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domingo, 20 de mayo de 2012

Bestiario del Viejo Mundo: Bestias de Cieno



VISIÓN COMÚN

"Pintura azul. Eso es lo que más recuerdo. Sus pinturas azules. Bien, eso y su cosa, claro. Verás, este hombre estaba pasando por el pueblo en el que estaba comerciando. No era el mayor de los mercados, con eso de estar lejos del camino, pero el Jabalí Gordo es una taberna tan buena como cualquier otra. De todos modos, ese joven viajero estaba cubierto de las marcas azules más intrincadas que jamás haya visto. He estado en Marienburgo, luego conozco una o dos cosas de tatuajes de marineros, pero los símbolos que adornaban a ese harían que los demás parecieran garabatos. Llevaba esa... esa cosa con él. Era más alta que un caballo de tiro y estaba cubierta con un hábito manchado que apenas podía contenerla. Por suerte tuvo que esperar en el establo, o habríamos tenido problemas. Ya que, según resultó, algunos de los lugareños estaban planeando mandarla a paseo. Por fortuna para ellos, sus palabras calmadas hicieron que se olvidaran de ello. Verás, esa noche atacaron unos asquerosos hombres bestia, y el vagabundo pintado de azul y su, este, compañero de viaje, los hicieron huir casi ellos solos. Verás, ¡hasta vi a esa cosa desenraizar un árbol y empalar a una criatura con cabeza de toro con él!"
JOACHIM, BUHONERO

"Oh, sí, he oído hablar de ellas, pero todo es una gran mentira. Verás, a algunos ogros listos (algo muy poco común) se les metió en la cabeza que si se cubrían de fango y actuaban como 'monstruos del pantano' podrían asustar con facilidad a los viajeros y hacer que dejaran abandonadas sus cosas. Sirve para demostrar lo crédula que es la gente de pueblo. ¿Yo? Nunca me engañarían con ese truco. Claro que la razón por la que los ogros quieran hacer eso se me escapa."
ERICH EL ESCURRIDIZO

"Olía a podredumbre. Como agua estancada o marga de una ciénaga. No caminaba tanto como rodaba hacia adelante, chorreando todo el rato por su piel limo rancio, corrompiendo el suelo por el que caminaba. Peter se lo hizo encima y corrió nada más verlo. Nunca se lo he tenido en cuenta; mis miembros se quedaron sin la mayor parte de su fuerza cuando me miró. Aún así conseguí darle un mandoble o dos, pero mi espada tuvo tanto efecto como lo tendría si se clavara en un pantano. No fue hasta que Thiokol le dio a probar un poco de su martillo de guerra cuando realmente nos prestó atención. Mató a cuatro hombres antes de que lo derribáramos. Incluso cuando estuvo en el suelo intentó volverse a levantar. Sólo cuando Diehl clavó una buena cantidad de acero tileano en la espalda de su maestro, dejó de moverse."
LEONHARD, MERCENARIO



EL OJO DEL SABIO

Las bestias del pantano, según se dice, son originarias de la isla envuelta en nieblas de Albion, una antigua tierra que se pensaba hasta hace bien poco que no era más que una leyenda, cuando la casualidad permitió su redescubrimiento y el rumor de sus riquezas se esparció por el Viejo Mundo. Aventureros, expediciones e incursiones de toda raza y nación encontraron su camino hasta las orillas cubiertas de niebla de Albion, don de lucharon para reclamar algunas de las "vastas riquezas" de la isla para sí. Los rumores dicen que la mayoría de ellos no encontraron nada aparte de una dolorosa muerte entre las antiquísimas rocas Ogham que cubren la isla. Las rocas Ogham son piedras cubiertas de runas que, supuestamente, canalizan el poder mágico. Los sabios del Imperio creen que es gracias a estas rocas que las bestias del cieno pueden llegar a existir.

"Son horribles criaturas, creadas por rituales místicos en lugares abandonados en lo profundo de los pantanos insondables de Albion, donde algún caminante perdió antes su vida. Sus formas suelen estar hechas de barro del pantano y detritus de las ciénagas. Sus gritos son tan extraños como tristes. Una especie de hechicero suele acompañar a las bestias del cieno, pero no siempre. El espíritu que habita en su interior busca contínuamente venganza contra los vivos, y por eso matan sin parar a menos que sus maestros les digan lo contrario. Un sacerdote de Morr puede hacer que una de ellas descanse, pero no es tarea fácil."
METRIOUS NULL, DE "EN LA ISLA CUBIERTA DE NIEBLA"

Las bestias del cieno han sido vistas en el Imperio desde hace ya varios años. De hecho, existen algunos sabios que especulan que la primera aparición de una bestia del cieno fue varios años antes del redescubrimiento de Albion. Sea como sea, ahora un pequeño grupo de ellas vaga por el Viejo Mundo. Lo razonable sería que se mantuviesen en los pantanos, pero han sido vistas en los bosques del Imperio, así como en las montañas. Lo que quieren, e incluso si quieren algo, es motivo de debate entre los sabios.

"Te digo que son construcciones mágicas, carentes de voluntad propia. Sin otra voluntad que las dirija, permanecerían inmóviles durante horas, aunque te garantizo que sus formas rezumantes podrían continuar moviéndose lentamente, pero eso es tan sólo indicativo de su estado natural. Son asesinos estúpidos, no muy diferentes de las formas más básicas de muerto viviente. Sin embargo, creo que su naturaleza elemental les hace más peligrosos que cualquier esqueleto. Sus capacidades de recuperación se dice que rivalizan con las de los trolls, y esto tiene sentido, aunque sospecho que necesitarían de una inmersión, o al menos una exposición a un pantano, para reemplazar el tejido perdido."
WALDEMARR, SABIO DE NULN

Algunos cazadores de brujas están preocupados con la actual aparición de bestias de cieno en el Imperio. Aunque existen algunas piedras Ogham en el Viejo Mundo, son distintas a las de Albion, y todas ellas se encuentran lejos de los pocos pantanos del Imperio. Viendo que la mayoría de bestias del cieno parecen tener algún tipo de maestro que las dirija, esto sugiere que un hechicero o un nigromante ha descubierto un nuevo modo de crear bestias de cieno, una oscura posibilidad que ni a los cazadores de brujas ni a los sacerdotes de Morr les gusta en absoluto.

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