Por fin, tras un intenso verano en el que he estado ausente de la Biblioteca, regreso a escribir con regularidad. Y ya que han pasado unos meses desde el lanzamiento de la Edad de Sigmar y ha habido tiempo de ver por qué derroteros tiraba la criatura, creo que ha llegado el momento de exponer mi opinión personal sobre el nuevo producto de GW.
En primer lugar, Age of Sigmar no es Warhammer. Aunque lleve "Warhammer" en el título. Es otro juego, muy diferente del Warhammer clásico (sea la edición que sea). Puede que "Age of Sigmar" tome algunos de los nombres y conceptos del Warhammer original, pero la comparación entre el Warhammer clásico y el "Age of Sigmar es como la comparación entre el Super Mario Bros 3 y la película de Super Mario Bros, o la comparación entre el juego de rol Mutant Chronicles y la película Mutant Chronicles: comparte algunos nombres, pero es todo. Es otra cosa que no tiene prácticamente nada que ver.
Y como no tiene prácticamente nada que ver con ninguna edición de Warhammer, no se puede comparar. Es como comparar las Siete y Media con las Magic: sí, ambos usan cartas, pero ahí acaba cualquier similitud.
Las nuevas miniaturas... hay que reconocer que alguna tiene su "cosa". Pero son todas de un estilo 100% Workshop: los nuevos "Sigmarines" son, sin duda, marines espaciales medieval-fantásticos (¡qué curioso que su producto estrella sean los marines!), con una estética muy marine. Y las tropas del Caos son MUY caóticas (al estilo GW, claro), con muchísimas calaveras, pinchos, y todo muy barroco... Tienen una estética propia, un estilo GW muy definido. Eso está bien, son reconocibles. Pero a mí, personalmente, me cansa. Es siempre lo mismo, una y otra vez.
Personalmente, creo que las reglas de Age of Sigmar son muy simples, y dejan muchos agujeros: en sólo 4 páginas no se puede capturar la esencia de un sistema dinámico. Toda la información de las tropas se encuentra en los "Warscrolls", con lo que nos encontramos situaciones absurdas como que la tirada para impactar dependa únicamente del atacante (¿es igual de fácil impactarle a un zombi que a un bailarín guerrero?).
Las reglas no permiten, prácticamente, ningún tipo de estrategia ni de táctica que tenga que ver un mínimo con la simulación de una batalla: es un
tiradados en el que la posición o el movimiento apenas importan, simplemente gana el que tenga las mejores tropas.
Y, como era de esperar, las reglas para utilizar los ejércitos del Warhammer clásico dejan mucho que desear: parece que se hubiesen hecho a propósito para dejar obsoletos esos ejércitos, y que los jugadores se tuviesen que mudar a alguno de los nuevos ejércitos (con el consiguiente gasto en miniaturas). Y eso, por no hablar de las reglas absurdas que te permiten repeticiones de dados u otras prebendas si berreas como un animal o si te quejas de las penurias que sufrías en el pasado (dependiendo del ejército).
La reducción de la complejidad de las reglas tiene que ver con el cambio de "target" para el producto: está claro que finalmente han decidido dejar de lado completamente a los veteranos (tras el fracaso estrepitoso de la 8ª edición) y tratar de hacer un nuevo nicho de mercado entre los chavales, ofreciendo un producto conceptualizado como el "fast-food" de los wargames, que consiste únicamente en tirar dados.
¿Es el fin de Warhammer? Bueno, realmente no. Existen numerosos proyectos por la red, desde los proyectos "Oldhammer", que se quedan con una de las ediciones antiguas, hasta los reglamentos completamente nuevos, como "
Tiamat", pasando por aquellos que reforman una edición existente, como ETC.
Por parte de la Cábala del Nigromante, pronto os daremos una sorpresa.