martes, 4 de febrero de 2014

40K Revolution: Informe de batalla (Lobos espaciales vs. Tiránidos, parte 1)

El proyecto no está parado: Ragnor y yo seguimos con nuestra idea de corregir todos los fallos e inconvenientes que (a nuestro juicio) tenía la segunda edición de 40K. En su día hicimos lo que llamamos 40K Reloaded, pero estamos trabajando en la siguiente versión, a la que hemos llamado provisionalmente 40K REVOLUTION (sí, como las películas de Matrix xD).

Por fin tenemos terminado el reglamento (que es el de la segunda edición con nuevas reglas de combate y vehículos, así como otros cambios menores en varias áreas) y un par de Codex (Lobos espaciales y Tiránidos), y decidimos hacer una partida de playtesting y convertirla en un informe de batalla. Ragnor se puso al frente de sus lobos espaciales, mientras que yo encarné el papel de la Mente Enjambre, y el Niño Borracho tomaba notas y fotos.

Dado que los Tiránidos no tienen cronistas (ni lenguaje escrito, que se sepa) y que si los Lobos Espaciales narraban la batalla como una de sus sagas no iba a ser muy realista (ya sabéis lo exagerados que son los fenrisianos), finalmente he decidido que la batalla se va a narrar desde un punto de vista neutral: un observador de los Mil Hijos: el Capitán Seyabet.

La horda tiránida en primer plano, posando para la cámara xD. Al fondo, los Lobos Espaciales.

La pequeña astronave Orgullo de Próspero orbitaba silenciosamente alrededor del planeta Ilgnus VI, oculta gracias al camuflaje psíquico que podía engañar incluso a las bestias alienígenas. Los paneles de control no cesaban de parpadear con numerosos puntos de luz, y las alamas de proximidad sonaban constantemente. Todo el sistema estaba saturado de esporas micéticas tiránidas. Algunas estallaban, vertiendo grandes cantidades de ácidos orgánicos y toxinas alienígenas; otras vomitaban progenie tras progenie de bestias tiránidas. El planeta estaba perdido.

El Capitán Seyabet se preparó para dar la orden de volver al Ojo del Terror, pero entonces sintió algo. Tuvo una precognición, y fue como un escalofrío que recorrió toda su columna vertebral. Los hijos de Fenris se acercaban.

El despliegue

¿De verdad eran tan osados, tan temerarios, que iban a atreverse a entrar en un planeta infestado de tiránidos en los últimos estadíos de la invasión alienígena? Bien cierto es que el premio merecía la pena, pero había que sobrevivir para reclamarlo. Una plantilla de construcción estándar había sido localizada por el Adeptus Mechanicus en el planeta Ilgnus VI, y por lo que se desprendía de los informes que Seyabet había conseguido, se trataba de una PCE tremendamente valiosa. Parecía que no estaba todo perdido. Quizá los Lobos hiciesen el trabajo por Seyabet.

Las cápsulas de desembarco de color gris entraron en la atmósfera de Ilgnus VI, saturada de extraños gases producidos por las esporas tiránidas. Con una precisión increíble, las cápsulas se estamparon contra el suelo, haciendo saltar en pedazos unas grandes rocas. Los Lobos Espaciales desplegaron sus escasos efectivos cerca de un antiguo templo en ruinas, muy cerca del lugar donde supuestamente se hallaba la valiosa PCE. La vista desde el espacio era fascinante: Seyabet se preguntó si los fenrisianos sentirían miedo ante la inmensa horda púrpura que los rodeaba por todas partes.

Los Lobos desplegaron sus efectivos tratando de contener la marea tiránida, pero una bestia enorme surgió de entre la horda púrpura, rugiendo su desafío y subyugando inmediatamente la voluntad de todas las criaturas menores, que se lanzaron ferozmente contra los Lobos.

Los Colmillos Largos tomaron posiciones en una colina cercana al templo, hincaron sus rodillas en tierra y dispararon sus armas pesadas al líder de la horda y al Carnifex. Un misil Superperforante alcanzó al monstruoso alienígena, derribándolo con múltiples heridas. El cañón láser causó algunas heridas menores al Carnifex, que continuó avanzando imperturbable.

El Tirano se traga 10 heridas de un misil perforante y cae...

