VISIÓN COMÚN
"Sabía que era una mala idea desde el comienzo, pero su Señoría insistió en su trebuchet, y la única fuente de madera que había cerca era Athel Loren. Cierto número de campesinos del este rehusaron en tomar parte, varios de ellos declarando que se enfrentarían a cualquier castigo antes de acercarse al bosque. Una ronda de latigazos y golpes no tuvo efecto alguno en su resolución. Mi señor estaba totalmente enfurecido. Después de calmarse, sus nervios sin duda aplacados por las decapitaciones, puso algo de plata en el proyecto y declaró que él los dirigiría personalmente. Eso permitió que voluntarios suficientes crearan una fuerza de trabajo adecuada. Más de los que sentir pena. Corderos para el matadero. Nos llevó hasta el borde del bosque y no escuchó cuando uno de los más bravos plebeyos insistió en que deberíamos usar sólo madera que hubiera caído de forma natural, y nos ordenó cortar varios árboles directamente. Una hora más o menos desde que cayera el primer árbol escuchamos un espeluznante grito atravesar los árboles y que provocó que todos tembláramos. Mi señor lo consideró un lobo o alguna otra bestia, y nos ordenó que aligeráramos. Aún así se detuvo todo el trabajo cuando los troncos de los árboles se apartaron y fluyeron como si estuvieran hechos de agua. De los bordes del bosque surgió una criatura que consideraba una mera leyenda. Era como un roble y no lo era. No lo puedo explicar mejor. El hombre árbol avanzó e hizo retumbar una sola palabra con una voz como un centenar de ramas rompiéndose a la vez: '¿POR QUÉ?' Su Señoría buscó una respuesta apropiada y por fin consiguió algo en la línea de 'Por los derechos de parlamento, yo...' Cualquier otra cosa que fuera a decir se perdió en el terreno embarrado cuando el hombre árbol le dio un golpe tan fuerte desde arriba que tanto mi Señor como su caballo murieron instantáneamente. Conforme el hombre árbol sacaba su enorme puño de madera del suelo y de la ruina que eran antes mi Señor y su caballo, el resto de nosotros huimos."
ROCH-OLIVER, TERRATENIENTE BRETONIANO
"Mientras el noble Magnus cabalgaba hacia el norte, marché hacia el oeste contra una horda de hombres bestia que estaba atravesando (pensé que sin oposición) a través de los pasos de las montañas Grises. Nuestro viaje fue rápido y el día fue duro, pero su fin dio paso a una visión que nunca esperé contemplar en todos los años de mi vida, y una victoria inesperada. Al pie de las montañas nos encontramos con el mayor campamento de hombres bestia que jamás hubiera visto. Aunque tenía una compañía de más de un centenar, estábamos tan superados como para un diez a uno. Aún así escogí dar la orden de cargar, sabiendo que sería la última. Conforme me preparé para elevar mi voz escuché la llamada fuerte y sonora de unos cuernos de plata que resonaban por las laderas de las montañas. Para mi sorpresa los bosques empezaron a moverse, como si estuvieran marchando movidos por los cuernos. Cuando los árboles alcanzaron las líneas improvisadas de los hombres bestia, unas formas enormes urgieron de entre ellos, pareciendo para el mundo como árboles que estuvieran jugando a ser hombres. A sus pies corrían hermosas damas que cambiaron ante nuestros ojos en demonios aulladores que atravesaron la horda del Caos antes de volver a cambiar una vez más en mujeres que reían. Mis hombres me miraron para ver cuál iba a ser mi reacción. Mis pensamientos se perdieron cuando me di cuenta de que un gran número de hombres bestia estaban encendiendo antorchas. Hice señales hacia ellos diciendo 'Ahí están los que quieren quemar el bosque', y cargué. Tomamos a los hombres bestia por sorpresa desde atrás, y salimos victoriosos. Conforme la batalla estaba acabando, uno de los hombres árbol más grandes avanzó aplastando de forma casual a los hombres bestia conforme iba hacia mí. Sus ojos eran del tamaño de escudos, pero no detecté malicia en ellos, y pareció mirarme con interés. Nos estudiamos durante un tiempo, hasta que al final habló. Su voz era como el crujido de una casa vieja junto con el burbujear de un arroyo. 'Bienhallado, señor caballero. Gracias por eliminar a los portadores de la llama. Podrían haber sido... difíciles de manejar'. A mi vez le agradecí el destruir a las tropas del Caos. 'Jarrump. Despojador. Viles criaturas. Son antinaturales, no son en absoluto parte del bosque'. Hizo un gesto hacia el norte con un largo brazo de madera. 'Una hora de viaje, un campamento de los Brillantes, a quienes llamáis elfos silvanos. Decidles que venís con la bendición de Durthu. Comida y descanso a salvo para ti y para tus hombres'. Se dio la vuelta y se marchó casi tan rápido como un caballo puede correr, con sus grandes zancadas llevándolo con facilidad dentro de las sombras de los árboles. Un trovador me dijo más tarde que se me había concedido el privilegio de encontrarme con uno de los legendarios hombres árbol de Athel Loren y sobrevivir para contar la historia. Por Sigmar, esto son tiempos interesantes."
ROLAND CALTHRACT, GRAN MAESTRE DE LA ORDEN DEL ESCUDO ROTO, TOMADO DE LAS HISTORIAS DE LA GRAN GUERRA CONTRA EL CAOS
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