domingo, 25 de marzo de 2012

Bestiario del Viejo Mundo: Cambiaformas (y 3)

(Ir a la segunda parte)


NUESTRAS PROPIAS PALABRAS

"Ser escogido por Tchar y recibir su bendición y así convertirse en uno de los cambiaformas no es algo que deba ser tomado a la ligera. Es un honor más allá de ningún otro, aunque en ciertos momentos es una pesada carga. Los que están marcados con la fuerza de transformarse por completo siempre están destinados a la grandeza y al mando entre mi pueblo. Recibí el toque de Tchar hace dos inviernos, después de que mi barba hubiera salido. Durante una batalla contra algunos Graelings, sentí la necesidad de clavar mis dientes en el cuello de mi enemigo, luego lo hice. Su sangre caliente corrió por mi lengua, derramándose sobre mi armadura, y aullé en señal de victoria a los cielos. Fue sólo después de que cayera sin vida a mis pies cuando comprendí que mi mandíbula medía doce pulgadas más que antes del comienzo de la lucha, por no hablar del pellejo marrón en mi hocico.  Los cambios desaparecieron conforme lo hizo el alboroto de la batalla, pero ahora viene a voluntad. Algunos de los otros cambiaformas han perdido la capacidad de seguir caminando como los hombres, pero yo no. Al menos, no todavía. Los cambiaformas que oyen la llamada de la bestia demasiado fuerte deben ser confinados hasta que se los necesita. Quizás un día yo también aullaré en busca de sangre desde las altas cavernas y esperaré para tener la oportunidad de matar, pero no hoy."
SORGRIM OLAFSSON, GUERRERO BJORNLING



"La primera vez que cambié estaba mirando una de las lunas. Parecía tan perfecta, tan pacífica, que quise cantar mi gozo para que todos lo escucharan. Eché hacia atrás mi cabeza y mi grito cambió de repente a un aullido. Quedé asombrada, pero no asustada, porque me sentí... bien. Corrí por el bosque esa noche, con mis nuevos y afinados sentidos abiertos a todo un mundo nuevo para mí. Los cazadores de brujas dicen que debo estar maldita, que me he relacionado con el Caos. No he hecho tal cosa. Yo rezo a Sigmar. Nunca he hecho daño a nadie que no intentara hacerme daño a mí primero. Cuando las fuerzas del conde vampiro Manfred vinieron para atacar el pueblo en el que yo estaba, mis habilidades me permitieron saberlo mucho antes e inicié una alarma que salvó muchas vidas, aunque las autoridades del Imperio me llamarían mutante y me matarían si pudieran. ¿Sabes qué es lo que más ha cambiado de mí? Ahora estoy feliz de no ser una humana, porque sois una raza pequeña y mezquina."
RENATA, MUJER LOBO VESTIDA DE ARTISTA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...