lunes, 24 de septiembre de 2012

Eltharion (relato clásico, 3)

(Ir a la segunda parte)


En su gran sala del trono, Moranion recuperó la consciencia y deseó no haberlo hecho. Sentía un terrible dolor. En el trono del señor elfo se sentaba Grom, sobre cuyos anchos hombros se hallaba la capa de piel de lobo de Moranion. Estaba flanqueado a su izquierda por el malvado viejo chamán, y a su derecha por un jorobado bufón goblin. Cuando intentó hablar, el bufón lo golpeó con una vejiga de orco inflada. Cuando trató de moverse descubrió que sus pies estaban clavados a una tabla de madera. Los goblins creían que esto era muy divertido.

En titubeante lenguaje humano, Grom preguntó cosas y alardeó de su conquista de Tor Yvresse. A través de sus magullados labios, Moranion lanzó una carcajada. Le dijo a Grom que esta no era la ciudad, que tan solo era un puesto avanzado. Durante un segundo hubo silencio, entonces Grom rió también. Estaba contento, hasta ahora había juzgado a los elfos demasiado débiles para dignarse a preocuparse por ellos.

La horda se puso de nuevo en marcha con rapidez. Grom ordenó atar desnudo a Moranion al frente de su carruaje. Al alejarse de la fortaleza, Moranion derramó amargas lágrimas, su hogar ancestral ardía en llamas. En el momento en el que miró por última vez, el tejado se vino abajo. Una estructura que había estado en pie durante dos milenios había sido destruída en un día por una tribu de bárbaros irracionales que no se daban cuenta de lo que acababan de destruir.

Durante todo ese largo día avanzaron a través de una tierra desierta y que estaba siendo arrasada con rapidez. Los exploradores de la horda habían masacrado poblaciones enteras de ciervos y habían talado árboles que habían formado parte del paisaje durante años. Campos de irremplazables hierbas medicinales, los únicos ejemplares de su especie, habían sido pisoteados por pies enfundados en botas de hierro. Los goblins arrancaban las flores y las esparcían, riendo como niños crueles. Siguiendo las instrucciones de Colmillo Negro, todos los menhires encontrados por la horda eran derribados. Al atardecer, el suelo se estremeció por un pequeño temblor. Solo Moranion, de todos los miles de seres presentes, comprendió lo que eso significaba. Sabía que pronto la marea de terribles energías mágicas crecería de nuevo con consecuencias catastróficas sobre Ulthuan y el mundo. Se estremeció al oír las insensatas carcajadas de Colmillo Negro. En la oscuridad pudo ver los ojos del chamán, que brillaban intensamente por la energía recién absorbida.

Al amparo de las sombras, los exploradores elfos supervivientes se deslizaron al interior del campamento entre los durmientes goblins. Encontraron a Moranion todavía atado a la parte delantera del carruaje en el que dormía Grom. Fueron tan silenciosos que ni los lobos se despertaron. Podrían haber conseguido liberar a Moranion, pero Grom era un goblin viejo y no dormía profundamente. Sintió la vibración de su carruaje al ser retirado el peso de Moranion y despertó con un rugido. Dos exploradopres elfos se abalanzaron sobre él. Grom agarró apresuradamente su hacha y los degolló.

Los elfos levantaron a su caudillo y corrieron entre los guerreros que comenzaban a despertar. Grom llamó a los arqueros. Los elfos se dividieron y corrieron en diferentes direcciones. Un grupo de elfos fue rodeado y se dispuso a resistir hasta el inevitable final. Los otros casi alcanzaron el lindero del bosque. En el mismo borde fueron abatidos por disparos de flechas. El propio Moranion cayó con dos flechas clavadas en su espalda. Intentó arrastrarse. Al hacerlo, otra flecha alcanzó su cuerpo y quedó inmóvil.



En ese instante, en el lejano norte de Ulthuan, el hijon de Moranion, Eltharion, yacía al borde de la muerte. Su respiración era superficial; los latidos de su corazón, lenot; y su frente estaba fría. Aun así, sus ojos se abrieron de golpe. Sintió una sombría presencia en la habitación y su padre se apareció ante él. La cara del viejo elfo estaba pálida y demacrada, sus ojos brillaban con una frialdad azulada y flechas de cruda fabricación sobresalían de su pecho. El hijo se estremeció, sabiendo que su padre había muerto.

El fantasma brilló y le habó, diciéndole que debía vengarle y detener a los causantes de todo ese dolor. Para salvar su tierra tendría que matar a quienquiera que llevase la túnica de lobo de su padre. Eltharion se incorporó hacia su padre, pero la mano de su padre se desvaneció antes de que pudiera estrecharla. Al mirar Eltharion hacia abajo, donde había estado el fantasma de su padre, tan solo vio la Espada Colmillo, la antigua reliquia familiar. Se inclinó y recogió la espada; sus nudillos palidecieron al cerrarse alrededor de la negra empuñadura del arma.

Cuando sus guerreros entraron en el pabellón de seda, se sorprendieron al ver a su comandante en pie. Eltharion parecía un muerto. Su mirada era fría, sus mejillas estaban hundidas y cuando habló había un amargo borde cortante en su voz que no tenía antes, y que ya nunca le iba a abandonar.

Montó en su grifo de guerra, Ala de Muerte, y ordenó a sus guerreros embarcar de nuevo en sus navíos. Les dijo que regresaban a casa. Nadie se atrevió a contradecirle. En lo alto y fuera de la vista de sus tropas, Eltharion maldijo a los dioses. El fuerte soplido del aire en sus oídos fue su única respuesta.

A medida que las fuerzas de Grom avanzaban hacia el sur empezaron a encontrar más resistencia. Destacamentos de exploradores de Tor Yvresse lanzaban rápidos ataques al flanco de la columna. Por la noche veían extrañas luces parpadeando entre los bosques, y cuando despertaban por la mañana los centinelas habían desaparecido. La tierra temblaba a veces bajo sus pies como una bestia azotada. Tuvieron algunas bajas, pero la sólida presencia de Grom y su liderazgo los tranquilizó.

(Continúa mañana)

7 comentarios:

  1. Pobre Grom aunque hubiera conquistado ulthuan se abría hundido a los cinco minutos XD

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  2. Así me gusta, que rindas tributo a la noble estirpe de Aenarion tras aprender de lo que es capaz.

    Tzeeeeeetch!! ¿por queeee? ¿por que nos envías a todos morir?- Gruñó el hechicero contemplando la masacre de su ejercito antes de escapar en su disco.

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    Respuestas
    1. No se cuestiona la voluntad de Tzeentch: el Señor del Destino y el Mutable Flujo del Tiempo tendrá sus buenas razones para mandar a mis hombres a morir xDD

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    2. Tal vez haya pensado en vender su alma a Khorne y cambiar el disco por un flamante juggernaut

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    3. Nada; su alma pertenece a Tzeentch, y la derrota es sólo una pequeña parte de un plan mayor xD

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  3. Tzeentch manda a sus hombres a morir porque se abure y no echan nada decente por la tele XD

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