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viernes, 28 de septiembre de 2018

Facciones en Planescape: (IX) los Hijos de la Misericordia


Bienvenidos al noveno de una serie de artículos de trasfondo sobre Planescape: se trata de la traducción del capítulo 3 del entorno de campaña de Planescape para D&D 3.5 realizado por la gente de Planewalker.es (página ya desaparecida). Comenzamos a analizar cada facción en detalle. Hoy, los Hijos de la Misericordia..


Viéndose casi presuntuoso vestido de púrpura y oro, el paladín siguió su camino a través de las calles de Sigil. Se daba perfecta cuenta de las miradas que atraía, pero le dedicaba poca atención a los mirones y fisgones. Su corazón estaba lleno de verdad; eso era todo lo que importaba. Bueno, eso y el problema del hombre que se encontraba justo a su izquierda, que estaba golpeando a un tiefling y derribándolo al suelo. Volviéndose hacia el abusivo humano, puso una mano en su hombro: “Si te apartas y me dejas sanarlo, puedo hacer la vista gorda”.  

El hombre siseó “¡Los de tu calaña ya no sois guardias!” antes de darle al tiefling en el suelo una patada rápida con sus botas. “¡Vete a predicarle a un suplicante!”  

El paladín suspiró y desenvainó su espada. “Tu vida podía haber sido mucho más simple. Desafortunadamente,me has puesto en una posición en la que tengo que hacer las cosas más difíciles para ti”. 

 El golpe del hombre borracho no acertó al paladín, que se apartó a un lado y golpeó al hombre con la empuñadura de su espada en la nuca con un golpe eficiente y calculado. El hombre desenvainó su espada corta mientras se recuperaba del golpe -sólo para encontrar la espada del paladín atravesando sus tripas. Perdiendo completamente la consciencia, cayó al suelo... 

 … Sólo para despertar un momento después bajo las manos sanadoras del paladín. “¿Por... por qué me estás curando, tú, lelo... lelo...?  

El paladín le dio una patada a la espada corta del hombre para alejarla, diciendo “Porque tienes una chispa”. La borrachera se esfumó completamente con el toque sanador final del paladín. “Si deseas hablar conmigo, podemos discutir un rato acerca del tema”. 


Los Hijos de la Misericordia son la nueva versión de una facción muy antigua, renacida de sus cenizas durante la Guerra de las Facciones. Restablecidos por su actual líder, Arwyl Swansson, se han centrado en defender la justicia y el bien a lo largo y ancho de los planos. Aunque son un poco desorganizados, sus corazones son puros (para bien y para mal). Tratan de llevar la marca de la justicia a los planos, quieran estos o no. Pero en lugar de forzar a otros a adoptar sus puntos de vista, como hicieron sus predecesores, la mayoría se contentan con la creencia de que sus justas andanzas serán un ejemplo para el Multiverso. 

Filosofía: La justicia existe para garantizar un bien mayor.  
Apodos: Mártires.  
Cuartel general: Bitopia.  
Principales razas: Aasimar, humanos, zénitre.  
Principales clases: Clérigos, paladines, exploradores.  
Fáctol: Arwyl Swansson (LB macho humano Paladín17)  
Miembros prominentes: Dadkrilik (NB macho zénitre Clérigo -Illmater- 14), Thasala (LB hembra aasimar Paladín14) 
Alineamiento: Cualquiera bueno.  
Símbolo: Una mano tratando de agarrar una espada por el filo; la sangre corre sobre un fondo púrpura. Bordes oscuros se enroscan alrededor, simbolizando la omnipresente amenaza del mal. 



FILOSOFÍA  
La filosofía de los Hijos de la Misericordia gira en torno al “bien”, la nebulosa cualidad que caracteriza a los Planos Superiores. En general, sus creencias están aún en proceso de formarse mientras crece el número de miembros y las responsabilidades de la facción, pero tienen unos pocos principios que conforman la base de sus ideales.  