El Whirlwind descargó sus cohetes sobre la inmensa horda de gantes que se aproximaba, abriendo grandes boquetes en sus filas. Mientras tanto, los cazadores grises bajo el mando del sacerdote rúnico  tomaron posiciones defensivas y prepararon sus armas para abrir fuego contra cualquier monstruosidad alienígena que surgiese de las ruinas del templo.

El Whirlwind abre enormes boquetes entre los gantes

Los Garras Sangrientas desembarcaron de su rhino en cuanto localizaron una bio-forma alienígena en los bosques, tratando de ganarse la gloria abatiendo al monstruoso xenos (aunque puede que las criaturas tiránidas que se habían introducido en su rhino tuviesen algo que ver). Observaron la monstruosa silueta de un líctor entre los árboles y cargaron. El alienígena soltó los garfios óseos de su torso con un espasmo, sin alcanzar a ninguno de los garras sangrientas. Pero el ímpetu y el fervor de los jóvenes fenrisianos se fue apagando a medida que el líctor seccionaba miembros y cabezas con precisión quirúrgica. El guardián del Lobo que estaba al mando de los garras sangrientas pereció con su sangre convertida en una pasta negruzca y espesa tras un simple roce de la garra del alienígena, y dos garras sangrientas más fueron desmembrados en escasos segundos por el líctor. Pese al tremendo castigo, los jóvenes lobos no se retiraron, y continuaron combatiendo a la bestia alienígena. Ese siempre había sido el defecto fatal de los Lobos, pensó Seyabet: confundían el valor con la necedad.

Los garras sangrientas asaltan al líctor y sufren por ello. 

El Tirano de enjambre se puso de nuevo en pie con un bestial rugido, pese a la gravedad de sus heridas.  El monstruoso carnifex también regeneró parte de las heridas que le había causado el cañón láser de los colmillos largos, y ambas monstruosidades avanzaron por el centro del campo de batalla, hacia la antigua nave espacial estrellada en la que los fenrisianos estaban buscando la antigua PCE. La marea de gantes se abalanzó también hacia el centro, siguiendo la voluntad del tirano, pero los tecno-sacerdotes del Adeptus Mechanicus habían colocado minas en la zona, y las criaturas tiránidas detonaron algunas de ellas. Icor púrpura y trozos de quitina azulada salpicaron toda la zona, pero eso no detuvo el avance de los gantes, férreamente controlados por la voluntad de la Mente Enjambre.

Los gantes avanzan por el centro, sin saber que es un campo minado... ¡¡BOOOOM!!

En el flanco izquierdo, la progenie de Genestealers oculta en el templo se abalanzó sobre los cazadores grises que acompañaban al Sacerdote Rúnico, pero los fenrisianos, probablemente alertados por los poderes precognitivos del sacerdote, se giraron y abrieron fuego, haciendo saltar a varios de los genestealers en pedazos.

Los cazadores grises (en espera) disparan a los Genestealers cuando estos salen de la cobertura del templo.

El tirano de enjambre descargó una ráfaga de puro poder psíquico de la Mente Enjambre contra los exterminadores de la guardia del lobo, acabando con uno de ellos, mientras el bióvoro y el carnifex (con su quiste de esporas) descargaban minas sobre las posiciones de los cazadores grises, con escaso efecto, ya que sólo uno de los fenrisianos cayó con su pecho convertido en fango burbujeante por el bioácido.

¡Bombardeo!

Tras el tremendo castigo, los genestealers intentaron asaltar a los cazadores grises, pero una nueva andanada de disparos de bolter disuadió a los alienígenas de intentarlo de nuevo.

En el flanco derecho, el líctor prosiguió con la matanza de garras sangrientas, destripando a tres de ellos, aunque uno de los hachas de energía de los fenrisianos consiguió atravesar el caparazón de la criatura y herirlo.

(Mañana continuamos)

2 comentarios:

  1. WO WO WO Ardo en junto con la galaxia, en deseos de ver ese proyecto que os traéis entre manos. ^-^

    El Reloaded ya me pareció cojonudo. Este tiene que ser la leche.

    Saludos.

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    Respuestas
    1. Dentro de poco lo pondremos para descarga... ¡En cuanto esté maquetado decentemente! xD

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