lunes, 21 de noviembre de 2011

La isla de sangre (capítulo 13)


El Capitán Ulthrain caminaba de un lado a otro sobre la cubierta del Orgullo de Finubar. “¿A qué te refieres?” dijo, intentando elevar su voz sobre el agitar de las lonas y el aullido del viento.

“Mire” le respondió el navegante, señalando a la feroz tormenta. “Tenemos un nuevo amigo. Y observe cuán rápido se desplaza.”

El capitán se cubrió los ojos del rocío del mar y miró las ondeantes banderas blancas. Varios navíos estaban siguiéndolo en su despertar. Pudo nombrar a varios de ellos con facilidad, pero se quedó boquiabierto de la impresión. Se encontraba bastante rezagada del resto de la flota, pero avanzaba cortando el oleaje con una velocidad imposible. Sus altas velas eran empujadas por un viento antinatural, soplando en directa contradicción al clima prevaleciente. Mientras el misterioso buque era empujado sin cesar hacia ellos, lo hacía como si fuese impulsado por el mismísimo aliento de Asuryan.

“Las águilas del príncipe han debido llevar sus mensajes bien lejos” dijo. “No hay motivo para alarmarse. Ésa es claramente un navío de Ulthuan – fijaros en sus colores.”

El navegante entrecerró los ojos para observar mejor el distante navío. Era difícil de distinguir sus estandartes a través de la espuma, pero pensó que podría fijarse mejor en el diseño: un dragón marino de color blanco sobre un fondo azul. “Correcto” respondió finalmente. “No tenía dudas de su lealtad. Nunca había visto una nave desplazarse como esa.”

El capitán asintió y se giró para mirar hacia el navegante con un brillo en su mirada de color azul grisáceo. “¿Puedes sentirlo, Meniath? Preguntó, con una tímida sonrisa dibujada en los bordes de sus labios.

El navegante frunció el ceño. Entonces se apartó el pelo mojado de su cara y le devolvió al capitán la sonrisa. “Sí, capitán. Puedo sentirlo. Hay algo en el aire.”

El capitán posó la mano sobre su hombro. “¡Nos encontramos a punto de hacer historia!” gritó. “He sentido que los dioses nos observan desde que el Príncipe Jinete de Tormenta nos ordenó poner rumbo hacia la isla. Tanto para bien como para mal, no lo sé, pero el día de hoy pasará a los anales a través de nuestro pueblo. Estoy seguro de ello.” Miró hacia atrás para observar de nuevo la nave que se aproximaba rápidamente. “Algo importante está a punto de suceder.

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