En primer lugar, los Hijos de la Misericordia creen que todas las criaturas tienen una chispa innata de bondad. Señalan a los demonios y diablos que se han “alzado” y se han unido a los Planos Superiores como prueba de que ninguna criatura está verdaderamente libre de potencial para el bien. Por supuesto, en algo como un yuggoloth es difícil ver esa chispa más que una vez cada miles de años, pero está ahí -o al menos eso dicen. Sin embargo, la mayor parte de las veces esas chispas son tan pequeñas que no merece la pena buscarlas, y los Mártires se dan cuenta de esto. Incluso aunque la mayoría de la gente los considera lelos idealistas, los Hijos de la Misericordia son lo suficientemente inteligentes que no todo el mundo, y especialmente los infraplanares, puede ser convencido de esto, y mucho menos ser capaces de mostrar un lado virtuoso.  

En segundo lugar; tan cierto como que no puedes obligar a un tío a creer verdaderamente en algo, tampoco puedes forzarlo a ser bueno. Aquí es donde la filosofía de los Hijos de la Misericordia difiere de la de otros grupos similares: creen que el mejor método para extender el bien es mostrar sus cualidades benéficas. Por supuesto que algunas veces podrás inflamar esa chispa de bondad obligando a criaturas malignas a realizar actos buenos, pero si abusas de ello estás creando tiranía, no extendiendo el bien. Por otra parte, algo completamente incorrecto para derrotar el mal es ir por ahí castigando a las almas malignas. Después de todo, ¿no va un alma maligna tras su muerte a los Planos Inferiores, donde tendrá la posibilidad de convertirse en una criatura axiomática del mal y posiblemente convirtiéndose en un peligro aún mayor? Aunque a veces se pueda luchar contra el mal por la fuerza de las armas, esto sólo debe hacerse en defensa de lugares y gentes buenas, como castigo más que como algo proactivo.  

Finalmente, la justicia sólo es verdadera si sirve al bien. Encerrar a la gente en prisiones o ejecutarlos puede ser a veces necesario, pero la justicia se aplica mejor con un acto bueno que contrarreste uno maligno, especialmente si quien realizó el acto maligno se reforma y realiza él mismo el acto bueno. Este es el propósito final de los Hijos de la Misericordia, y sus principios tienen fuertes vínculos con la facción original. Los Hijos de la Misericordia originales creían que la ley fue originalmente creada para fomentar el bien, pero fue pervertida para propósitos malignos por los mortales. La justicia se escindió de la ley, y por ello creen que la justicia debe ser preservada para asegurarse de que los inocentes son liberados. El viaje de Arwyl por los Planos Superiores y su “iluminación” lo empujaron a traer de vuelta las viejas enseñanzas, abrazándolas tan fuertemente como los Hijos de la Misericordia de antaño. Esto convierte alternativamente a los Hijos de la Misericordia en aliados y enemigos de las fueras de la ley y el orden, fiándose de su propio juicio que muchas veces tiene muy poco que ver con las leyes locales.  

BREVE HISTORIA 
Según los registros previos a la Gran Convulsión sobre los Hijos de la Misericordia, los Poderes -al menos los buenos- dieron las leyes a los mortales con la intención de mantener la paz, proteger a los débiles del daño y resguardar a l gente de sus propios vicios. Pero, en las manos de los mortales, las leyes fueron retorcidas. Fueron alteradas para servir a las necesidades de las élites, mortales malignos; o peor, las leyes se convirtieron en armas contra aquellos a los que debían proteger. 

La respuesta de los Hijos de la Misericordia originales a este dilema fue que, cuando la ley no servía a un bien mayor, es mejor ignorarla. Irónicamente, su idealismo quedó pervertido con la alianza que les permitió sobrevivir a la Gran Convulsión. Verás, los Hijos de la Misericordia nunca fueron un grupo muy numeroso, y ciertamente no lo suficientemente numerosos como para sobrevivir a los tiempos convulsos que estaban azotando Sigil en aquella época. Cuando la Dama del Dolor proclamó que sólo habría quince facciones, los Hijos de la Misericordia buscaron a otros que pudiesen ayudarles a preservar su facción... y encontraron a pocos que compartiesen sus ideales. Cuando su esperanza se estaba desvaneciendo, su desesperación fue creciendo a medida que sus ideales morían. Endurecidos por los combates entre las facciones, cayeron junto a los Mataplastas, una facción que creía que todos los problemas podían solucionarse por la fuerza. Aunque esa alianza hubiese sido impensable en tiempos de paz, la guerra rugía por todo Sigil, y los Hijos de la Misericordia estaban desesperados. De hecho, habían empezado a ver las cosas del mismo modo que los Mataplastas, viéndose forzados a matar y a hacer cosas aún peores sólo por sobrevivir. Mientras la Gran Convulsión llegaba a su final, ambos grupos se unieron, y la combinación de sus filosofías se convirtió en el núcleo de las creencias de los Eutanastas.  

