Dedicado a cierto general enano "retirado" que ha preferido atrincherarse en su fortaleza en vez de enfrentarse a los goblins que lo asedian xDD
La tierra se vio violentamente sacudida cuando otro proyectil del Lanzapiedroz se estrelló contra las cerradas filas enanas. El gigantesco bloque de piedra estalló y se fragmentó en cientos de trozos más pequeños, pero igualmente letales, que abrió un agujero en su formación. Los enanos cayeron entre gritos de agonía mientras los goblins se colaban por los huecos abiertos en sus filas. Los goblins envolvieron a sus atónitos enemigos con redes mientras se reían a carcajadas, y los espolearon con pesados garrotes mientras los enanos intentaban desesperadamente cerrar sus filas.
Skarsnik, el señor de la guerra goblin nocturno, incrustó su pesado Pinchagarrapatoz en la coraza del enano que tenía ante él y hundió su espada en la nuca de otro. A su alrededor los goblins se apiñaban sobre sus odiados enemigos, hostigándolos con lanzas y chillando con ansias de lucha. El garrapato cavernícola Gobbla, la mascota del señor de la guerra, luchaba a su lado rugiendo y sembrando la muerte por doquier, destrozando a docenas de enanos con sus monstruosas fauces en cuestión de segundos. Las hachas enanas golpeaban sin cesar la armadura de Skarsnik y, aunque su sangre brotaba por un centenar de cortes, parecía encontrarse bien. Estaba demasiado enfrascado en la matanza, con sus armas golpeando y parando, como para sentir dolor. Los enanos devolvían ataque por ataque con implacable resolución, pero no eran enemigos dignos para la ferocidad de los goblins de Skarsnik. Montones de ellos caían gritando bajo sus armas. La sangre enana teñía el sendero de rojo.
Los enanos intentaban en vano contener la horda verde, pero no era una lucha equilibrada. Eran ampliamente superados en número y estaban rodeados. Skarsnik podía permitirse tener enormes pérdidas, pero los enanos no. La matanza era terrible, aunque los enanos continuaban imperturbables recogiendo los cuerpos de sus hermanos caídos y llevándolos consigo. Marchaban hacia la puerta este de Karak Ocho Picos, la que un vez fuera una poderosa fortaleza que dominaba el Paso de la Muerte, y que ahora era poco más que un montón de escombros. La carretera que conducía a la fortaleza llegaba hasta la misma puerta y, si podían vivir lo suficiente como para atravesarla, quizá pudieran unirse a sus asediados hermanos de raza.
Pero Skarsnik tenía atrapados a los enanos por el momento. Cientos de goblins surgían de sus escondites en los flancos de aquel estrecho punto del paso, y muchos más esperaban ante los restos de la puerta. Una fuerza de ogros estaba dirigiéndose a la retaguardia enana para bloquear su retirada. Skarsnik se había asegurado de que no pudieran escapar y de que tampoco puieran levntar el asedio.
-¡Vamoz, atontáoz, zólo zon taponez! ¡Luchad komo goblinz!-aulló Skarsnik alentando a sus guerreros para que lucharan con más dureza, y reforzó la orden con varios golpes repartidos entre los goblins más cercanos.
Skarsnik se lanzó al ataque una vez más, girando salvajemente su pincho sobre su cabeza mientras decapitaba a otro enano. Una lluvia de flechas negras cayó sobre lo más encarnizado del combate, eliminando a enanos y goblins por igual. Desde lo alto de la torre de guardia del paso, los arkeroz goblins nocturnos disparaban hacia el combate sin importarles las bajas que pudieran causar entre los suyos. Una flecha golpeó la placa del hombro de la armadura de Skarsnik, que gruñó de dolor. Notó como la punta perforaba su piel, y arrancó enfurecido la flecha de su cuerpo. Se apartó mientras un enano de espesa barba le atacaba con un hacha grabada con runas. Skarsnik bloqueó el golpe y rompió la defensa de su oponente clavando su rodilla en la ingle del enano. El enano retrocedió y Skarsnik apuntó con el pincho en dirección a su cara. Un rayo de poderosa energía ¡Waaaaagh! surgió del arma encantada. El enano se derrumbó gritando mientras una bola verde de fuego lo envolvía, derritiendo su armadura y separando la carne de los huesos. El resto de los enanos retrocedió con horror ante esta siniestra visión, haciendo que el miedo recorriera por un momento sus líneas. Ninguno de ellos deseaba un destino parecido.
-¡Ezo ez, chikoz!-aulló Skarsnik mientras caminaba sobre el cuerpo todavía humeante, hacia donde el combate era más reñido-¡Ya lez tenemoz!
El señor de la guerra se adentró aún más en las filas enemigas, eliminando indiscriminadamente a todo aquel que se interponía en su camino. Gobbla hizo una pausa para alimentarse del enano achicharrado que Skarsnik había dejado atrás, y engulló el calcinado cuerpo de dos crujientes bocados. Una muralla de enanos con armadura se cerró alrededor de Skarsnik, y sus guerreros le perdieron pronto de vista. Todo lo que podía verse eran las hojas de su pincho alzándose y cayendo, dejando surcos de sangre en el aire.
Al ver a su líder rodeado los goblins que bloqueaban la carretera hacia la puerta este se pusieron nerviosos y comenzaron a desorganizarse. El curso de la batalla cambió cuando los enanos sacaron partido de la repentina debilidad de los goblins y empezaron a avanzar una vez más hacia la puerta con renovada determinación en sus semblantes.
jajjajaa.mr gustaria ver la otra version.vista desde la perspectiva de un comandante enano.esta divertida.aunque algo exagerado....
ResponderEliminar¿Exagerado? ¡Demuestra que me equivoco y pon tus enanos de nuevo en el campo de batalla! xDD
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