miércoles, 12 de noviembre de 2014

Internet destruye infancias: D'Ocon Films

En ocasiones he dudado sobre cuál podría ser un objetivo adecuado para estos artículos titulados "Internet destruye infancias". Cuando me pasa esto, suelo darles a elegir a mis amigos entre dos o más opciones para que elijan la que les parece más horrenda y que luego yo pueda explayarme a gusto. Pero en esta ocasión ocurrió algo que no estaba premeditado; Yibrael, Ertai y yo debatimos y dilucidamos no solamente que todas las opciones eran igual de horribles, sino que en consecuencia todas debían proceder de la misma oscura fuente. Y por desgracia para la humanidad, así era.


Como pude comprobar gracias a mi "nuevo" teléfono con ciberespacio prestado y cosas de esas, fue la compañía D'Ocon Films la culpable (sí, he dicho cul-pa-ble) de productos televisivos tales como Los Fruittis, Delfy y sus amigos, Basket Fever, Los Aurones y otras muchas otras aberraciones. La calidad de animación de los programas de dicha productora eran por muy poco superiores a la versión de "Hércules" de los chinos popularizada por Loulogio. Como todo buen trauma infantil que se precie mi mente borró cualquier detalle concreto de aquellas series y lo reemplazó por un instintivo sentimiento de aversión para protegerme en el futuro. Así que me dí un paseo por la página de Youtube de la productora, en parte porque soy un valiente y por otro lado para refrescarme un poco la memoria y así saber de lo que estaba hablando.


He de decir que lo he intentado, de corazón, pero no he podido aguantar más de cinco minutos de ninguna de esas basuras. En algunos casos me ha costado varias neuronas el simple hecho de aguantar la cancioncilla del inicio por completo y en algún caso me ha sido del todo imposible.Por ejemplo, la serie "Sylvan" la quité en cuanto vi que era una mezcolanza entre fantasía medieval y cuervos robóticos. De la serie "Aprendices de bruja" no he pasado de los trece segundos sin alucinar en colores al ver fugazmente un plagio flagrante de Mortadelo en la introducción.

Ahí está, no os miento

Todas estas pústulas de la animación tienen múltiples similitudes. Por ejemplo, el estilo de dibujo que recuerda al de un caricaturista aficionado y borracho parado frente al Congreso de los Diputados. Todas tienen openings excesivamente largos, llenos de sonidos estridentes y letras demasiado ñoñas; no ha terminado la canción del inicio y ya estás deseando que acabe el episodio. La mayoría de personajes hablan y se comportan como retrasados mentales, y que conste que en ningún momento he querido que un retrasado mental se sienta ofendido al compararlo con algo tan abominable como esos dibujos. 


Evitaré hablar de Delfy y los Fruitis para ahorraros hemorragias cerebrales.Hablando en serio, existen tantos detalles a mencionar, tantas cosas que me revuelven el estómago que no acabaría nunca de vomitar bilis. Y tendría que buscar en el diccionario palabras que desconozco para reflejar fielmente la repulsión que me producen. No estoy diciendo que sus creadores debieran haberse ahogado en una piscina llena de heces... aunque lo piense.


Por un lado tenemos Basket Fever, que empieza con una versión un 10% más dura que el Leti-Rap de la época. Está ambientada en una ciudad en la que los pandilleros del baloncesto nocturno que enviaron a Will Smith a Bel-Air derriban muros de piedra a puñetazos y se meten con los insectos-palo que son diferentes a los humanoides-perro reinantes... he tenido bastante.


Pasemos a los Aurones, un pueblo que vive en una isla aislada por unas impenetrables tormentas y que prefiere elaborar instrumentos de horticultura de oro en lugar de hierro porque se oxidan menos... qué importa si se mellan a cada azada, ¿verdad? Y según parece, algunos de ellos tienen poderes mágicos con los que convierten a los demás en fruta. A estas alturas no comprendo por qué Estados Unidos no les ha invadido, y de nuevo he tenido bastante.

Gallofa, Tejo y Poti Poti, acordándose de sus padres y del individuo del Registro Social

"Enermanos" es otra de esas ocasiones en las que no he logrado pasar de la canción del inicio. Por lo visto, se trata de una serie que promueve el ahorro de energía y cuyos guionistas son Ned Flanders y los letristas de la canción "Amo a Laura".


D'Ocon Films posee en su repertorio otras series, pero lamentablemente me he quedado sin fuerzas para continuar con el análisis de algo tan aberrante y mi labor de recordaros su infamia ya está cumplida. Por fortuna para las nuevas generaciones, he de añadir que la compañía cesó sus actividades en 2012 y al igual que Poochie el Perro nunca-nunca jamás volverán a perjudicar la mente de un infante con el mensaje de que hay que reírse de aquellos que hablan y se comportan como deficientes mentales. Y por supuesto, me gustaría agradecer al aire su mera existencia por recordarnos que para disfrutar de las cosas buenas de la vida tiene que haber algo horripilante con la que poder compararlas.

4 comentarios:

  1. Por todos los demonios, yo recuerdo Delfy y aún peor, me acuerdo de la animacion cochambrosa de Basket fever... Hay que ver la capacidad que tienen los niños de tragarse bolas infectas de basura como esa... Yo me tragué castañas como esas cuando las tiraban ¿Era en la 2? los mediodías antes de salir para clase. Yo no conozco todas estas series, pero mis padres aseguran que los Fruittis los veía hipnotizado aunque era demasiado pequeño para acordarme.
    Recuerdo que en aquella época hubieron muchos dibujos animados que hubieran hecho vomitar a una cabra. Rebuscar en el pasado es lo qe tiene, supongo.

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  2. No recuerdo detalles concretos; ni siquiera en qué cadena las emitían, y sinceramente creo que así estoy mejor. Yo he llegado a la conclusión de que a los niños les acaba gustando aquello que se les de a conocer (música, deportes, cultura...). Si a los niños se les da porquería, de mayores les seguirá gustando lo mismo.

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  3. Quiero romper una lanza en favor del Pirata Alcachofo, de los Fruittis: Sin duda un símbolo del despertar psicodélico recién abortado de la sociedad, tras los 60 y los 70 xD

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    Respuestas
    1. Acabo de recordar lo empecinado que estaba en una ocasión por construir una fábrica de aerosoles. No recuerdo la función de estos; solamente que el canguro ese no paraba de echárselo en la cara y de reírse como si estuviera drogado... hummmmm...

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