Como Eutanastas, aplicaban la justicia... pero muchas veces a costa del bien, y algunas veces incluso para ganancia del mal. La justicia se convirtió en todo lo que importaba, y así los principios originales de los Hijos de la Misericordia fueron prácticamente olvidados. Durante los días finales de la Guerra de las Facciones, Arwyl Swansson, un paladín del plano material primario de Toril (un “caballero púrpura”, como dice le, sea lo que sea eso), vio a Alisohn Nilesia, fáctol de los Eutanastas, pervertir el código de los Eutanastas para llevar a cabo actos viles, y castigando con una intolerancia que asustaba incluso a los endurecidos ciudadanos de la Jaula. Arwyl traería un corazón puro a la facción, y trabajó para reclutar a gente buena que pensase como él para tratar de cambiar la facción a mejor.  

Cuando Alisohn Nilesia desapareció, Arwyl aprovechó la oportunidad para largarse de los Eutanastas con sus seguidores, reformando los Hijos de la Misericordia. Renacidos de esta forma, los Hijos de la Misericordia han luchado para librarse de su herencia Eutanasta. Ayudaron a estabilizar Sigil en los meses posteriores a la Guerra de las Facciones, tomando el lugar de guardias de la ciudad y carceleros que el Harmónium había dejado vacante. Sin embargo, los Mártires (como la gente empezó a llamarlos) estaban demasiado verdes para manejar todo el asunto. Demasiados criminales conseguían escapar de ellos, y en ocasiones dejaban escapar a los culpables debido a razonamientos morales. Se encontraban sobrepasados: tratar de compatibilizar sus creencias con la responsabilidad de ser guardianes de la ciudad y además dirigir la prisión produjo resultados inciertos en el mejor de los casos, y una incompetencia abrumadora en los peores. Tras unos seis meses, el Concilio de Asesores de Sigil aprobó una moción con la que liberó a los Hijos de la Misericordia de sus responsabilidades de mantener la ley y el orden en Sigil, una moción que muchos Mártires recibieron con alivio. Aún así, varios de sus miembros continúan en la guardia de la ciudad, pese a que la facción ya no la dirija (y podría decirse que dejaron su marca). Aunque sea más severa que cuando estaba dirigida por Arwyl Swansson,la guardia de la ciudad se preocupa más por la ciudadanía de Sigil de lo que nunca lo hicieron el Harmónium o los Eutanastas. Además, los Mártires utilizan su influencia allí para tratar de aplicar su filosofía del justo castigo.  

Después de que los Hijos de la Misericordia fueran relevados de sus tareas oficiales en Sigil, Arwyl Swansson cayó en la melancolía, preguntándose si habría un lugar en los planos para sus ideales. Y de ese modo viajó por los Planos Superiores, tratando de encontrar algo que fortaleciese su resolución y que diese un nuevo propósito a su facción. Fue tras charlar con el líder de los Guardianes, el príncipe Azlan, cuando Arwyl sintió sus principios renovados, y ambos grupos han sido aliados desde entonces, casi hasta el punto de la simbiosis. Mientras continuaba su viaje por los Planos Superiores, sus debates y sermones incrementaban la reputación de los Hijos de la Misericordia, y muchos querían unirse a la facción. Regresando a Sigil tras varios años de viaje, ha publicado desde entonces sus Siete Libros de la Misericordia, que contienen las lecciones aprendidas en su peregrinaje. Aunque los Hijos de la Misericordia se han fragmentado durante su ausencia, Arwyl está decidido a impedir que la facción sufra el mismo destino que sus predecesoras. Mucha gente es escéptica respeto al destino de los Mártires, y aún está por ver si sus ideales soportarán la prueba del tiempo.  


