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jueves, 30 de mayo de 2013

La batalla de las Fauces (Relato clásico)


Al día siguiente de que los enanos se adentraran en el Paso del Perro Loco se dieron cuenta de que era notablemente peligroso. Sus empinadas laderas están atestadas de fortificaciones goblin y por sus rocosas pendientes hay multitud de cuevas y túneles poblados por malvadas criaturas. Duregar puso sus esperanzas en la determinación de los enanos para mantener el ejército a salvo. Mientras los enanos se adentraban en la boca del paso fueron atacados por un enorme ejército de orcos y goblins, el cual aparentemente había estado esperando para atacarlos por detras una vez se hubiesen movido hacia el sur. Los enanos soportaron una fuerte presión al principio, pero eventualmente lograron hacer huir a los orcos con la ayuda de sus formidables cañones. Esta batalla llegó a ser conocida más adelante como la Batalla de las Fauces, un nombre muy adecuado si se considera la manera en la que los orcos atacaron a los enanos cerrándose sobre ellos como si fueran las propias mandíbulas del Perro Loco.
Durante la batalla destacaron cinco Matatrolls que atacaron y destruyeron a tres enormes trolls que estuvieron a punto de acabar con el propio Duregar. Solo dos de los Matatrolls sobrevivieron. A uno de ellos se le escuchó quejarse de que no hubo suficientes trolls para matarles a todos.
Aunque los Orcos y Goblins fueron derrotados ellos solo representaban una pequeña parte de la horda de Skarsnik. Cuando Skarsnik tuvo noticias de la derrota de esa división organizó un gran festín de setas y ordenó a sus chamanes destilar un licor a base de Hongoz Zombreroloko para sus Fanáticos. Los Cazadores de Garrapatos fueron enviados a los profundos túneles a cazar más garrapatos de las cavernas Mientras que sus Chikoz Duroz fueron enviados a cazar más trolls de piedra por las montañas. Mientras los enanos se dirigían hacia el sur los goblins los observaban desde las colinas, informando de sus movimientos mediante intensas señales de humo y el resonar de sus tambores de guerra.

Skarsnik se sentó sobre su trono de hierro y esperó. en ese intervalo de tiempo se permitió un poco de regocijo mientras daba de comer los enanos que habían sido capturados a Gobbla -el maloliente y mentalmente desequilibrado Garrapato de las Cavernas-, el cual se hallaba firmemente encadenado a su pata izquierda. El por qué la desquiciada criatura nunca había mordido a Skarsnik era un problema lleno de misterio. Realmente mordía cualquier cosa.
El ejército de Duregar se movía con paso firme hacia el sur hasta que alcanzó la entrada este del Paso de la Muerte. El Portón Este de Karak Ocho Picos se ocultaba a varias millas en el interior del paso a través de un amplio valle repleto de antiguas rocas y salpicado de tumbas en ruinas de los ancestros enanos. Los enanos avanzaron en formación, convencidos de que recibirían un ataque procedente de las laderas de la montaña, las cuales se ocultaban ominosamente por la antigua carretera enana.
El Portón Este había sido construido miles de años atrás, en un lugar donde se encuentra una larga cresta que desciende y se estrecha durante un kilómetro o menos. Los enanos de la antigüedad habían construido ahí su puerta a la que una vez fue una enorme e impenetrable fortaleza, pero que ahora era poco más que un amasijo de rocas desperdigadas a las cuales conducía la carretera. A la puerta estaba conectada una grisácea torre de vigía mediante una elevada calzada, desde la cual se podía observar a cualquiera que se aproximara desde el valle. Casi en ruinas, la torre había sido reconstruida y fortificada por los goblins de Skarsnik. Ahora estaba plagada de arqueros goblin, en la cima habían colocado una catapulta, dirigida por fieros orcos.
Mientras los enanos marchaban adelante, los orcos y goblins se pusieron a cubierto en sus escondrijos por las pendientes a izquierda y derecha. Tras ellos una marea de orcos se colocó en el pasillo de manera que no pudieran escapar. Los enanos estaban rodeados por todas partes de enemigos. Sobre las apretujadas filas comenzaron a caer enormes cascotes y piedras desde el lanza-rocas Duregar ordenó avanzar, poniendo sus esperanzas en conseguir atravesar el Portón Este. Mientras los enanos avanzaban,hacia las primeras filas de goblins nocturnos un grito de júbilo en masa resonó entre los pielesverdes y de su formación salieron los Fanáticos goblins nocturnos con sus bolas encadenadas. Se lanzaron sobre los enanos alocadamente, dando vueltas como peonzas. Muchos fueron abatidos bajo virotes de ballesta, otros se desviaron de la trayectoria de los enanos, pero alguno de ellos logró golpear a los enanos, matando montones de ellos antes de desplomarse exhaustos.

