miércoles, 22 de abril de 2015

Una oda Ladillesca


Hace unas semanas que salió a la venta (y en internet) "Coprofonía", el último disco de Mamá Ladilla. Dada la devoción que me provoca este grupo, me gustaría haceros una pequeña exposición para que le deis un tiento.


Mamá ladilla es una banda capitaneada por Juan Abarca. Este individuo ha mantenido siempre una postura dirigida a destruir las falsedades e incoherencias de las que solemos hacer gala los seres humanos. Es muy difícil que, entre todas sus canciones, no encontremos por lo menos un par de ellas con las que nos sintamos identificados y nos obliguen a reflexionar. También es muy dado a plasmar en sus libros y versos diversos tipos de historias, cuentos o fantasías que bien le habrán costado la salud estomacal a más de uno, y sobre todo a más de una.

En cuanto a su estilo musical, puedo afirmar que está pensado para que no le guste a todo el mundo. Suele utilizar melodías o ritmos más o menos comunes, pero en la mayoría de sus temas hace uso de cambios constantes que despistan mucho. Lo que quiero decir con esto es que su música no es para nada intuitiva, nunca sabes cómo la va a desarrollar. Un ejemplo, el comienzo de "Los Charlies". Parece una melodía de lo más intuitiva, pero al final te folla la oreja al tocarla a lo Ramoncín (perfectamente mal), con perdón de la expresión. Otro ejemplo; en "Érase una canción" define la que creo que es su propia historia con una melodía muy agradable, la historia de un músico que no quiso venderse para que sus creaciones pudieran ser apreciadas sólo por aquellos que lo merezcan.


Otra de las cosas que me llaman la atención sobremanera es el uso y el jugo que es capaz de sacarle a nuestro lenguaje. Los juegos de palabras y los dobles o triples sentidos de las palabras hacen que te quedes con el culo torcido, pensando en qué es lo que ha querido decir realmente. La canción que mejor define esta premisa es "Cunnilingus post mortem". Muchas de sus estrofas parecen auténticos trabalenguas, y de hecho, algunas lo son. Por otro lado y en lo que se refiere a mi caso personal, he de decir que solo ha sacado dos o tres canciones de amor a lo sumo, y son las canciones de amor más sinceras y honestas que jamás escucharéis en los Cuarenta Principales. Estas son "Primavera", y "Melodías imposibles".

Desde hace un tiempo, y en lo que se refiere a la admiración que podemos sentir las personas hacia otras figuras o personalidades por su relevancia y/o capacidades, he intentado ser más fan que fanático; por esto intento hablar de las cosas que me gustan con un poco de crítica, y en cuanto a Juan Abarca, pues... decir que tiene una malsana obsesión con la mierda. Eso es todo.

2 comentarios:

  1. vivia el niño borracho en la abadia odiaba al nigromante el nigromante le odiaba xD

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    Respuestas
    1. Vivía en Marqués de Vadillo y yo evadía, evadía yo (x4).
      Vivía en una abadía, odiaba al abad y el abad me odiaba,
      vivía en una abadía, el abad me odiaba y yo odiaba al abad.
      Vivía en marqués de Vadillo y yo evadía, evadía yo.
      Trescientos sastres de tripi se atrincheraban en el trastero.
      Cien mil zulús "enlazaos" alucinan con una luz azulada.
      Quince cosacos castizos cosen camisas casa por casa.
      Postrados en un camastro mascaban mucosa dos moscovitas.
      Avelino convino conmigo, el lacón con vino combina bien.
      Un clon de Kevin Kline lacaba la calva de Calvin Kleine.
      Vivía en Marqués de Vadillo y yo evadía, evadía yo.
      Le voy a pedir un chándal y un par de chanclas a Santa Claus.
      Dos gatos con gota gatean entre mi toga y mi tanga, ¡qué gusto!

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