(Ir a la primera parte)
Ugrug, el señor de la guerra orco, observó las tierras que se extendían entre las suaves colinas de Bretonia. Unaz tierraz muy rikaz ke darán un buen botín, pensó para sí mismo. Mientras se solazaba con esta visión, vio a lo lejos las torres de un castillo. Zerá fázil tomarlo, pensó, y se giró hacia su chamán.
-Ezta noche loz chikoz podrán atrakarze, kuando tomemoz eze kaztillo.
Los gestos y gruñidos de asentimiento fueron unánimes, entremezclados con fragmentos de hongo medio masticados, entre los guerreros que le rodeaban. Girándose para observar el castillo, uno de los chamanes detectó un pequeño grupo de jinetes bretonianos en el lindero del bosque. Mientras estaba mirando, algunos de los jinetes se alejaron del grupo principal, atravesando al galope los pastos como si quisieran rodear a los orcos.
-¡A por elloz, chikoz! ¡Kogedlez o...!-gritó Ugrug a sus jinetes de lobo.-¡Shagrag, ke tuz chikoz vayan a ezoz kampoz y pillen a loz humanoz antez de ke regrezen a eze montón de piedraz y noz zierren la puerta en laz narizez.
-Zí, jefe-gritó Shagrag mientras sus arqueros empezaban a correr hacia el bosque, desplegándose en formación abierta.
Ugrug observó desde su posición dominante cómo la horda se reunía poco a poco detrás del risco, tirando de los carruajes del tren de asedio en el que transportaban el botín y los lanzapiedroz desmontados. Los bretonianos estaban reuniéndose una vez más para dirigirse hacia el castillo. Entonces se desgajó un nuevo grupo. Esta vez se trataba de tropas de infantería, que formaron una línea de retaguardia en el borde de los campos, donde la zanja que marcaba la frontera cruzaba el polvoriento camino que conducía al castillo. Los humanos habían visto acercarse a los arqueros montados de Shagrag.
-No la kaguez, eztúpido, pensó Ugruk, o me komeré tuz hígadoz.
(Continuará...)
Esta muy entretenida el relato, a ver como continua, esperare a la siguiente parte.
ResponderEliminarSe han juntado los mas cabezas duras de warhammer los orcos y los bretonianos XD.