Guerra en color: Garrapulta de plaga Skaven

Siempre que me pongo a pintar me propongo ir terminando miniaturas; y antes de terminar una miniatura, siempre le acabo dando unas pinceladas a otras. No tengo remedio. Por fortuna apenas tengo espacio para ir acumulando a mi alrededor las miniaturas que voy pintando, pues en caso contrario seguramente no terminaría de pintar nunca. Esta es la sensación que me queda tras terminar pintar una miniatura que lleva tantos años conmigo. Pienso: "podía haberte pintado antes." ¡Sed listos y aprended de los errores de los demás!

Dentro de lo que viene a ser la historia de mi ejército, esta Garrapulta de Plaga ha estado conmigo desde que mi ejército es ejército. Ya sea por pereza o por tener otras tantas decenas de miniaturas que pintar por delante, había quedado aparcada. Al contrario que otros jugadores que he visto en algún torneo, yo trato de pintar muchas miniaturas de infantería antes de ponerme a pintar algo grande como lo es una máquina de guerra.

Seamos sinceros: la Garrapulta Skaven como miniatura es uno de esos casos en que las decisiones de utilizar una única matriz para recrear dos miniaturas distintas y así ahorrar en costes resulta un despropósito. No me malinterpretéis; es una miniatura muy bien conseguida y plagada de detalles... detalles ridículos, mucho detalles y muy detalles. Sin duda la tecnología Skaven está mucho más allá de la comprensión de este simple humano, porque por mucho que lo piense no logro comprender por qué una catapulta necesita cables y un peñasco de piedra-bruja como contrapeso.

Pero ahora me toca cantarle unas alabanzas. Como todo lo Skaven, su diseño es perfecto sin duda alguna. ¿El pincho ese que de bajar un poco más se clavaría en el ojo de uno de los miembros de la dotación? Otro signo de su perfección, no me preguntes por qué.

La Garrapulta en el instante de sacar un 1 en la tabla de problemas.

Otra de esas ocasiones en las que el refinamiento de Ragnor choca con mi manera de pintar: yo digo que esto es basura, y él, que es macedonia de frutas. Dejo a los demás la labor de juzgar cual de nosotros está peor de la cabeza.

Por último añadir que, como toda miniatura grande se me ha hecho un poco cuesta arriba el terminarla por aquello que contaba sobre el exceso de detalles que no vienen a cuento, pero como siempre que me esfuerzo un poco en algo veo el resultado y concluyo que ha merecido la pena.