lunes, 12 de mayo de 2014

La Gran Guerra contra el Caos (Imperio, 6ª edición)

En el año ciento cincuenta y siete del reinado de Finubar el Vavegante. Informe del Alto Mago Teclis a la Torre de Hoeth.

Sire Belannaer,

En respuesta a su demanda de un informe acerca de mi misión en el reino de los hombres, le envío la presente. En este pergamino he recogido la suma de todos los conocimientos cosechados durante mis batallas y viajes a través de esta extensa y peligrosa tierra.

El calendario del Imperio empieza a contar desde el año de la coronación de Sigmar (año 1); pero, como puede imaginarse, se trata de una mera especulación basada en datos imprecisos. El actual Emperador, Magnus el Piadoso, fue coronado en el año 2304.

En el lejano norte del Viejo Mundo, mucho más allá de las fronteras del Imperio, existe un desierto de arena y piedras cambiantes donde periodos de creciente actividad mágica inundan las tierras dejando a su paso rocas extrañamente deformadas y un paisaje desolador. Esta castigada zona es conocida por los hombres del Imperio como la Desolación del Caos o los Desiertos del Norte; y está rodea de una tierra sólo un poco menos distorsionada y corrupta de árboles y piedras deformes llamada Territorio Troll.

Todas estas tierras están al norte del Imperio, más allá de la fría tierra de Kislev. Los desiertos están habitados por todo tipo de criaturas monstruosas; y es aquí donde los ejércitos del Caos dominan con más fuerza. Cuando los vórtices de magia soplan con fuerza, el reino del Caos se expande, los Desiertos del Norte son engullidos y los ejércitos del Caos avanzan a través del Territorio Troll dirigiéndose a Kislev y al Imperio. Cuanto más avanzan estos ejércitos del Caos hacia el Sur, la consiguiente matanza fortalece más los vórtices mágicos y el Reino del Caos crece aún más, amenazando con desbordar las regiones más norteñas. La mayor extensión que ha logrado jamás el Reino del Caos fue durante la Gran Incursión del Caos, conocida entre los hombres como la Gran Guerra contra el Caos.

El poder del Caos había aumentado gradualmente durante algunos años. Los Hombres Bestia proliferaban en los oscuros bosques y muchos asentamientos humanos apartados tuvieron que ser abandonados. La honda división entre las provincias del Imperio aseguraba que nadie tuviera suficientes fuerzas para hacer frente a los Hombres Bestia. Guerreros del Caos y forajidos humanos procedentes de las guerras se unieron a los Hombres Bestia y a otras malignas criaturas. A medida que el poder del Caos crecía, el portal de disformidad empezó a vomitar magia oscura sobre el mundo y el Reino del Caos se expandió terriblemente deprisa.



En el invierno del año 138 del reinado del Rey Finubar, los ejércitos del Caos comenzaron su marcha hacia el Imperio potenciados por la creciente oscuridad de sus fuerzas. Los demonios marchaban con ellos, alimentados por la energía mágica sobrenatural que les daba vida y, por todas partes, los agentes del Caos se volvieron mucho más poderosos. En el corazón del Imperio, los adoradores y hechiceros de los Dioses Oscuros emergieron de sus cónclaves secretos para atacar la sociedad humana desde dentro.

Con la llegada de los fríos días de invierno del Viejo Mundo, los ejércitos del Caos atacaron. Las tierras del Norte de Kislev fueron tomadas rápidamente. Un poderoso ejército compuesto por Kislevitas y tropas del Conde Elector de Ostland fue totalmente destruido al Norte de Praag; y el ejército del Caos avanzó sobre las colinas más occidentales de las Montañas del Fin del Mundo. La primavera del año siguiente se recuerda como la más fría habida en siglos y, por entonces, el ejército del Caos marchó sobre Praag cruzando el río Lynsk tras destruir un contingente Kislevita que defendía sus puentes. Con el último de los ejércitos defensores derrotado, las hordas del Caos avanzaron sobre Praag y la pusieron bajo asedio.

