martes, 3 de septiembre de 2013

¡De regreso!


Por el Norte circularon extraños rumores sobre el renacimiento de un viejo mal. El Consejo de los Trece creía que había destruido a Nagash. Estaban equivocados: un ser tan poderoso, tan conocedor de la No Muerte, no podía ser eliminado tan fácilmente. Su forma corpórea había sido destruida, pero su espíritu seguía vivo. Espero más allá de la muerte, todavía ligado al mundo por la presencia de su garra, su corona y su tumba. Nagash había planeado hacía mucho tiempo la posibilidad de su muerte, y parte de su espíritu y su poder saturaba su corona, permitiéndole seguir en contacto con el mundo de los vivos. Aunque tardaría siglos Nagash volvería, y al hacerlo, lo haría de la forma más espectacularmente horrible.

Su cuerpo había sido incinerado en los hornos de Nagashizzar. De su cuerpo sólo quedaron unas partículas de fino polvo negro, esparcidas por el mundo. Estas partículas fueron atrayéndose entre sí una a una. A lo largo de los siglos, estos fragmentos minúsculos empezaron a condensarse sobre la Desolación de Nagash, formando putrescentes gotas negras que poco a poco fueron desplazándose centímetro a centímetro por todo el país hasta la Pirámide Negra de Nagash en Khemri. El sarcófago fue llenándose poco a poco (a razón de una gota al año) de este líquido negro, formando una oscura crisálida de la cual renació su maligno ser. Cuando el fluido solidificó, algunas partes siguieron endureciéndose hasta formar huesos. Por encima de este oscuro esqueleto crecieron órganos antinaturales. Trozos de venas como gusanos penetraron en los músculos recién formados. Un siniestro caparazón de piel ósea empezó a cubrir su masa. Sólo la mano derecha, amputada por Alcadizaar, no volvió a crecer. Una fría noche, siglos después de ser derrotado por los Skaven, la tapa del sarcófago se abrió y Nagash surgió de él, renacido una vez más en el mundo.




Finalmente, he regresado de mi Tártaro particular (ya sabéis, el trabajo :P), y vuelvo a tomar las riendas de la Biblioteca. Estoy bastante satisfecho con el trabajo del Niño Borracho en mi ausencia, así que he decidido zombificarlo permanentemente para que siga escribiendo entradas para la Biblioteca, de modo que seguiréis viéndolo por aquí periódicamente.

Nagash llego a las puertas de su antigua fortaleza y exigió que se rindiera. El comandante Skaven de la guarnición le miró y maldijo, insultándole en su propio idioma. Nagash le mató con una palabra, y abrió las puertas de Nagashizzar con otra. Ya que él mismo las había forjado y conocía todas las órdenes secretas a las que respondían. En una noche, las fuerzas de Nagash barrieron el Pozo Maldito y aniquilaron a los sorprendidos Skaven, expulsándoles de la ciudad.

Ha sido un mes duro, pero vengo con ganas de escribir. Tengo ganas de hablaros de Magic y las cartas que he adquirido, de Warhammer y los nuevos Hombres Lagarto, de Planescape y las facciones restantes, de la partida de rol de Ravenloft que está terminando... Todo eso y mucho más próximamente en la Biblioteca...

Mientras tanto, voy a ir limpiando los destrozos que han hecho los skaven en mi ausencia... ¡¡¿¿Qué??!!  ¡¡Mi Piedra Bruja!! ¡Han gastado casi toda! ¡Malditas ratas! ¡Mi venganza será terrible!

8 comentarios:

  1. Bienvenido de vuelta!! Te se echaba de menos, a pesar de los esfuerzos del escriba skaven...XD

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    1. Con una buena Danza Macabra de Vanhel, mi escriba skaven-zombi seguirá escribiendo de vez en cuando xD

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  2. Agitaré mi brazo por haber perdido tan suculento trono...

    Se te echaba de menos. ;)

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