OBJETIVOS  
El primer y más importante objetivo de los Hijos de la Misericordia es ver que la verdadera justicia llega a quienes la merecen, y ver libres a todos aquellos apresados por una justicia retorcida o falsa. Un sorprendente número de ellos se dedican a la pluma en lugar de a la espada, aprendiendo el laberíntico código legal de Sigil y los agujeros que contiene. Trabajan defendiendo a la gente buena en los juzgados, y también escribiendo para extender el mensaje de la facción. Otros Hijos de la Misericordia, sin embargo, siguen prefiriendo la espada, y se dedican a administrar justicia, siguiendo sus raíces Eutanastas. Aunque los Mártires no son tan eficientes como era el Harmónium o como son los Matplastas, ninguno de los detenidos que han traído ha demostrado finalmente ser inocente. Esos Mártires se dedican a tareas como cazarrecompensas o vigilantes,protegiendo el bien contra el mal. Aunque hay unos pocos que utilizan la facción como excusa por venganza, avaricia u otros fines innobles, la facción ha demostrado que es fundamentalmente buena, eliminando de raíz a los menos virtuosos de entre ellos.  

Sin embargo, unos pocos miembros han llegado a la conclusión de que ha de hacerse una buena acción por cada una maligna, ¿no pueden realizarse acaso las buenas acciones con pasta? Ciertamente el oro puede apoyar comedores para pobres, orfanatos y mucho más... oro arrancado de las manos de criminales y monstruos. Así, algunos Mártires han comenzado a pedir dinero a los criminales en lugar de pedirles que cambien de vida. Pese a las protestas de Arwyl, esta práctica continúa creciendo. Después de todo, hacer el bien no pone comida en tu mesa, y algunos miembros necesitan algo más de apoyo del que los Hijos de la Misericordia proveen (o eso dicen ellos).  

Una de las mayores tareas de los Hijos de la Misericordia ha sido limpiar Sigil de las bandas de muertos vivientes y seres de los Planos Inferiores que fueron desatadas en Sigil durante la Guerra de las Facciones. Están bastante preocupados por aquellos que pueden suponer un peligro para las gentes de Sigil, y han ayudado a eliminar a algunos de los más peligrosos monstruos que quedaron como secuela de la Guerra. Algunos Hijos de la Misericordia, especialmente aquellos que han perdido a familiares y amigos a manos de los monstruos, cazan a estas criaturas con motivaciones más oscuras de lo que admitirían.

Arwyl Swansson, mientras tanto, está reenfocando sus esfuerzos en tratar de mantener unida la facción. Varios grupos dispares están empezando a reñir -guardias contra vigilantes, bandas enfrentadas de cazarrecompensas, “reformadores” contra “castigadores”- y por ello lo observan, como ejemplo de lo que debería ser la facción. Para este fin han abierto un nuevo negocio en Sigil: El Santuario. Algunos han acusado a Swansson de imitar a los Mataplastas, pero la verdad es que el Santuario ofrece servicios que no compiten directamente con el Gremio de Mercenarios. En lugar de eso, se centra en tareas de investigación y recuperación, y otras similares. Y si ven que eres una persona buena, lo más probable es que ni siquiera tengas que pagar por sus servicios. También sirve como refugio seguro para gentes de cualquier raza, facción o alineamiento, mientras no hayan cometido ninguna acción injusta. A cambio, se espera que los huéspedes contribuyan con su trabajo en las tareas del Santuario, pero para los planares huyendo de demonios o cosas peores es más que justo. 

Sin que Arwyl Swansson lo sepa, una pequeña secta está creciendo en el interior de los Hijos de la Misericordia, una que piensa que liberar a aquellos injustamente encerrados por los Eutanastas fue solo el principio. Verás, alguien ha estado aprisionando injustamente a la gente en Sigil desde mucho antes que los Eutanastas. Docenas, probablemente cientos de matasietes, son mantenidos en prisión, y pueden o no merecerla. 