El asedio de Praag duró toda la primavera y el verano, periodo durante el que los bravos defensores lograron mantener a raya a la mayor parte de las fuerzas del Caos. Pero a mediados de invierno, a medida que el año llegaba a su fin, Praag cayó y las hordas del Caos se desperdigaron por la ciudad. El creciente Reino del Caos se extendió por la ciudad engulléndola, por lo que Praag cambió para siempre. Sus murallas y sus edificios se derritieron para tomar formas inhumanas e infernales; aquellos ciudadanos que tuvieron la mala fortuna de estar aún vivos fueron arrollados por el torbellino y sus cuerpos vivos se fusionaron con los propios muros de la ciudad, siendo imposible distinguir el hombre de la piedra. Caras distorsionadas miraban de forma lasciva desde los muros, miembros agonizantes surgían del pavimento y pilares de piedra gritaban con voces enloquecidas que una vez brotaron de labios humanos. Praag se había convertido en una pesadilla viviente y en una gran advertencia de lo que ocurriría si los ejércitos del Caos conquistaban la tierra.

Los restos del derrotado ejército kislevita huyeron hacia el sur y empezó a correr el rumor de su derrota por todo el país. De entre la confusión y el pánico de aquellos tiempos desesperados surgió un líder: Magnus, un noble de Nuln. Posteriormente se le conocería como Magnus el Piadoso debido a su inquebrantable fe al culto de Sigmar y en los ideales nacionalistas que Sigmar aún representaba para el dividido Imperio.

Magnus era un gran orador cuyos inspirados discursos tuvieron una masiva y rápida aceptación entre la gente sencilla del Imperio. Marchó hacia el norte de ciudad en ciudad arengando a la gente en mercados y plazas, con lo que consiguió reunir a su alrededor un ejército de tropas devotas. Los Condes Electores y Burgomaestres reconocieron en Magnus al líder al que todos seguirían, Así que pronto el ejército de ciudadanos fue reforzado con soldados de las diferentes provincias y con tropas de los propios Condes Electores. Fue en ese momento cuando el barco de Pieter Lazlo, enviado por Magnus en busca de ayuda, alcanzó las costas de Ulthuan. Como ya sabe, el hermano Yrtle, el hermano Finreir y yo mismo nos ofrecimos voluntarios para ir al Viejo Mundo en ayuda del asediado Imperio. Llegamos justo a tiempo para unirnos al ejército de Magnus, un ejército desesperadamente necesitado de protección contra los oscuros poderes de los hechiceros del Caos.



Cuando el ejército de Magnus alcanzó la escarpada roca sobre la que se alza Middenheim, era la fuerza más grande de la historia del Imperio; por lo que Magnus tuvo que dividir sus tropas en dos ejércitos, ya que ningún asentamiento era capaz de facilitar la cantidad de comida y agua necesaria para tal masa de hombres.

El primer ejército, compuesto sobre todo por Kislevitas y tropas de caballería ligera, marchó con total celeridad hacia Praag con la esperanza de levantar el asedio. El hermano Finreir les acompañó, pero ya era demasiado tarde; así que, deteniéndose sólo para destruir parte de la retaguardia del ejército del Caos, volvieron hacia el sur con rapidez en pos del ejército enemigo principal.

