Su aliento olía a marga, jacinto y sangre. No hay oro suficiente en este mundo para que vuelva otra vez a Athel Loren."
EMMERICH, MERCENARIO
EL OJO DEL SABIO
Las dríades son caprichosos espíritus de la naturaleza que parecen morar casi exclusivamente dentro del antiguo reino del bosque de Athel Loren, un lugar maldito de niebla y sombra que abarca cientos de millas, dominando gran parte del borde occidental de las montañas Grises. Aunque Athel Loren es en teoría una parte de Bretonia, ningún señor de este reino parece haber reclmado nunca el lugar, y con buenas razones. Es el reino de los elfos silvanos, parientes distantes de la gente de Ulthuan, que tienen su propio consejo bajo el manto de hojas.
"Existen historias por todo el Viejo Mundo sobre bellas damas en bosques encantados. En Norsca se las llama Woses del bosque, en Estalia Arumae y en el Imperio Dríades. Sea cual sea su nombre, se las describe de igual forma: peligrosos espíritus femeninos del bosque que disfrutan al corromper a los hombres. Sin embargo, a pesar de la gran variedad de historias, las dríades sólo han sido vistas de forma verificable en los bosques primordiales de Athel Loren. Por qué es así se desconoce. Quizá son constructos mágicos creados por los místicos elfos que se dice que gobiernan este reino, o quizá son elfas que han sido transformadas de algún modo por su exposición a Athel Loren. Yo suscribo otra teoría. Creo que son una extensión del bosque en sí, lo que explica la razón de que nunca hayan sido vistas en otros lugares. Son un mecanismo de defensa para los árboles de ese bosque mágico. No tengo prueba alguna de esto; es tan sólo una conjetura por mi parte, ya que ninguno de los pocos elfos que alguna vez han salido de Athel Loren han estado dispuestos a hablar del asunto, luego el misterio continúa."
WALDEMARR, SABIO DE NULN
Las dríades de Athel Loren suelen acompañar a los elfos silvanos cuando van a la guerra, aunque siempre actúan según sus propios dictados, ignorando en buena parte todas las órdenes excepto las más vagas. Suelen acompañar en batalla a los grandes hombres árbol, actuando como una especie de guardia de honor. Las conexiones entre los dos, aparte de que ambos parecen ser tipos de espíritus de la naturaleza, se desconoce. Las dríades son oponentes inquietantes, ya que sus facciones por lo general bellas fluyen y se convierten en formas horribles cuando cargan a la batalla. Su piel cambia continuamente en diferentes formas reminiscentes de los diversos árboles de Athel Loren, y su estilo de lucha se altera para acompañarlo.
"Son fluidas como un arroyo y siempre cambian. Ninguna forma puede contener su esencia mucho tiempo, luego cambian de una forma a otra, bailando incluso cuando están paradas. Son el pulso del bosque, salvajes y fieras de forma alternativa, todo ello seguido por una calma meditabunda. En un instante son tan duras como un fresno, soltando golpes que harían caer a un ogro; después tan flexibles como el junco, torciéndose alrededor de las armas de sus oponentes mientras se ríen o se burlan de su desconcierto. Mis compañeros y yo hablamos de por qué nunca se quedan con una forma durante mucho tiempo. El consenso general es que se aburren con facilidad."
MYLABURR, EXPLORADOR DE ATHEL LOREN
NUESTRAS PROPIAS PALABRAS
"Tu savia fluye pura y fuerte por tus miembros. Sentiría su calidez sobre mí. Comparte un poco conmigo. ¿Lo harás?"
KAYANORA, DRÍADE
"Los que van a cuatro patas tienen sus dientes, sus garras y su velocidad para protegerse. Los Brillantes tienen sus arcos y espadas. ¿Qué tienen los árboles? Nos tienen a nosotras, y a los Señores del Bosque."
WHISHIRA, DRÍADE
Que alegría ayer entre a ver que tenias de los elfos silvanos. Mas concretamente buscando algo de información sobre la familia de los arbóreos por unas conversiones que quiero hacer.
ResponderEliminarMuchas gracias =).
¡Encantado de ser de ayuda!
ResponderEliminarSi buscas algo de información de trasfondo que no esté por el blog, mándame un mail y te enviaré lo que tenga sobre el tema.
¡Un saludo!