viernes, 15 de febrero de 2013

Grom en el Imperio (relato clásico, y 2)

 (Ir a la primera parte)



Mientras el Waaagh! campaba libre por las Montañas del Fin del Mundo se unieron multitud de goblins, incluyendo los goblins nocturnos delas Montañas del Ojo Rojo y muchas tribus de Goblins Silvanos venidos desde el Gran Bosque. Mientras su ejército crecía en número y fuerza Grom se aventuraba cada vez más hacia el oeste, devastando la mayor parte de Stirland, Talabecland e incluyo llegando a alcanzar Hochland en la sombra de las Montañas Medias. El Imperio envió sus ejércitos a su encuentro y los derrotaron. La población humana regresó a los pueblos y la mayoría de los campos fueron abandonados. El Gran Bosque se convirtió virtualmente en un reino goblin donde ningún ejercito Imperial estaba a salvo. Nuln, cuyas defensas habían sido descuidadas en favor de la magnificencia del mármol fue atacada y quemada. El maravilloso palacio de Dieter y todas sus magníficas construcciones y fuentes fueron destruidas.

La horda se dirigió hacia el oeste hasta que todo el Imperio corría el peligro de ser asediado. Las comunidades se organizaban en los campos agrupados tras muros fuertemente defendidos mientras la horda campaba a sus anchas y saqueaba a su antojo. Viendo cómo los humanos abandonaban sus tierras, más tribus de los bosques profundos y las altas montañas acudieron al rebaño del Waaagh! El fin del Imperio parecía inevitable, con las tierras sin ser labradas y las cosechas sin sembrarse, las bestias eran sacrificadas y el grano de la siembra molido para hacer harina con la que alimentar a los hambrientos. El Emperador parecía incapaz o poco dispuesto a reunir un ejército, pero se escondía tras los muros de Altdorf y soñaba con mejores días.

Mientras el Emperador no hacía nada, su primo, Wilhelm, príncipe de Altdorf, probaría ser el salvador del Imperio. Organizó la defensa de Altdorf y levantó un nuevo ejército de entre aguerridos ciudadanos. Aunque el ejército de Wilhelm no podía igualarse al poder del Waaagh!, el ejército de Grom había dividido sus fuerzas y las había esparcido por todo el Imperio en ejércitos mucho más pequeños. Logrando evitar las grandes concentraciones de orcos y goblins, Wilhelm fue capaz de recuperar varios territorios y evitó que Reikland fuese completamente devastada a manos de Grom.

Mientras tanto la atención de Grom se centraba en el oeste y en las regiones costeras del Imperio. Tras haber asolado Middenland y habiendo derrotado un ejército liderado por el Conde de Middenheim, Grom llegó a las orillas del océano. De acuerdo con los registros Imperiales la horda se adentró en las costas y comenzó a construir una enorme flota. Varios acres de bosque fueron talados para suministrar la madera, y todas las tribus de goblins fueron enviadas en busca de provisiones y materiales entre las ruinas del Imperio. Las forjas rugieron durante semanas y los goblins trabajaron fatigosamente mientras la flota de Grom tomaba forma. Se trataba de una flota cuyo semblante no tenía parecido alguno con cualquier otra que hubiese existido antes, enormes mazacotes de madera toscamente tallada propulsados mediante gigantescas velas y rudimentarios timones. El mundo observaba mientras la flota tomaba forma. Jinetes Imperiales enviaron mensajes a Bretonia, Kislev y los reinos del sur alertándoles de la inevitable llegada de la armada. Los gobernantes del Viejo mundo temblaron y y aguardaron, con la esperanza de que el sendero del Waaagh! no los condujese hacia ellos.

Cuando la flota zarpó batidores del Imperio siguieron el proceso por toda la costa. En Marienburgo los orcos libraron una brutal y sangrienta batalla contra la flota del Imperio, enviando la mitad de las naves Imperiales al fondo del océano y dispersando al resto por los cuatro vientos. Marienburgo yacía abierta al saqueo de la horda de orcos y goblins y los robustos habitantes de la ciudad se prepararon para defenderla. Afortunadamente para ellos el clima empeoró enormemente y la flota de Grom fue empujada por los vientos hacia el oeste antes de que estallara una devastadora tormenta. Los goblins, poco acostumbrados al mar y completamente ignorantes en cuestiones de navegación, no pudieron hacer nada salvo dejarse llevar por la tormenta. Por lo menos el casco de una de las naves se resquebrajó y sus restos aparecieron flotando en las costas de Bretonia, pero no se volvió a saber nada de Grom y del resto del Waaagh! En los reinos de los hombres. Solo años mas tarde la historia de Grom viajaría y emergería en las tierras élficas de Ulthuan, y los hombres conocerían la derrota y destrucción finales del Waaagh! Ante Tor Yvresse.

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