domingo, 17 de julio de 2011

Bestiario del viejo mundo: Hipogrifos



VISIÓN COMÚN

"La mejor de las criaturas vivas, ¿sabes por qué? Son mi billete a una vida mejor. Nací en un sucio poblado al sur de Bretonia que no tenía ni nombre. Fui el octavo hijo de mis padres y pasé casi desapercibido por completo. Algunos de los mayores del pueblo vieron que tenía una mente ágil, pero aparte de eso, era alguien normal. Escuché que muchos de los elegidos para buscar el Grial sienten una llamada que no pueden explicar. Sentí una llamada similar el día en que Sir Barlois Giraud ofreció una buena bolsa y la posición de un hombre libre por un retoño de hipogrifo. No sabía nada de las montañas y menos de hipogrifos, pero estaba decidido a liberarme de una vida de trabajos pesados. No te aburriré con los detalles de mi viaje. Fue más duro y largo de lo que imaginé. A los pies de las montañas, la Dama se apiadó de mi y me encontré con un cazador que me dijo qué hacer. Por tanto esperé en los bosques hasta que otro había conseguido la tarea casi imposible de traer un hipogrifo vivo desde las montañas. Mientras esa valiente alma descansaba, le corté el cuello y tomé el retoño para mí. Aún sigo sabiendo poco de las montañas y menos de los hipogrifos, pero sé lo que significa dejar atrás una vida de duros trabajos, y es algo dulce. Tes hurras por los hipogrifos y la vanidad de los caballeros."
SEBASTIAN, LADRÓN BRETONIANO

"Muchos de mis compañeros dirían que el pegaso es la mejor montura a la que ningún caballero podría aspirar. Hablan de la gracia del pegaso, su belleza y velocidad, considerándolas las mayores virtudes que una bestia podría tener. Pero la única virtud que veo en la velocidad es llegar al campo de batalla con mayor rapidez, hay suficiente gracia para mí en el enfrentamiento de las armas, y olvidé cómo percibir la belleza hace muchos años. No espero que mi montura realice cabriolas. Espero una carnicería y eso es lo que consigo con Eliaos, mi hipogrifo. Deja que otros caballeros tengan sus elegantes caballos con alas, prefiero a mi salvaje amigo."
LORD GILDAS FRANGEAU, NOBLE BRETONIANO

"Bah, aves de carroña. Tienen todo el salvajismo de un grifo, pero nada de su nobleza. Comerán cualquier carne que consigan pillar. Porque, vivos o muertos, no supone para ellos ninguna diferencia. También son bestias hoscas. Incluso los que se han liberado de la silla te picotearán si te acercas. Los bretonianos sólo los eligen porque están celosos de los grifos del Imperio. Claro que si dices eso es probable que acabes empalado en su lanza."
VIEJO HOB, GRANJERO

EL OJO DEL SABIO
"Como el noble grifo, el hipogrifo es una criatura del Caos. De hecho, sospecho que derivan del mismo ancestro. Sin duda, nuestros antecesores penaron lo mismo, ¿por qué si no la similitud en los nombres? No es sorprendente que no puedan estar juntas ambas razas considerando su naturaleza territorial y depredadora. Los grifos dominan las Montañas del Fin del Mundo, mientras los hipogrifos tienen las Montañas Grises. Un encuentro entre los dos casi siempre resulta en un duelo a muerte. Supongo que existe alguna simetría única en que dos bestias derivadas del Caos se destruyan entre sí. Sin embargo, sospecho que sus jinetes, si en ese momento tuvieran alguno montado, no lo apreciarían, sobre todo considerando que la mayoría de esas batallas ocurren en el aire, con el perdedor cayendo hacia la muerte."
ECKHARD, ESTUDIOSO DE NULN, QUEMADO COMO HERÉTICO

Los hipogrifos son la montura favorita de los caballeros bretonianos que quieren una criatura con un temperamento más fuerte que el gentil pegaso. Ya que adquirir un hipogrifo es una tarea difícil, a menudo ofrecerán grandes recompensas para cualquiera de sus campesinos si consiguen traerles uno. Su eventual jinete deberá criar al hipogrifo con sus manos desde una edad muy temprana, ya que nunca aceptará a ningún otro en su silla. Los hipogrifos suelen estar siempre hambrientos de carne, que prefieren cruda. Esta hambre constante puede hacer que un dueño incauto se meta en problemas.

"El día que tuve que acabar con Alasangrienta sigue siendo el día más grande y triste de todos mis años. Intenté explicar a mi señor que no quiso hacerlo, que si ese miserable campesino no hubiese corrido, todo habría ido bien, pero ese campesino gritón corrió asustado, y Alasangrienta pensó que era una presa. Quizás fue culpa mía. Sospecho que le permití cazar demasiados criminales. Ah, bien. La dama de mi señor resultó muy ofendida, tan tierna como era, y me vi forzado a recompensar a la familia con una pequeña bolsa. Dijo que no era suficiente, y que tendría que darle la cabeza de Alasangrienta. Con tristeza, accedí. La cogí yo mismo y de forma justa. Salvó mi vida demasiadas veces en el campo de batalla, y pensé que se le debería dar una última posibilidad de luchar por su vida. Cubrí mi rostro con el casco de otro e impregné mi armadura con sangre de pegaso para que no dudara al comprender quién era yo. La lucha fue como ninguna otra en la que haya participado. Sólo entonces, mientras se lanzaba contra mí con la velocidad de una flecha, tuve una intuición de lo que mis enemigos habían sentido durante todos estos años en los que cabalgué sobre su espalda. Fue glorioso. De todas formas tenía las de ganar, porque a pesar de lo magnífico que era, la estrategia no es el punto fuerte de un hipogrifo."
SIR FLORIAN LAMARTINE

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