Benvenuto al Niño Borracho, signore. Por esa colorida túnica y esas alpargatas tan pintorescas diría que es usted de Arabia, ¿me equivoco? Oh, disculpe mi entusiasmo; no suelo tener el honor de dar ospizio a viajeros de su tierra, y ¿cómo supo que io vengo de Tilea?
Mientras tanto, en otra línea temporal de un universo alternativo...
Pues ya lo ve compañero, en estos tiempos que corren uno ya no puede fiarse ni de su instinto. Ayer mismo tuve un desagradable encontronazo con un hombre que bien hubiera podido ser uno de esos peligrosos agentes libres y me decidí a impedirle la entrada, pero me mostró un blasón del mismo clan Brannagan. En el mejor de los casos imaginables seguro que lo habrá obtenido por casamiento de rebote a la escuadra, si me comprende la expresión. Si no, ¿cómo iba a ser de los nuestros alguien con ese pelo andrajoso, esos ojos que reflejaban su maldad interior y esa piel tan... ¡sí señor, sí, ya le atiendo!
Hace unas semanas el Gran Nigromante me hizo una petición relativamente sencilla: que pusiera algo de música africana para una partida; y me di cuenta de lo que me estaba pidiendo realmente. A pesar de que tengo bastante música árabe no disponía de nada del folclore africano más al sur de las fronteras marroquíes. Pues bien, tras haberme tragado en un tiempo record gigas y gigas de las peores y mas asquerosas remezclas que parecían salidas de la gasolinera más recóndita de Etiopía, he encontrado justo lo que buscaba. Se que esto que he contado ni os va ni os viene a la mayoría de vosotros, pero necesitaba desahogarme y alguno hasta se habrá reído.
Lo que más nos viene a la cabeza cuando pensamos básicamente en música africana es en instrumentos de percusión y en cánticos tribales. Para ese propósito tenemos a Famoudou Konaté; un guineano maestro del djembé que ha intentado hacer llegar al resto del mundo la música de su cultura. Ha sacado un total de ocho discos desde los años ochenta y actualmente se dedica a las labores de profesor de percusión por todo el mundo. Huelga decir que su música refleja fielmente el folclore del oeste africano. Es un estilo cálido y alegre, en el que aparte del djembé se pueden escuchar otros instrumentos como el xilófono, además de algunos coros tanto de masculinos como femeninos.
Por supuesto no faltará quien pueda quejarse de que este estilo musical sea una “excreción que renta temporalmente su cuerpo para la realización de trabajos de caracteres reproductivos a cambio de una retribución económica”, por no decirlo en dos palabras más secas y burdas. El norte de África siempre ha estado poblado por una mezcolanza de culturas bastante más desarrolladas en muchos aspectos y el musical es uno de ellos. Podemos usar la música árabe llegado el caso en el que nos apetezca tirar de una música africana más “normal” y que agrade a todos.
Un amigo me hizo una gran recomendación: Omar Faruk Tekbilek, un flautista turco con una discografía bastante extensa. Todos aquellos discos que he tenido la oportunidad de escuchar reflejan muy bien el ambiente árabe. Aunque tienen unos elementos vocales bastante buenos reconozco que prefiero los temas puramente instrumentales.
No puedo recomendar ningún disco en concreto pues aún no los he escuchado todos y sería una hipocresía (¿un skaven honrado, pero qué es esto?), pero que no falten los enlaces a Youtube con unas muestras para abrir boca.
Omar Faruk Tekbilek - Glykeria - http://www.youtube.com/watch?v=UrX9FxDCiJk
Famoudou Konaté - Alsace - http://www.youtube.com/watch?v=sR3hTC4Nb8g
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