Y su carcelera es la Dama del Dolor.  

Este grupo cree que los Laberintos pueden -y deben- deshacerse. Después de todo, ¿no fueron encerradas personas buenas en ellos durante la Guerra de las Facciones, como Erin Montgomery o Ambar Vergrove? No han informado a Arwyl de sus actividades, creyendo que encontrarán un método efectivo para deshacer uno de los Laberintos y podrán presentárselo al fáctol. Piensan que, Aunque la Dama sea imparcial o neutral en su mayor parte, eso no significa que sea buena ni justa. Además, uno sólo tiene que recordar la destrucción del templo de Aoskar como ejemplo de la crueldad de la Dama. Esos miembros saben que están caminando por un sendero peligroso, y no quieren poner en riesgo al resto de la facción. Al menos es lo que se dicen a sí mismos; el miedo a lo que pueda decirles Arwyl es probablemente el verdadero motivo de su secretismo. Su principal problema es que es muy difícil saber quién está dentro de un Laberinto hasta que lo abres...  



ALIADOS 
Los Hijos de la Misericordia tienen bastante en común con el Harmónium, incluso aunque la mayoría de los Cabezones encuentran a los Mártires demasiado desorganizados e ineficientes para llevar a cabo sus fines. Del mismo modo, han encontrado unos buenos amigos en los Donadores de Anillos. Aunque la filosofía de ambas facciones parece extremista a los Mártires, han cooperado en trabajos y acciones de caridad en los últimos años con las dos facciones. Sorprendentemente, los Mártires también han empezado a trabajar con la Cábala de la Desolación, apoyando los manicomios y comedores para pobres que dirigen los Desolados. Como les pasa a muchos otros grupos, los Desolados los ven como idealistas, pero nunca se quejan cuando vienen a echar una mano. La verdad es que los Hijos de la Misericordia están tan desesperados por conseguir aliados que no dudan en ayudar a quien sea siempre que sus medios y sus fines sean puros.  

Muy recientemente los Hijos de la Misericordia han llegado a una alianza muy cercana con los Guardianes del Elíseo, y ambos grupos han combinado con éxito sus esfuerzos en varias ocasiones, hasta el punto en que las diferencias entre ambos grupos están desapareciendo. Los Guardianes del Elíseo son una pequeña secta dedicada a la protección de los Planos Superiores, y el apoyo de los Mártires les ha ayudado a crecer y expandirse, y viceversa. Asumiendo que ningún desastre separe irremediablemente ambos grupos, es probable que en una década o así acaben unificándose. Si esto llega a suceder, sin duda cimentará la posición de los Hijos de la Misericordia en el Multiverso.  

ENEMIGOS 
En general, la opinión de muchos planares es que los Hijos de la Misericordia están liderados por un primario que no comprende verdaderamente los planos. Arwyl Swansson es visto como un idealista con una perspectiva que quizá pueda funcionar en un pequeño continente de un pequeño plano material primario, pero se estrellará contra la realidad de los planos en una década o así. Esto ha sido una bendición y una maldición. Aunque hace difícil el reclutamiento de nuevos miembros y los convierte en un blanco de burlas para los planares más cínicos, también les ha permitido continuar sus actividades sin granjearse ningún enemigo importante. Aunque la visión del típico guardia Mártir bonachón y crédulo se haya convertido en un arquetipo en la comedia en Sigil, también ha hecho que sean considerados como poco más que una molestia por aquellos que deberían ser sus enemigos jurados, poco más que un defecto en el Multiverso que pronto será subsanado por el discurrir natural de las cosas. 

Irónicamente, un grupo de alineamiento bueno se ha convertido en lo más parecido que los Hijos de la Misericordia tienen a un enemigo. La Orden Militante Planar ha chocado con los Hijos de la Misericordia, especialmente en Bitopía, donde han estado tratando de reclutar fuera de su territorio. Un enfrentamiento silencioso ha comenzado entre ambos grupos por el control de los corazones y almas de los Planos Superiores, un enfrentamiento que pronto puede volverse violento si la Orden Militante Planar sigue reclutando en Bitopía.
 

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