El hermano Yrtle y yo nos unimos al segundo y más numeroso ejército. Conducidos por el propio Magnus, marchamos hacia el norte en dirección a Kislev esperando poder aprovisionarnos en la capital antes de seguir nuestro camino. Descubrimos que Kislev ya estaba siendo asediada por las hordas del Caos y nos lanzamos al ataque de inmediato. La ciudad estaba siendo defendida por las últimas tropas que quedaban del ejército kislevita y una gran hueste de Enanos que se había dirigido hacia el norte tan pronto la noticia de la caída de Praag fue conocida en los salones de Karaz-a-Karak. Concentrado en los atrapados defensores, el ejército del Caos no estaba preparado para el enérgico asalto del ejército de Magnus; así que, inicialmente, la batalla inclinó a nuestro favor. Las fuerzas del Caos fueron arrasadas y sus líderes no tuvieron oportunidad de evitar la matanza generalizada; no obstante, pronto la increíble superioridad numérica de las fuerzas del Caos empezó a manifestarse y el ejército de Magnus fue gradualmente empujado hacia un círculo defensivo.

Cuando un enloquecido Guardián de los Secretos atravesó nuestras filas, el hermano Yrtle dio su vida en un heroico intento de destruirle. Sus esfuerzos debilitaron al demonio y entonces fui capaz de eliminar a la abominación, pero la nuestra fue una terrible pérdida. Los enanos que se hallaban en Kislev intentaron hacer una salida para ayudar a Magnus, pero fueron contenidos y forzados a volver tras los muros de la ciudad.

Mientras el ejército del Caos se reagrupaba para su golpe final, los kislevitas que regresaban de Praag aparecieron por el norte y golpearon la retaguardia del Caos. Atrapadas entre nada más y nada menos que tres ejércitos, las hordas del Caos dudaron y cargaron en todas direcciones, desconcertadas y confundidas por el nuevo giro de los acontecimientos. Los kislevitas estaban presos de una furia salvaje provocada por lo que habían visto en Praag, así que el ejército del Caos comenzó a desmoronarse bajo su implacable ira. Magnus aprovechó la oportunidad para cargar con sus tropas, mientras que los defensores enanos y kislevitas que quedaban salían de la ciudad. Las tropas del Caos se desmoralizaron y huyeron, cayendo a miles mientras intentaban escapar. El Viejo Mundo se había salvado y el Reino del Caos volvió a retraerse hacia el Norte.

Magnus fue elegido emperador el año siguiente. Los condes Electores no pudieron oponerse a su designación: el pueblo lo pedía y no se lo podían negar.

Magnus el Piadoso comenzó inmediatamente a restaurar el orden en las provincias del Imperio y, desde entonces, se está revelando como un Emperador extremadamente capaz. Los sirvientes del Caos fueron aniquilados en los bosques y muchas tierras salvajes y abandonadas hacía mucho tiempo han vuelto a ser colonizadas.

El hermano Yrtle fue enterrado con grandes honores; y Magnus, posteriormente, nos pidió al hermano Finreir y a mi que enseñáramos los secretos de nuestra magia a su pueblo. Este nuevo emperador conoció de primera mano la importancia de la magia como arma para mantener a raya a las fuerzas del Caos y necesitaba que los hombres pudieran desarrollar la capacidad de defenderse por sí mismos de las fuerzas de las tinieblas. Tras largo debate, decidimos acceder y, con vuestra autorización, comencé a instruirles en los caminos de la magia. Los hombres no son tan hábiles como los de nuestra raza en el control de los Vientos de la Magia, pero han demostrado ser estudiantes extremadamente hábiles en el control de la magia elemental. He fundado una academia en Altdorf conde varios hombres seleccionados de todo el Viejo Mundos se reúnen para aprender los antiguos secretos de la Magia. Esta institución se conoce como los Colegios de la Magia y está dividida en Ocho Órdenes , cada una de las cuales está especializada en un saber de la magia elemental. Le agradará saber que muchas de las normas principales de aprendizaje de Hoeth se aplican aquí también. Elegí a Volans, mi estudiante más prometedor, como Patriarca Supremo de los Colegios de la Magia y le dejé el poderoso bastón del hermano Yrtle como símbolo de su posición.

Sabiendo que mi trabajo aquí ha finalizado, echo de menos la paz de la Torre Blanca, así que estaré pronto de regreso en nuestro amado Ulthuan.

Que la verdad os acompañe.

Teclis

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