Los enanos avanzaron. Los goblins nocturnos situados frente a ellos fueron abatidos fácilmente, pero tan pronto lograron abrir una brecha hacia la puerta aparecieron más goblins nocturnos que cargaron para contenerlos. Los arqueros gonlin nocturnos hicieron llover flechas desde la torre de vigilancia. Los enanos fueron golpeados por flechas con plumas negras y goblin nocturnos por igual, pero los arqueros continuaron disparando a discreción, ignorando el sufrimiento que infligían sobre sus compañeros.
La situación parecía desalentadora para los enanos. casi la mitad de su ejército había sido destruído en su avance inicial hacia la puerta. La horda goblin parecía haber disminuido enormemente. Duregar, con típica terquedad enana, dirigió sus tropas hacia un pequeño montículo, los restos de una antígua tumba enana, para realizar su última resistencia. Mientras los enanos se preparaban para el inevitable asalto, hubo una enorme explosión y la puerta de entrada quedó reducida a añicos y una nube de polvo. Mientras se aclaraba la polvareda Duregar pudo ver enanos que salían de la puerta hacia ellos. los confusos goblins nocturnos se dispersaron dejando pilas de cadáveres a su paso. Se trataba de Belegar y los enanos de Karak Ocho Picos. Habían avanzado hacia el este desde el otro lado de la puerta y habían aniquilado a los goblins de la retaguardia al cogerlos por sorpresa, antes de volar la puerta con pólvora.
Comenzó a reinar el desorden entre los goblins nocturnos y los orcos. Skarsnik, que estaba observando la batalla desde una posición privilegiada en la ladera de las montañas, vio a su ejército flaquear. Para los enanos se trataba de un respiro muy necesitado. Los ejércitos enanos se encontraron en un mar de sangre y cuerpos verdes. Formaron una única y férrea escuadra y el combinado ejército comenzó a avanzar firmemente hacia la puerta. Antes de que se encontrasen a medio camino, los orcos y goblins se reagruparon. cuando observaron los pocos enanos que quedaban se restableció su confianza. Nuevamente lanzaron rocas con la catapulta que aplastaron a varios enanos e hicieron caer flechas sobre sus filas.
Muchos enanos cayeron al suelo abatidos bajo las flechas que quedaban clavadas en sus cuerpos, pero aún más lograron llegar a la puerta. Soltaron garrapatos de las cavernas sobre los enanos, pero muchos cayeron a manos de los Matatrolls mientras otros corrían salvajemente mientras mordisqueaban a los goblins nocturnos, arrancando brazos y cabezas antes de desvanecerse en las montañas. Duregar y Belegar habían llegado al oeste tras aplastar a los pocos goblins que aún permanecían frente a ellos. Los goblins nocturnos siguieron hostigando a los enanos durante todo el camino hacia la ciudadela, pero gracias a sus armaduras pesadas y resistencia natural apenas hubo bajas. Al caer la noche Skarsnik dominaba el campo de batalla, pero Duregar y Belegar habían escapado de sus redes.
Aunque no resultó tan catastrófica como pudo haberlo sido, la Batalla de la Puerta Este acabó siendo una estrepitosa derrota para los enanos. Casi la mitad de las fuerzas enanas habían sido asesinadas y aunque Skarsnik había perdido muchos buenos guerreros, fueron perdidas que podía permitirse fácilmente. Los enanos se habían metido en un cuello de botella en el interior de la ciudadela y aunque no fueron destruidos, no iban a ir a ninguna parte. Skarsnik tuvo que aplastar otros enemigos, y lanzaría enormes ataques contra Karak Azul, Barak Varr, y a través de las Tierras Baldías durante el transcurso de los tres veranos siguientes. Gobbla, su enormemente hinchado y eternamente hambriento garrapato de las cavernas estaría bien alimentado. Aunque es contenido una y otra vez, el poder de Skarsnik continua creciendo a día de hoy, y su control sobre las montañas que hay alrededor de Karak Ocho Picos sigue intacto.

martes, 28 de mayo de 2013

Las fotos del torneo

Aquí van las fotos del Torneo que prometí: como son del orden de noventa, no he comentado ninguna: juzgad por vosotros mismos xD. (Abrir las imágenes en una nueva ventana/pestaña para ver en tamaño original)