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Los vampiros son famosos por su necesidad de beber la sangre de los vivos, que deben hacer de forma regular si quieren continuar su existencia como muertos vivientes. Para la mayoría de los vampiros, este deseo frenético de sangre es su principal preocupación, y muchas de sus otras acciones se pueden explicar debido a esto. Incluso el control que los vampiros poseen sobre Sylvania tiene más que ver con un suministro constante de sangre que con la política.
"El linaje de vampiros más conocido es el de los Von Carstein, pero eso no quiere decir que los otros linajes sean menos poderosos. Los Von carstein son, en muchos sentidos, los vampiros 'normales', si tal afirmación es razonable; no por que los otros linajes deriven de ellos o les rindan pleitesía, sino porque nosotros los estudiosos conocemos mucho más de los Von Carstein, un gran enemigo histórico del Imperio, que sobre el resto. Los estudiosos conocen otros cuatro linajes principales de vampiros:
Los hechiceros más poderosos, sobre todo en el ámbito de la nigromancia, son sin duda los Necrarcas. Aunque no tienen la misma fuerza física y habilidad marcial que algunos de los linajes más guerreros, los Necrarcas lo compensan sobradamente con su dominio de los vientos de la magia. Sus orígenes se encuentran en la lujuriosa ciudad de Lahmia, el origen de la raza de los vampiros. Los Necrarcas permanecen ocultos de los ojos de los hombres, en catacumbas bajo tierra o en castillos llenos de fantasmas, lejos de cualquier civilización. Allí planean y esperan contemplando alguna trama a largo plazo, que se rumorea incluye matar a todos los seres vivos del mundo y levantarlos como esclavos muertos vivientes. Supuestamente crearían una tierra inmutable cubierta por la niebla, llena del dolor de la servidumbre eterna.
La gente de Lahmia tiene tanta fama por su encanto y seducción como los cultistas del Señor del Placer; quizás aún más, ya que han tenido media eternidad para perfeccionar sus artes oscuras y seductoras. Igual que los siervos del Necrarca son las legiones de muertos vivientes a su mando, la herramienta de un vampiro Lahmia es la humanidad. Su belleza es cautivadora; más de un orgulloso caballero que fue a destruir a una Lahmia se encontró formando parte de su séquito al amanecer, quedando prendado por su lánguida belleza, deseando luchar y morir por su nueva señora. Las Lahmias también tienen fama por su rapidez y letalidad en el campo de batalla, si es que alguna vez llegan a tener que luchar.
Los Dragones Sangrientos son un linaje intrigante. Cuando se les investiga por primera vez podría parecer que son tan sólo los guerreros más hábiles de los clanes vampíricos. Esto ya sería de por sí suficiente, pero quizás sea igual de importante el comprender que siguen una extraña parodia del código caballeresco. Igual que los zombis que no han recibido órdenes de su controlador y que a veces vuelven a hacer lo que quiera que hicieran en vida, un vampiro Dragón Sangriento intenta vivir su no-vida según una versión corrupta del código de conducta que una vez pudieran haber tenido como caballeros vivos. Incluso sostienen tener honor, o algo parecido. Qué parte de todo esto es un engaño autoimpuesto, cuántas veces intentan llevar una no-vida virtuosa (si un vampiro puede ser virtuoso) es todavía una cuestión bastante abierta a debate.
Para terminar llegamos al linaje de vampiros más degenerado, el de los Strigoi. Parias respecto a sus pares más civilizados, estas criaturas esclavizadoras se parecen más a necrófagos o demonios que a las formas humanas idealizadas de los Von Carstein o las Lahmias. Son consumidos por el odio a todos los seres vivos, pero sobre todo a los otros linajes de vampiros. Es interesante que el nombre de Strigoi apunte a una relación con las caravanas errantes de los Strigany, vagando de aquí para allá por el Imperio y más allá, sin reino que puedan considerar como propio. Se rumorea desde hace tiempo que los Strigany tienen a los malvados Strigoi entre los suyos, pero no se ha probado nada jamás. De todas formas los cazadores de brujas y las turbas vengativas atacan a los Strigany donde quiera que vayan, aunque sólo sea por la confusa similitud de sus nombres.
Parece probable que existan otros linajes de vampiros, algunos menos conocidos, que hayan permanecido tan en secreto o sean tan pequeños que nunca hayan reclamado la atención de los expertos en vampiros."
LUDOLF TRAUGOTT, SACERDOTE DE VERENA, ALTDORF
(concluye el próximo domingo)
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