viernes, 13 de junio de 2014

Aenar (por Elric)

Criado en el seno de una familia noble de Caledor, el joven Aenar llevaba una vida acomodada y despreocupada, pero carente de emociones.

Hacía relativamente poco tiempo que había terminado el servicio militar que debe prestar cada ciudadano de Ulthuan... y se había quedado con ganas de más. La vida de regente de una pequeña población en las más escarpadas montañas de Caledor no era lugar para él.



Su viejo padre le había concertado un matrimonio con una joven de una casa mejor posicionada que la suya. Los absurdos planes de su viejo padre solían salir bien.

La llegada de la chica a su vida, una pariente lejana suya que acababa de conocer rompió con todos sus esquemas. Él, que siempre había soñado con el derramamiento de sangre y la gloria en los campos de batalla como le corresponde a un noble de Caledor, se mostraba ahora, perezoso.

Cuando yacía con ella, no se consideraba merecedor de tales placeres que no se había ganado, y añoraba las maniobras en los bosques; recorrer con sus compañeros las casas de placer de la capital.

Era joven; ninguna guerra ni conflicto desde su nacimiento lo habían llamado a las armas. Se sentía confuso.

Anhelaba ese tipo de vida, pero no se consideraba capaz de dejar aquello que acarreaba consigo. En ocasiones, divagaba sobre la manera de escapar y dejar atrás todas sus ataduras.

El día de su centenario, estando reunidas las casas de Thalion y Caltherion, su prometida Albavielle se retrasaba. El temperamental Aenar, propenso a discutir siempre con ella debido a la infantil e impertinente personalidad de la joven a quien creía amar (cuanto menos, era la única a la cual no dejaba sola en el lecho tras inventarse cualquier excusa), fue a buscarla a la casa de invitados donde se alojaban los Caltherion.

La escena que presenció lo marcó como un hierro al rojo vivo durante el resto de sus días.

Su posesión más preciada, el motivo de su orgullo, ¡el reflejo de sus sueños!, se encontraba entrelazada en su cama con una criatura vagamente humana. Atravesó la habitación pronunciando un furioso rugido plagado de maldiciones en diversos dialectos élficos. Arrastró a la desdichada como Isha la trajo al mundo hasta la sala de ceremonias y, ante el atónito público, desenvainó la espada ceremonial que llevaba atada a su cinto y la decapitó, salpicando a sus familiares con la sangre de la muchacha, para luego relamer de su cara las gotas que le habían salpicado

2 comentarios:

  1. Spoiler del personaje especial exclusivo de la Reedicion del libro de Altos Elfos... Contara con 2 versiones. Podra incluirse en cualquier ejercito salvo Skavens, Altos Elfos y Hombres bestia. Si, caos y Elfos Oscuros podra...

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